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Un horizonte vertical. Catalina Fara
Читать онлайн.Название Un horizonte vertical
Год выпуска 0
isbn 9789874161505
Автор произведения Catalina Fara
Жанр Документальная литература
Серия Caleidoscópica
Издательство Bookwire
Se puede trazar una genealogía en la construcción de una tradición paisajística urbana local a partir de la identificación de topos o fórmulas que se repitieron para representar la ciudad, los cuales constituyen un inventario de posibilidades compositivas y de motivos, teniendo en cuenta el repertorio disponible de la cultura material como construcción colectiva. Para entender la relación entre la forma urbana y sus representaciones es necesario analizar sus funciones y contradicciones, y cómo fueron originadas y utilizadas. Los paisajes fueron dispositivos de intercambio, como ejemplos de las diversas apropiaciones visuales del espacio y como una forma de construcción de identidades. Para ello, es preciso delimitar mapas que permitan visualizar los lugares representados y sus formas de circulación, para encontrar coincidencias y sincronicidades antes que comparaciones. Así será posible trazar los circuitos vinculados con las redes de sociabilidad que generaron una geografía imaginaria de la ciudad. Sin perder de vista la función que la imagen adquiere según el contexto (documental, científica, artística, etc.), es posible definir los paisajes en términos de la materialidad de los sitios por donde transitaron quienes se ocuparon de plasmarlos. El significado de un lugar procede así de una memoria constituida por un ensamblaje de relaciones, acontecimientos, sensaciones e interpretaciones, en las que el espacio es practicado, cartografiado y conceptualizado. Por lo tanto, las representaciones más allá de su referencia inmediata plantean una lectura más profunda, como testimonio de los recorridos de los artistas y su relación con el entorno. Siguiendo la propuesta de Michel de Certeau, el espacio geométrico de la ciudad es comparable a una estructura gramatical, con una normativa de la que se puede disponer. (21) Es un terreno por recorrer, un espacio heterogéneo, socialmente producido por una trama de relaciones materializadas en las prácticas sociales. El andar por las calles es, entonces, un acto de enunciación que deshace las superficies legibles de la traza urbana para generar nuevos discursos frente a las fuerzas hegemónicas. El caminante se vale de esta organización y con sus recorridos combina, irrumpe y teje su propia historia al hilo de sus itinerarios en y acerca de la ciudad. Por eso una de las hipótesis que sostiene esta investigación es que cada artista elaboró una “cartografía visual” de Buenos Aires a partir de sus diversas experiencias exploratorias, que expusieron la memoria y la historia de la ciudad en sus obras. En este sentido, han sido pioneros los estudios de Denis Cosgrove, quien propuso indagar el rol de las imágenes en la construcción de los órdenes discursivos de la geografía, poniéndolos en relación con las diferentes prácticas de decodificación del espacio. (22)
Este libro puede enmarcarse en un extenso y heterogéneo conjunto de análisis que provienen de diferentes disciplinas acerca de los discursos sobre la ciudad. (23) Entre los autores que han estudiado la vinculación entre la teoría social de la modernidad y la experiencia de la metrópolis es fundamental la propuesta de David Frisby, quien plantea diversas entradas a la experiencia urbana moderna a partir de un enfoque teórico anclado en la obra de Siegfried Kracauer, Georg Simmel y Walter Benjamin. (24) En Latinoamérica, tanto desde la historia como desde la sociología, se destacan la labor de José Luis Romero acerca del papel de las ciudades en el proceso histórico latinoamericano y las reflexiones de Néstor García Canclini sobre la construcción de imaginarios urbanos. (25) Sin embargo, en nuestro país el estudio específico sobre la manera en que las sociedades se representan a sí mismas y construyen códigos de comprensión de la vida urbana a través de las manifestaciones artísticas y, específicamente, mediante las representaciones del paisaje solo aparece de manera tangencial en el marco de estudios más amplios sobre historia, crítica y cultura urbana. Entre ellos, para el caso de Buenos Aires, es preciso citar en primer lugar el libro de Beatriz Sarlo, Una modernidad periférica, donde analiza el mundo intelectual, cultural y literario de las décadas de 1920 y 1930, para comprender la manera en la que se experimentaron las transformaciones urbanas. La autora define el caso particular de la construcción de una “cultura de mezcla” propia de una “modernidad periférica”, conceptos esenciales que han sido retomados desde diversas disciplinas. (26) Siguiendo el enfoque y la metodología propuesta por Sarlo, Adrián Gorelik piensa la ciudad a través del análisis de las diferentes dimensiones que componen su materialidad a lo largo del tiempo (urbanismo, arquitectura, literatura, arte). Este autor ha desplegado pormenorizados estudios en numerosos artículos sobre la cultura urbana porteña, sin embargo, el más relevante ha sido sin dudas su libro La grilla y el parque, esencial para entender los procesos de modernización de Buenos Aires desde mediados del siglo XIX. (27) También en esta línea, Graciela Silvestri se centró en el paisaje cultural del Riachuelo y examinó la relación entre valores simbólicos, representaciones paisajísticas y referentes ambientales de esa zona de la ciudad. Planteó una historia de la forma territorial y la formación histórica de las imágenes del río. La autora profundizó y amplió luego estas cuestiones para estudiar las figuras del paisaje en el Río de la Plata en relación con la construcción de la nacionalidad en su libro El lugar común. (28) Cabe destacar el trabajo de Margarita Gutman junto con Thomas Reese, central en el estudio de los imaginarios de la ciudad en el Centenario, y el análisis de esta autora sobre las representaciones del futuro de Buenos Aires que circularon en diversos medios gráficos a comienzos del siglo xx. (29) También Marta Mirás analizó las representaciones del espacio público a través de sus fotografías alrededor de 1900, como forma de construcción de una imagen urbana colectiva, y propuso el estudio de las prácticas fotográficas para descifrar los modos de apropiación y valoración de la arquitectura y el espacio de la ciudad. (30)
Por lo tanto, el enfoque multidisciplinario ha sido fundamental para abordar la complejidad de las representaciones del paisaje urbano, partiendo de una aproximación contextual para descubrir un universo de posibilidades formales y de significado. Para ello se han trazado “pinceladas a contrapelo” en un heterogéneo conjunto de casi seis mil imágenes relevadas, junto con documentos y textos que componen los relatos de la transformación de la ciudad en una metrópolis. Las reformas materiales significaron un cambio en los modos de vida urbana y en el ritmo de circulación de personas y objetos, que requerían prácticas, costumbres y experiencias de percepción hasta entonces desconocidas; en este contexto, la prensa periódica en particular fue una guía para procesar esta situación y fue un vehículo clave en la conformación de la cultura visual en la Argentina. (31) Se investigó la presencia de imágenes del paisaje urbano (visuales y literarias) tanto en publicaciones de tirada masiva e interés general (Caras y Caretas, La Prensa, La Nación, entre otras) como en las especializadas en arte y cultura (Martín Fierro, Contra, Revista de Arquitectura, etc.). (32) Las mismas fueron puestas en relación con pinturas del paisaje urbano que circulaban por otros canales, por ejemplo, aquellas exhibidas en el Salón Nacional de Bellas Artes. El objetivo fue pensar las relaciones entre el arte expuesto en el ámbito de las instituciones oficiales y la divulgación de fotografías en la prensa, reflexionando sobre sus mutuas influencias y modos de apropiación de motivos, elementos simbólicos y encuadres. Las imágenes son abordadas a partir de ejes