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humana. Enferm Infecc Microbiol Clin. 2014;32(4):250-8(5).

      Recomendaciones

      1.En todo PVVS debe evaluarse el riesgo de fracturas desde el punto de vista clínico, con una historia clínica detallada que incluya la identificación de factores de riesgo.

      2.Realizar la DEXA a partir de los 50 años en varones y en la posmenopausia en mujeres.

      3.Se recomienda la herramienta FRAX para evaluar el riesgo de fractura.

      4.Se recomienda realizar DEXA de control a los 10 años si la primera fue normal o está ligeramente disminuida; a los 5 años si hay osteopenia moderada, y al 1 o 2 años si el t-score es < –2,50.

      5.Todo paciente adulto con infección por VIH debe corregir su estilo de vida y disminuir los riesgos modificables relacionados con el desarrollo de osteoporosis.

      6.Se recomienda la ingesta de 800-2000 unidades/día de vitamina D y de 1000-1500 mg/día de calcio.

      7.La TAR debe seguir los mismos lineamientos que en todo paciente adulto; pero debe incluir TAF en lugar de TDF, o usar como alternativa ABC/3TC o FTC.

      8.Como tercera droga se debe usar de preferencia un INI como RAL, DTG o EVG.

      9.Evitar el uso de IP.

      BIBLIOGRAFÍA

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      2.Brown TT, Qaqish RB. Antiretroviral therapy and the prevalence of osteopenia and osteoporosis: A meta-analytic review. Vol. 20, AIDS. 2006. p. 2165–74.

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      14.Tsai MS, Zhang JY, Sun HY, Liu WC, Wu PY, Yang CJ, et al. Performance of fracture risk assessment tool in HIV-positive male individuals aged ≥45 years on suppressive antiretroviral therapy. J Int AIDS Soc. 2019;22(8):4–11.

       RIESGO CARDIOVASCULAR Y VIH

      Autora: Dra. Rosa Terán Terán, Dra. Ana María Gómez Jaramillo

      Así como la sobrevida de los pacientes con infección por VIH ha mejorado con el tratamiento ARV, también se ha incrementado el riesgo de enfermedades no relacionadas, sobre todo las cardiovasculares y metabólicas. Estas se manifiestan como consecuencia de los efectos adversos de la TAR (dislipidemia, esteatosis hepática, lipodistrofia, diabetes mellitus), y existen otras comunes como la hipertensión arterial (HTA), la resistencia a la insulina y otros trastornos metabólicos (1).

      En los pacientes infectados por el VIH, a más de los factores asociados con la TAR, existen algunos relacionados con la infección como la deficiencia inmune crónica, la activación inmune y la inflamación (2). El RCV se incrementa con la edad, y tiene mayor prevalencia e incidencia en los PVVS. Las complicaciones como la enfermedad cerebrovascular (ECV) y la diabetes mellitus son comunes; su etiología multifactorial es debido a la interacción de los factores asociados al envejecimiento, al tabaquismo, a las alteraciones lipídicas, al uso de cocaína, a la infección en sí y a los efectos de los ARV (3). Se ha reportado una mayor tasa de eventos cardiovasculares, es decir, 1,5 veces más en los pacientes con infección por VIH, que en la población de control (4).

      Riesgo cardiovascular y su relación con la infección por el VIH

      En una cohorte de veteranos con infección por VIH se encontró que tenían un riesgo mayor y significativo de padecer infarto agudo de miocardio (IAM), comparado con las personas de iguales características demográficas sin infección; pese a que se ajustaron los factores de riesgo según Framinghan, las comorbilidades y el consumo de sustancias. El hazard radio (HR) de padecer IAM en los pacientes de esta cohorte, fue de 1,48 (CI: 95%); concluyéndose que la infección por VIH es un riesgo independiente para esta afección (5).

      Existen diferencias en los factores de RCV entre pacientes infectados y no infectados.

      En un estudio realizado en EUA, en pacientes infectados, se encontró una mayor prevalencia de tabaquismo, HTA, diabetes mellitus y dislipidemia, comparado con aquellos pacientes sin infección por VIH (6). En una revisión llevada a cabo en el año 2015, se analizaron varios factores de riesgo para ECV, y concluyó que los siguientes comportamientos de riesgo son independientes: alcohol, tabaco, abuso de drogas; coinfecciones: CMV, herpes virus 4, hepatitis C; por otra parte, hubo factores relacionados con el VIH: el propio virus, proteína Nef, proteína Tat y la terapia ARV con IP, INI e ITINN. El tabaquismo es un factor de riesgo independiente. Se considera que las proteínas Tat y Nef pueden jugar un rol importante en la ECV, independiente a los factores tradicionales (7).

      En un estudio de cohorte en algunos países de Latinoamérica en PVVS que reciben TAR, se encontró una prevalencia de riesgos tradicionales, con diferencias según el género. Así, hubo mayor dislipidemia, hábito tabáquico e HTA en varones; mientras que en mujeres hubo mayor obesidad y síndrome metabólico (8).

      Valoración del riesgo cardiovascular

      Existen varias herramientas para valorar el RCV. El score más usado es el de Framingham, que sirve para predecir enfermedad coronaria. De los factores de riesgo clásicos, los más consistentes y poderosos para explicar el riesgo coronario fueron el tabaquismo, la presión arterial y el colesterol séricos. Otros fueron menos comunes (diabetes mellitus), menos consistentes (obesidad y ejercicio) o menos estimados (dieta, alcohol y factores psicosociales). Posteriormente, han sido incorporadas otras variables en los estudios MÓNICA. El Score de Framingham (SFH) subestima el riesgo de enfermedades cardiovasculares en adultos mayores, sobre todo en mujeres, aunque los factores de riesgo tradicionales

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