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obstante, nuestro análisis se va a centrar solo en algunas de estas instituciones, las más significativas a nuestro entender, y que han marcado una más profunda huella en la ciudad de Antequera, bien por la destacada devoción popular, bien por la participación en las mismas de la elite local.

      Se escapa un poco a las características de este trabajo el profundizar más en las distintas hermandades, e incluso el llegar ni siquiera a detallar el conjunto total. No obstante, creemos suficiente, a manera de muestra, la pequeña aportación que seguidamente ofrecemos.

      Las cofradías penitenciales

      Tenemos que remitirnos a las primeras ordenanzas de la ciudad de Antequera, aprobadas por el emperador don Carlos en 1531, para encontrar una relación de hermandades. En estas ordenanzas se establecía el orden que debía seguir el acompañamiento en la procesión del Corpus, apareciendo entre otras instituciones las cofradías. Este documento, totalmente indiscutible y fidedigno, fiel reflejo de la Antequera de su época, nos enumera las trece primeras hermandades que se fundaron en nuestra ciudad.

      Nos dicen las ordenanzas conservadas en nuestro Archivo Histórico, en su capítulo intitulado:

      “LA HORDEN que se ha de tener el día de la fiesta del Santo Sacramento y como han dir los offiçios[...] la cofradia del Santísimo Sacramento ha dyr mas cercana del Santísimo Sacramento pues para la onrra y culto suyo fue instituida, de una parte y de otra en procesión los cofrades e sin bonetes conforme a su constitución y hordenanzas. La cofradía del Sennor San Sevastián pues es la mas antigua de todas a dyr a la mano derecha y todos los cofrades de las cofradías que vayan en procesión. La cofradía de la Caridad subesivamente tras la de San Sebastián y la cofradía de San juan despues desto. La cofradia de la Santísima Imagen dé Nuestra Sennora y su Cruz después desto. La cofradia de Sant Miguel y su imagen y Cruz despues desto. La cofradia de la Vera Cruz despues desto. La cofradia de las Animas de Purgatorio despues desto. La cofradía de Nuestra Sennora del Carmen despues desto, La cofradia de San Cristoval despues desto. La cofradia de Santa Luzia despues desto. La cofradia de San Roque despues desto. La cofradia de San Pedro despues desto. Los ofiçios ...” .

      De esta relación obtenemos que en 1530 en Antequera existía una cofradía sacramental, una de Ánimas, diez de gloria y una penitencial, la Cofradía de la Santa Vera Cruz.

      El canónigo Francisco Barrero Baquerizo, al que ya nos hemos referido en su historia manuscrita sobre nuestra ciudad, hace referencia a esta normativa, y en el folio 318r, dice, refiriéndose a estas ordenanzas y a su aprobación por el emperador:

      “[…] las quales confirmo el Emperador Dn Carlos Quinto y su madre la Reyna Doña Joana en dies de julio de 1531 años la qual aprobación fue en tiempo del Papa Paulo tercero, de quien fue nuestro Patrio Dn Luis de Torres secretario, y este Pontífice entro en la Santa silla en el año de 1534, conque se manifiesta la antigüedad de dichas trece cofradías y de no aver mas en Antequera y de ellas a el presente oy no subsisten mas que la del Smo. que es la de Stª María, la de San Miguel, la de la Vera Chrus, que es la de la Sangre y la de las Animas...“

      Nuestro Padre Jesús Nazareno de la Sangre. Detalle.

      Cofradía de la Sangre y Santa Vera Cruz

      Esta hermandad realizaba su estación penitencial en la noche del Jueves Santo, desde el Real Monasterio de San Zoilo hasta la ermita de la Vera Cruz. Este es un hecho ya sabido por todos y suficientemente documentado y publicado. Tal vez lo menos conocido de esta época sea su aspecto formal, cómo era un desfile procesional en esta primera mitad del siglo XVI. Para ello, tenemos dos testimonios realmente importantes. El primero de ellos se trata de la descripción que nos ha dejado un testigo de una procesión de disciplinantes realizada en Verona (Italia) el Jueves Santo, que es el más claro antecedente de las procesiones de penitencia de la España del siglo XVI:

      “[...] seiscientas personas de dos en dos que iban azotándose con cadenas de hierro por entre la dicha ciudad, haciendo procesión con las cruces, y los presbíteros revestidos, y llevando el Cuerpo de Nuestro Señor, las caras cubiertas, con aberturas en los ojos y cantando todos juntos, mientras se golpeaban...”.

      Y el segundo es el traslado de las constituciones o reglas de esta Cofradía de la Vera Cruz de 1555. De ellas nos pueden interesar dos de sus capítulos. El noveno nos dice:

      “[...] que se haga general disciplina la noche del jueves Santo. Para lo cual todos los hermanos son obligados de traer su aparejo de camisas negras largas hasta los pies y capirotes romos que cubran el rostro y disciplinas de mano. Y todos los hermanos lleven cordones de San Francisco...”

      El capítulo undécimo trata de las cosas que se han de llevar en la procesión de la disciplina:

      “[...] Un crucifijo que no lo pueda llevar persona alguna salvo persona eclesiástica devota y vaya revestido con su camisa negra y seis cofrades revestidos de camisas negras y sus hachas encendidas y vayan detrás de la procesión. Y delante se lleve una insignia negra con una cruz colorada que la atraviese de parte a parte y la lleve uno de nuestros mayordomos con otros seis hermanos vestidos con el habito negro con sus hachas. Y vaya delante como guía. Y música de cantores lo mas e mejores que hallaren, que vayan cantando el ‘Miserere Mei”’. Y una trompeta que vaya tañendo de dolor ...”.

      La simpleza y claridad de los documentos transcritos hace que sobre todo comentario. Tan solo hacer referencia a que en estas primitivas procesiones aún no se procesionaban imágenes talladas representativas de las distintas advocaciones y momentos de la pasión de Cristo o la Virgen. Esto vendrá luego. Primero tendrá que celebrarse el Concilio de Trento.

      La segunda cofradía penitencial que se funda en Antequera fue la Santa Hermandad de la Preciosísima Sangre de Nuestro Redentor Jesucristo, que al igual que la anterior se funda en el Real Monasterio de franciscanos observantes, el doce de septiembre de 1543. Tan solo dos meses después, concretamente el uno de noviembre del referido, año ambas cofradías se fusionarían en una. El hecho nos aparece referido en un importante documento firmado ante el escribano del oficio segundo de esta ciudad, Juan de Baena, en el cual, además, los frailes ceden la propiedad a la hermandad y cofradía de unos terrenos para que puedan edificar capilla, casa de hermandad donde celebrar sus cabildos y bóveda de enterramiento.

      Ambas hermandades serán las únicas que realicen estación penitencial durante muchos años.

      Nuestra Señora de la Soledad. Plumilla S. XVIII.

      Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Quinta Angustia y Santo Entierro de Cristo

      Se funda esta hermandad hacia el año 1560. Se trata de una cofradía eminentemente penitencial, en la que existían tanto hermanos de sangre como de luz, abundando más los primeros. Los hábitos o túnicas eran de color blanco, diferenciándose, los de sangre de los de luz, en que los primeros adosaban a su uniforme un escapulario de la Virgen del Carmen y los segundos llevaban una cinta de color marrón.

      Estaban erigidos canónicamente en la ermita de San Sebastián el viejo, que con el tiempo se convertiría en el convento de Nuestra Señora del Carmen.

      Venerable Hermandad de Sacerdotes de Nuestro Señor San Pedro

      Tiene esta cofradía su origen en una congregación que se funda en 1523 en la iglesia primitiva de San Pedro, aunque hasta 1570 no se erige como hermandad, aprobando sus estatutos o constituciones el obispo de Málaga D. Francisco Blanco Salcedo, el 11 de junio del referido año.

      Estaba formada esta cofradía por setenta y dos hermanos, por lo que también fue conocida como la cofradía de los setenta y dos sacerdotes, siendo requisito que todos fueran sacerdotes o diáconos. Los aspirantes a ingresar en la hermandad se agrupaban en lo que se denominaba “supernumerario”. Estos supernumerarios participaban de la vida de la cofradía, e ingresaban de pleno derecho en la misma por orden de antigüedad, cuando se producía una vacante, entre los hermanos de la regla.

      Con

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