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      hay hombres que luchan muchos años y son muy buenos,

      pero hay quienes luchan todos los domingos,

      esos son los chidos.

      Botellita de Jerez

      Nació en mero Tulancingo

      un 23 de septiembre

      nació de muy buena mata

      con el Santo por nombre

      Enmascarado de Plata.

      Héroe de carne y hueso

      defensor de los buenos

      que a las mujeres vampiros,

      hombres lobo y enanos

      él solito hizo menos.

      Era de nogal el Santo...

      era un gran campeón...

      por eso luchaba tanto...

      Desenmascaró al Black Shadow

      y también al Espectro

      con patadas voladoras,

      su llave de a caballo

      les dejó un nuevo aspecto.

       “Guacarock del Santo”, del grupo Botellita de Jerez.

      La sociedad se basa en el culto del Héroe.

      A toda dignidad jerárquica

      en que se cimienta la asociación humana,

      es lo que llamaríamos Heroarquía, o Jerarquía,

      porque es sagrada también...

      Thomas Carlyle

      Para cada pueblo de toda época, el culto al héroe ha sido fundamental para la cohesión social. Su práctica devela en buena medida las entrañas culturales, nos muestra gran parte del esquema mental de una comunidad. La figura heroica goza en todo momento de una impresionante adaptación a las necesidades y a los cambios cada vez más vertiginosos de las sociedades contemporáneas; se reintegra sin dificultad alguna a las exigencias de renovación hasta mantenerse como parte fundamental de los ritos y mitos de la modernidad.

      Dentro de la inmensidad de producciones culturales del México moderno, el rito y el mito que giran en torno de la figura heroica de Santo, el Enmascarado de Plata, pone sobre la mesa diversas producciones culturales. La recuperación de viejas tradiciones y la creación de nuevas constituyen un caldo de cultivo para este luchador, pronto convertido en emblema de una sociedad en plena modernización, y en un símbolo representativo del imaginario de un país que experimenta cambios tanto en sus valores como en sus sueños y aspiraciones.

      Santo es un fenómeno que trasciende su tiempo y a los héroes forjados en el ecosistema mediático. A diferencia de Batman o Superman es un héroe real, ficticio en sus hazañas pero de carne y hueso, al que en su momento se podía tocar y ver; además aparecía en historietas, en películas, en programas de radio y de televisión, en teatros como escapista o en la confrontación ritual sobre el ring luchando a dos de tres caídas sin límite de tiempo.

      El Enmascarado de Plata rompe con la línea —si la hay— que delimita la fantasía y la realidad; infinidad de anécdotas así lo demuestran, y deben tomarse en cuenta como elementos que circulan en la memoria colectiva, porque son testigos e indicadores de que un héroe de tal naturaleza sólo puede crearse en ciertas condiciones que otorga nuestra cultura. “Santo es una liga importante entre la fantasía y la realidad, y la separación entre estos dos conceptos se vuelve relativa […] Precisamente es ahí donde todos podemos tener la fuerza suficiente para que la realidad sea como a nosotros nos gustaría que fuese”.1

      En ese sentido, Santo es un héroe transmedia, es decir que se construye a través de las narrativas transmedia (nt), de los mundos narrativos nacionales que se expanden, como dice Carlos Scolari, a través de lenguajes como el verbal o el audiovisual y de medios como el cine, la lucha libre o el cómic: “Las nt no son simplemente una adaptación de un lenguaje a otro […] (por ejemplo del libro al cine) […] abarca diferentes medios y lenguajes. De esta manera el relato se expande, aparecen nuevos personajes o situaciones que traspasan las fronteras del universo de ficción”.2 Santo es un personaje que se construye a través de canciones, novelas, revistas, biografías, videoclips, carteles, pinturas, videos, filmes e historietas, así como en el ciberespacio, entre otras manifestaciones que recrean al legendario héroe y dan vida a sus obras, ya sea con motivo recreativo o incluso de manipulación política y económica.

      En síntesis, su presencia nos lega una proposición y reinterpretación del momento histórico. Por tanto, con el análisis del mito de Santo proponemos una vía para estudiar los mitos modernos, para contribuir al conocimiento de la cultura y lograr al menos un sugerente acercamiento a comprender lo que somos, lo que imaginamos y lo que queremos ser.

      Así, llegamos a la pregunta que rige este ensayo: ¿cómo se construye un mito moderno?, y acotada en un estudio de caso nos preguntamos: ¿cómo se construye el mito de Santo, el Enmascarado de Plata?, ¿qué factores fungieron como caldo de cultivo para su mitificación?, ¿cómo se edifica la imagen del héroe enmascarado y se convierte en objeto de producción y consumo cultural?

      La idea central es que una construcción de tal naturaleza germina a partir de la mitificación que sufre un objeto o un personaje —en el sentido que guía a Umberto Eco con su estudio sobre el mito de Superman—, como una “simbolización inconsciente […] como proyección en la imagen de tendencias, aspiraciones y temores, emergidos particularmente en un individuo, en una comunidad, en todo un periodo histórico”.3

      Asimismo, con la idea de que todo mito produce ritos, Santo surge de los ritos colectivos del espectáculo masivo que se crea por tradición, superstición, devoción, hábito o adecuación a una costumbre. El rito —indica Gillo Dorfles en Nuevos ritos, nuevos mitos— es una actividad institucionalizada “que podría tener carácter sagrado, bélico, político [...] pero que podría ser también alegre, lúdico, artístico, psicopatológico y tecnológico, etcétera”.4 Santo es mito en la medida en que su imagen sufre un proceso de simbolización a través de los rituales transmedia y se convierte en la imagen simbólica, pues su imagen es la parte visible del símbolo, la extensión que hace posible la representación.5

      En resumen, el objetivo de esta investigación es realizar un estudio sobre cómo se da el proceso de mitificación, de su imagen y de los objetos culturales a él asociados; sobre la manera en que representa el proceso del cambio sociocultural particularmente en una ciudad y, en general, en un país que se “moderniza” reinventando sus antiguas costumbres y tradiciones.

      Las fuentes y documentos obtenidos para esta investigación no agotan el tema pero son vastos. Se revisaron poco más de cien números de las historietas de Santo el Enmascarado de Plata (sic), de los cuales más de la mitad están registrados en videograbaciones, fotografías, la gran mayoría en fotocopias y una sola historieta original (véase apéndice 1). Se consultó un material fílmico muy completo: 48 de las 52 películas del Enmascarado (53 contando la película “apócrifa” El vampiro y el sexo), además de documentales sobre cine, historieta y lucha libre, programas de televisión, cortometrajes y largometrajes que utilizan su imagen como protagonista o como elemento circunstancial (véase apéndice 2). Asimismo, se recabó material escrito de periódicos, revistas y novelas que contienen reseñas, entrevistas, críticas, datos biográficos, material visual con fotografías de exposiciones donde explotan su imagen, de performances, de publicidad, de historietas, de libros de cine

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