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      Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana.

      Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de los legítimos titulares de los derechos.

      Primera edición en papel y digital: 2020

      D.R. © Ma. Eugenia A. Ibarzábal Ávila

      © y José A. Hernández Martínez

      De la presente edición:

      D.R. © 2020, Bonilla Distribución y Edición, S.A. de C.V.,

      Hermenegildo Galeana 111, Barrio del Niño Jesús

      C. P. 14080, Tlalpan, Ciudad de México

      Tel.: (55) 55 44 73 40

       [email protected]

       www.bonillaartigaseditores.com

      ISBN: 978-607-8636-79-2 (Bonilla Artigas Editores)

      ISBN edición digital: 978-607-8781-26-3

      Responsables de la edición: Bonilla Artigas Editores

      Diseño editorial y maquetación: José Alfredo Cabrera Morales

      Diseño de portada: Jocelyn G. Medina

      Realización ePub: javierelo

      Ilustración de portada: Antonio Adorno

      Hecho en México

      Contenido

       Prólogo

       Introducción

       ¿En verdad la obesidad enferma a los niños?

       ¿La obesidad afecta emocionalmente a los niñ@s?

       ¿Y por qué se produce la obesidad en los niñ@s?

       Escuela y familia, mancuerna en la prevención de la obesidad infantil

       Recomendaciones generales de tratamiento

       Recomendaciones básicas de la actividad física

       Recomendaciones básicas de nutrición

       Recordatorio

       Bibliografía consultada

       Sobre los autores

      Prólogo

      En junio de 2016 la Organización Mundial de la Salud (OMS) refirió que desde 1980 el número de casos de obesidad se habían duplicado en todo el mundo. Para 2014, más de 1 900 millones de adultos de 18 años o mayores tenían sobrepeso, de los cuales, más de 600 millones eran obesos. En ese entonces, 41 millones de menores de 5 años padecían sobrepeso u obesidad.

      Gran parte de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad cobran un número cada vez mayor de vidas humanas que la insuficiencia ponderal, es decir, estar por debajo del peso que se considera saludable. Por ello, la OMS —que afirma que la obesidad puede prevenirse— la describió en 1998 como una epidemia del planeta y ha promovido una estrategia mundial en busca de una alimentación saludable, que junto con la actividad física y la salud son piezas fundamentales para prevenir enfermedades crónicas.

      En 2004 México se adhirió a esta estrategia, y para 2010 se actualizó la Norma Oficial Mexicana NOM-008-SSA3-2100 en la que se establecieron criterios sanitarios con el fin de regular el tratamiento integral del sobrepeso y la obesidad, particularmente en lo que se refiere a disposiciones para el tratamiento médico, quirúrgico y nutricional.

      En varios países del mundo el sobrepeso y la obesidad representan un grave problema de salud pública, y dada su gran prevalencia, sus consecuencias están asociadas a las principales causas de mortalidad.

      La experiencia de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos de Norteamérica y del Grupo Canadiense sobre Salud Preventiva recomienda, para la pérdida y mantenimiento de peso, incluir una dieta baja en calorías, un aumento de la actividad física y una terapia conductual complementaria. A su vez, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros países de la Unión Europea coinciden en fomentar una cultura de alimentación saludable y una vida activa.

      Los aspectos relacionados con la prevención de la obesidad en los lactantes y los niños pequeños deben considerarse un asunto de prioridad mayor. Para esos grupos existen diversas estrategias que pueden ser consultadas en el artículo “Escenario actual de la obesidad en México” (de C.A. Barrera, G.A. Rodríguez y A.M. Molina, Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social, 2013; 51: 292-299).

      El libro Guía práctica contra la obesidad infantil intenta contribuir como un instrumento práctico y brindar estrategias para prevenir, detectar y tratar la obesidad y el sobrepeso en la población pediátrica.

      Al trabajar durante 11 años con pacientes de obesidad Infantil y compartir la experiencia con el doctor José Alberto Hernández Martínez, como médico pediatra, tuvimos la oportunidad de estudiar a profundidad este tema.

      Cuando los pacientes llegaban al consultorio se realizaba con ellos una primera entrevista, junto con sus familiares, y se les aplicaba un cuestionario para conocer sus antecedentes de obesidad, diabetes mellitus, problemas cardiacos y otras enfermedades médicas relacionadas con la obesidad en la familia, además de factores de riesgo conocidos. Estos datos proporcionaban un perfil sobre los hábitos de alimentación, el estilo de vida y la dinámica familiar. Después, se efectuaba una evaluación por parte de un equipo de especialistas: pediatra, psiquiatra, psicoterapeuta individual, psicoterapeuta familiar, nutrióloga y fisioterapeuta. Luego de completar la información y los resultados, de acuerdo con los datos, se daba a los pacientes un tratamiento específico.

      El aprendizaje logrado al trabajar con niñ@s, adolescentes, familias y un equipo multidisciplinario, nos dio la oportunidad de desarrollar paso a paso un mayor conocimiento y sensibilidad acerca de la obesidad. En la mayoría de los casos pudimos percatarnos de la severidad y complejidad de la enfermedad y que está involucrada directamente con la familia, y de modo indirecto con la escuela. Confirmamos, además, que la obesidad es una enfermedad en la que pueden estar presentes otros padecimientos físicos e incluso agregarse alteraciones emocionales, trastornos mentales y disfunción familiar severa en un porcentaje elevado de casos. Estos resultados se presentaron, en su momento, en diversos foros nacionales e internacionales.

      A través de la evaluación médica de estos niñ@s se encontró un número elevado de patologías, principalmente ortopédicas y metabólicas; trastornos mentales, como comer por atracón, y déficit de atención, entre otros.

      La disfunción familiar, presente en muchos casos, donde el niño aprendió a comer compensando carencias emocionales tales como el abandono o la violencia familiar, y en donde la comida jugaba un papel compensador o reparador

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