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href="#u3bac96aa-ff60-4acc-9d8e-0450c2b56dc5">Introducción Cuando su matrimonio es un blanco

       1El primer paso Comprender a nuestro adversario

       2¿Por qué le interesa mi matrimonio a Satanás?

       3¿Cómo me doy cuenta si estoy atravezando una lucha espiritual?

       4La serpiente fue astuta Comprendiendo las tácticas de Satanás

       5El contrataque en pareja Hagamos uso de nuestra protección espiritual

       6Nuestra mayor defensa: La oración Reactivemos la protección espiritual

       7La perspectiva del diablo El punto de vista de C. S. Lewis

       Conclusión

       Reconocimientos

       Notas

      PRÓLOGO

      CLINTON E. ARNOLD

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      El pasaje más extenso que hace referencia al matrimonio en las Escrituras (Ef 5) antecede al pasaje más extenso sobre la guerra espiritual (Ef 6). ¿Es coincidencia? Difícilmente.

      En el diseño de Dios, un buen matrimonio representa el amor y la intimidad que caracterizan la relación entre Dios y su pueblo, la iglesia. Y aunque Jesús nos aseguró que las puertas del infierno no prevalecerán contra la iglesia, Satanás intenta derribarla constantemente. Así también sucede con el matrimonio.

      Como lo describe Tim Muehlhoff en la introducción a este libro: “su matrimonio es un blanco”. Es un blanco porque representa una muestra del cielo: Dios en una conexión íntima con su pueblo. Satanás desea interrumpir y oponerse a cualquier cosa que atraiga a las personas hacia la comunidad afectuosa y cariñosa en la que Dios está trabajando para establecer en la tierra. Cuando Satanás socava a los matrimonios y crea distancia entre los cónyuges, destruye de manera efectiva la esperanza en la relación trascendente hacia la cual apuntan los matrimonios.

      Muchas personas, lo admitan abiertamente o no, piensan que hablar de espíritus demoníacos y de guerra espiritual es equivalente a vivir al borde de la locura del cristianismo. Admiten que se encuentra detallado en la Biblia, pero es mejor dejarlo para los tiempos bíblicos. Si una pareja tiene dificultades en su matrimonio, necesita la sabiduría y la ayuda que proviene de un consejero matrimonial experimentado, no de un tipo de ritual de liberación de demonios. De hecho, algunos se preocupan de que involucrar a los demonios en el tema, en verdad podría desviar el enfoque de lo que una pareja realmente necesita hacer para alcanzar un matrimonio saludable. Sin embargo, si la Biblia está en lo cierto con respecto a este tema, y el reino demoníaco está realmente interesado en dañar a los matrimonios, ¿cómo podemos permitirnos ignorarlo?

      Imagine por un momento que acudo al doctor con un terrible dolor de garganta causado por una infección bacteriana. El doctor me receta descansar, hacer gárgaras con agua tibia y sal y tomar ibuprofeno cada seis horas. Cuando siga estas pautas, sin duda sentiré algo de alivio, pero el doctor no trató la raíz del problema. Necesito antibióticos para combatir la infección.

      Si su matrimonio se encuentra atrapado en un círculo de interacciones cada vez más dañinas, ¿se ha detenido a considerar que quizás no está tratando la raíz del problema? Puede ser que se encuentre lidiando con dinámicas espirituales que requieran intervención espiritual.

      Aquí es donde entra en juego el libro de Tim. La sabiduría impartida en este volumen lo ayudará a discernir lo que está sucediendo en su matrimonio y le brindará herramientas fundamentales para trabajar sobre una gran variedad de problemas cuyas raíces son espirituales.

      En nuestra cultura, hemos sido socializados y educados para ignorar lo espiritual y considerar lo demoníaco como una fantasía. Sin embargo, esta no es la perspectiva bíblica. No es el consejo de Jesús, de Pablo o de los apóstoles. Ellos tomaban en serio este reino y buscaban incorporar una visión de la guerra espiritual en cada aspecto de la vida diaria. Tim le mostrará de qué manera es relevante esa perspectiva para su propio matrimonio.

      Introducción

      CUANDO SU MATRIMONIO ES UN BLANCO

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      “Tiene fiebre.”

      Increíble, pensé mientras escuchaba el mensaje de voz que me había dejado mi esposa. La noche anterior nuestro hijo del medio se sentía un poco afiebrado y esperábamos que no fuese nada. No tuvimos tanta suerte.

      “¿Podrías pasar por la farmacia de regreso a casa?”

      Se podía escuchar la frustración en su voz. Su irritabilidad fue provocada no solo por un problema de salud inesperado, sino también por el hecho de que todavía me encontraba en la oficina, a pesar de que aún debíamos preparar las valijas. Por la mañana, mi esposa y yo viajaríamos para hablar en una conferencia acerca del matrimonio. El vuelo salía temprano y todo lo que podía salir mal estaba sucediendo: un hijo enfermo, la cancelación a último momento de una niñera de confianza y un trabajo con fecha límite que todavía debía terminar en la oficina. La típica frase de que en vacaciones algunos quieren llevarse todo salvo el fregadero de la cocina no parecía tan graciosa cuando descubrimos más tarde esa misma noche que la canilla de la cocina perdía otra vez. Hubo gran tensión entre nosotros en el trayecto que recorrimos en auto hacia el aeropuerto en silencio.

      Luego de acomodarnos en la habitación del hotel, nos dirigimos al salón donde se llevaría a cabo la conferencia sobre matrimonios para realizar una prueba de sonido. Notamos que los voluntarios de la conferencia caminaban entre las filas y se detenían en cada silla vacía.

      “¿Qué están haciendo?”, le pregunté al coordinador de la conferencia.

      “Están orando contra las fuerzas espirituales”, respondió.

      Su respuesta me sorprendió. Luego de años de haber organizado conferencias sobre matrimonios cristianos, fue la primera vez que el organizador se tomaba tan en serio la realidad de la oposición espiritual. Nos explicó que las parejas que ocuparían esas sillas realmente habían atravesado muchos obstáculos: enfermedades, demoras en los viajes, pérdida del equipaje en tránsito, presiones financieras inesperadas y tensiones matrimoniales, son todas situaciones que están a la orden del día.

      “¿Realmente creemos que es una coincidencia?”, dijo riéndose.

      “Satanás haría cualquier cosa con tal de que no trabajemos en nuestro matrimonio. Después de todo, un matrimonio cristiano debe reflejar el amor de Dios. Seríamos ingenuos si pensamos que Satanás no nos tiene en la mira.”

      Cuando caminábamos de vuelta a la habitación del hotel me invadieron los pensamientos. ¿Es realmente posible que Satanás ataque a las personas que asisten a esta conferencia? ¿Podría ser que el hecho de extraviar el equipaje o experimentar desacuerdos matrimoniales no sea algo tan inocente como parece? Y, si Satanás ataca a las personas

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