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Biblia contiene ejemplos maravillosos de personas que vivieron una historia, escucharon una historia y narraron una historia. Considera la historia del profeta Isaías en Isaías 6. El año de la muerte del rey Uzías, Isaías ve al Señor (El Rey viviente) en su trono en el templo (Is 6.1-4). Isaías es confrontado con la visión de Dios y confrontado con la historia que él ha estado viviendo. Isaías describe esta historia con estas palabras: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!» (Is 6.5). Esta es la historia que Isaías está viviendo.

      Después, Isaías experimenta el perdón de Dios (Is 6.6-7) y escucha una nueva historia. «Entonces oí la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?”». Esta es la historia que Isaías está escuchando.

      «Y respondí: Aquí estoy. ¡Envíame a mí!» (Is 6.8). Isaías ha sido empoderado para narrar una historia. Dios le dice: «Ve y dile a este pueblo…» (Is 6.9). El profeta recibe el mensaje de Dios para predicar. Esta es la historia que Isaías cuenta.

      La historia que Isaías cuenta nos lleva a otro ejemplo: el eunuco etíope en Hechos 8. En Hechos 8.26, un poderoso oficial de Etiopía se encontraba en Jerusalén para adorar en el templo (Hch 8.27). Esta es la historia que estaba viviendo. Después, camino a casa, está leyendo Isaías, pero no lo entiende. Mientras tanto el Espíritu guía a Felipe a encontrarse con el etíope. Felipe corre hacia la carroza del etíope y le pregunta si entiende lo que está leyendo. El etíope admite que no e invita a Felipe a subirse a su carroza. El eunuco entonces le pregunta a Felipe: «Dígame usted, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenas nuevas acerca de Jesús» (Hch 8.34-35). Esta es la historia que el etíope escucha. Luego Felipe lo bautiza y el Espíritu súbitamente se lleva a Felipe y el eunuco «no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino» (Hch 8.39). Tiene una nueva historia para narrar. La tradición nos cuenta que la iglesia cristiana en Etiopía comienza con este encuentro.

      Vivir una historia, escuchar una historia y narrar una historia. Ver este patrón en las vidas de las personas es importante a la hora de predicarles. Consideremos un capítulo particular en la Biblia que ayuda a las personas a ver este patrón. Hebreos 11 nombra hombres y mujeres que vivieron y narraron la historia de Dios porque escucharon su historia y la creyeron. Hebreos 11 es un maravilloso pasaje de donde obtener fuerza e inspiración para reflexionar acerca de cómo vivimos, escuchamos y narramos la historia de Dios. Los predicadores deben dominar las tres, pero tienen que ser más expertos en escuchar profundamente y cuidadosamente, porque solo entonces vivirán y narrarán la historia «según las Escrituras».

      El primer ejemplo en Hebreos 11 es el de Abel (v. 4):

      «Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía».

      ¿Ves el patrón?

      * Vivir la historia

      «Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín».

      Abel hizo una ofrenda a Dios.

      * Escuchar la historia

      «Por fe recibió testimonio de ser justo, cuando Dios aceptó su ofrenda».

      Abel escuchó a Dios y aprendió a adorarlo.

      * Narrar la historia

      «Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía».

      Todavía se cuenta sobre la fe de Abel y la injusticia que sufrió.

      Tomemos otro ejemplo, Noé (v. 7):

      «Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe».

      * Vivir la historia

      «Por la fe Noé, … con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia».

      Noé construye un arca.

      * Escuchar la historia

      «advertido sobre cosas que aún no se veían».

      Noé escucha la Palabra de Dios

      * Narrar la historia

      «Por esa fe condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe».

      Noé caminó fielmente con Dios y obedeció exponiendo el pecado de los demás.

      En Hebreos 11, el autor recoge las historias de estos hombres y mujeres de fe y hace un comentario que es un verdadero reto (vv. 13-14):

      «Todos ellos vivieron por la fe, y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos, y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria».

      * Vivir la historia

      «Todos ellos vivieron por la fe, y murieron».

      Personas como tú y yo, que no se mencionan en Hebreos, pero que somos amados y conocidos por Dios y que vivimos nuestras vidas amando a Dios y creyendo en él.

      * Escuchar la historia

      «y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las reconocieron a lo lejos».

      Escucharon las promesas de Dios y creyeron que él las cumpliría, incluso cuando eso significaba que no se cumplirían en el transcurso de su vida. ¡Increíble!

      * Narrar la historia

      «y confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Al expresarse así, claramente dieron a entender que andaban en busca de una patria».

      Narraron la historia de su verdadero hogar con Dios y cómo un día vivirían ahí en el nuevo cielo y la nueva tierra.

      He visto Hebreos 11.13-14 vivido, escuchado y narrado por una persona muy cercana. Mi cuñado era pastor de una iglesia grande. En el transcurso de dos o tres años, pasó por tanto sufrimiento que me hizo recordar la historia de Job en el Antiguo Testamento. Perdió su casa, su ministerio, su salud emocional y sus ingresos. Y luego, un día mientras hablaba con su familia, se dieron cuenta de que sus palabras no tenían sentido. Fue entonces que los doctores descubrieron que tenía un tumor en el cerebro. No pasó mucho tiempo antes de que perdiera la capacidad de hablar. Murió en menos de un año. Mientras nos preparábamos para su funeral, su mujer me dijo que, como pareja, hablaban a menudo de Hebreos 11.13-14. Mi cuñado, mientras vivía, escuchó la historia de Dios y se aferró a ella con toda su vida. A medida que el cáncer avanzaba, él perdió gradualmente el habla, hasta que solamente podía murmurar una sola oración: «todo está bien». En sus últimos días, cuando no podía decir ni siquiera esa oración, aún lo podía decir con sus ojos y por la manera en la que soportó el cáncer. Vivir la historia, escuchar la historia y narrar la historia. No es algo que los predicadores tan solo hacen en el púlpito; es algo que debemos hacer con toda nuestra vida.

      Eso es Hebreos 11. Te animo a examinar otras historias en la Biblia y en la vida de las personas que conoces, y buscar cómo se manifiesta este patrón (vivir, escuchar y narrar). A continuación, algunos ejemplos:

Personaje / EventoVivir la historiaEscuchar la historiaNarrar la historia
Moisés(Éxodo 3)Moisés vive como un pastor en el desierto.El Señor se aparece a Moisés en una zarza ardiente y este oye que Dios le dice que ha escuchado el clamor de su pueblo.Dios tiene un mensaje para los israelitas. Moisés debe decirles que el Señor ha escuchado el clamor de su pueblo y que los llevará a una nueva tierra.
Israel(Éxodo 6-15)El pueblo de Israel deja atrás su vida como esclavos y las diez plagas caen sobre Egipto (Éxodo 6–11).El pueblo de Israel

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