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      A Luisa Leal Lobo

      Un tour lleno de magia y misterios

      Son muy pocas las recopilaciones de hechos, geografías y protagonistas como la que El Ateneo tiene el gusto de presentar en este libro. Es que, posiblemente, son muy pocos los que han recorrido el país como lo ha hecho Mario Markic a lo largo de cerca de quince años en su tarea como periodista en medios gráficos y en televisión.

      Markic no solo llega a los lugares más recónditos de nuestro país –a la Argentina profunda, como gusta decirse ahora− sino que en cada uno de ellos es capaz de intuir y sacar a la luz historias que para otros pasarían inadvertidas. Su curiosidad inagotable se combina con su recorrido de más de un millón y medio de kilómetros por el país y con su experiencia como periodista que bucea en la psicología de la gente y las sociedades, y en los hábitos y costumbres de cada región. Desde ya, esa búsqueda que nunca termina se anima en cierto espíritu aventurero que, por cierto, nos muestra dos caras de ese camino: el de su sociabilidad, su trato ameno con personas de las más diversas procedencias a las que entrevista y, a la vez, un espíritu solitario, que mira las distintas realidades y se impacta con los hechos curiosos para reflexionar sobre ellos en silencio, un gesto que lo distingue cuando se lo ve a la vera de un camino o conduciendo su camioneta mientras cruza un páramo o se detiene para contemplar un paisaje que lo impresiona. En ambas caras hay, sin embargo, un lugar en común, el de indagar en los sentimientos. “Prima en mí una mirada subjetiva –señala Markic–, porque eso me permite relacionar una situación actual con el pasado”.

      En las últimas décadas los historiadores de profesión –lo mismo que los geógrafos− hemos superado ciertos prejuicios que, antes, nos remitían a determinadas fuentes como únicas confiables –como los documentos escritos− y hemos aprendido a valorar otros abordajes. Los lectores de “historias” y quienes gustan de conocer distintas geografías han podido así acercarse a otras realidades no muy próximas en el tiempo y el espacio por medio de múltiples miradas, como las que provienen del periodismo, más cercanas a la crónica y a descubrir detalles de la vida cotidiana. De este enfoque todos hemos salido beneficiados; se ha enriquecido notablemente el gusto por conocer. En efecto, el periodismo busca esas mismas verdades pero las potencia y las ennoblece con el placer y el disfrute de lo cotidiano, de lo “corriente”: compartir una guitarreada con parroquianos y saborear unas empanadas acompañadas por un buen tinto conversando sin tiempo sobre algún tema que se quiere indagar es un modo de explorar una realidad incorporando toda su riqueza humana.

      Mario Markic es un explorador moderno que, en las páginas que siguen, devela secretos de una Argentina misteriosa. Un país multicultural, multirracial y de enorme extensión esconde miles de pequeñas historias que merecen rescatarse para acercarlas al gran público. Y nuestro autor tiene ese ojo, el de saber qué piedra hay que levantar para que, debajo, aparezca aquello que no ha sido contado y que él rescatará. Ese mismo relato, además, se nutrirá con investigación seria, con la bús­queda de la documentación que fundamente cada palabra que se diga sobre ella y que, en todo caso, abra la curiosidad de otros investi­ga­dores para continuar profundizando. Si la tradición y el boca en boca afirman algo, habrá tiempo para dilucidar cuánto de cierto hay en ello; mientras tanto, es una verdad, por lo menos para quienes la sostienen.

      Los invito a compartir este apasionante viaje por la Argentina. ¿Iremos por un camino sinuoso? Tal cual, como las curvas de los caminos que Markic trepó con su 4 x 4 en la alta montaña o los meandros de los ríos que, en canoas, le permitieron adentrarse en El Impenetrable. En efecto, en el trayecto del libro, sin itinerario fijo, recorreremos tanto montañas y volcanes como llanuras y selvas y extensas mesetas y mares bravíos; sufriremos extravíos, cruzaremos senderos con cuidado y seremos atacados por temporales que nos harán palpitar verdaderos naufragios. Y, entre esos recorridos, aparecerán tiernas historias de animales, de artistas, de locos, de pueblos, de tradiciones, de creencias. Y, también, de presidentes argentinos sufriendo cárcel y destierro y de increíbles sueños concretados en obras gigantescas, en ciudades enteras, en competencias inauditas. De la mano de Markic cada capítulo, de un modo casi mágico y atemporal, logra transportar al lector al sitio donde la historia nació, fuera este la gélida e inhóspita Antártida, los humedales de Corrientes, los tórridos ambientes que rodean el Pucará de Tilcara, la pequeña isla Martín García, que Sarmiento quiso nombrar capital de tres países, el particular orgullo de los londinenses de Catamarca o el intento de robo, en el Chaco, de un meteorito de casi cuatro toneladas de peso. Nos permiti­remos también –por qué no–, ascender hasta la inmensidad de nuestro cielo, ese mismo que a diario exploran los astrónomos desde El Leoncito, en la sierra sanjuanina.

      En este libro, Mario Markic ha peregrinado por recónditas huellas en los lugares más alejados de la Argentina con el arma del grabador y la entrevista, con la fuerza de la mirada incisiva, del saber escuchar y hacer silencio para plasmar cada rincón de la Argentina con una historia que la represente. Los invito a subirse a este libro de ecoturismo, seguro de que se apasionarán con algunos de sus relatos, se sorprenderán con otros y, sin duda, al final del recorrido, conocerán más y mejor este maravilloso país. Como plus, tendrán en su haber nuevas vivencias, historias y leyendas –incluso de lugares que ya han visitado– para compartir con familiares y amigos. Será así, con certeza, porque con la última página de Misteriosa Argentina. Diario de viaje, se culmina una gira mágica –como aquella que inmortalizaron Los Beatles− de miles y miles de kilómetros casi imposibles de recorrer si no es por este medio y con este guía tan cercano como inusual. Ajuste su cinturón y prepárese para la sorpresa.

      Ricardo de Titto

      Historiador

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      Antártida: el otro mundo

       Si alguna vez estuve en un lugar irreal, donde llegar es una hazaña, vivir es una lucha contra los elementos, el cielo muestra soles y arco iris y todo el entorno parece ajeno a la tierra, ese lugar es el continente helado.

      La Antártida es el polo de frío supremo del mundo, el polo de inaccesibilidad del planeta, con temperaturas de hasta ochenta y cinco grados bajo cero y una superficie barrida por vientos de más de doscientos kilómetros por hora. Tierra secreta, encriptada e indómita que todavía se niega a ser conquistada por el hombre.

      Raro: no hay árboles, no hay población autóctona y las formas de vida son escasas. A la vez, esta inmensidad blanca es una mimada de la ecología: es la mayor reserva de agua dulce del planeta. Un mundo de misterios al que viajé dos veces, gracias al bendito oficio de periodista, porque no todos pueden acceder con facilidad a lo que llamaríamos el fin del mundo.

      El salto desde el continente comienza en Río Gallegos. En pleno invierno, de madrugada, vi al personal trepado en las altas alas del Hércules para despojarlas de hielo. La tripulación, después, preparó el despegue: los cuatro motores, trabajando a plena potencia, rompieron el sueño de la ciudad cercana.

      Enfundado en un buzo térmico de color anaranjado, embarqué con una sensación de inquietud y curiosidad.

      En esos momentos uno

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