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de la visión de profundidad; por lo tanto, se desarrolla este documento, a fin de que el profesional de salud visual y ocular disponga de una revisión temática de los elementos teóricos involucrados.

      El libro está organizado por capítulos. Los primeros introducen al lector en las generalidades y la terminología relacionada. Posteriormente se hace un abordaje de los elementos que se consideran base o fundamento de la visión de profundidad, que son las claves monoculares y binoculares, con apoyo de imágenes (gráficos y fotografías) que sirven de complemento. Se finaliza esta parte con un capítulo dedicado a definir la estereopsis y su participación en el proceso.

      La descripción fisiológica, así como su desarrollo normal, es abordada de manera sencilla, puntual y resumida. Esta parte se complementa con los factores que pueden intervenir en este proceso, y finaliza con una descripción de estudios que mencionan la visión de profundidad y su relación con alteraciones refractivas motoras y patológicas del sistema visual y ocular.

      En la última parte del libro se hace una revisión de la descripción óptico-fisiológica de las pruebas clínicas y los criterios para la elección de estas, con base en el objetivo de la evaluación clínica. Finalmente se muestran los elementos básicos para la selección científica de las pruebas que pueden aplicarse.

      CONCEPTO

      El concepto de visión de profundidad tiene distintas acepciones que pueden fundamentarse desde el punto de vista de su análisis o estudio, a saber:

      a)Desde el plano psicológico es la capacidad subjetiva de identificar distancias (relativas o absolutas).

      b)Desde el plano físico es la más pequeña separación apreciable en profundidad que una persona puede detectar en función de la geometría de las imágenes de sus ojos (Bishop, 1988).

      c)Desde el plano clínico es el grado o nivel de estereopsis que le permite a un paciente identificar diferencias en profundidad entre objetos observados. Esta se evalúa con pruebas clínicas convencionales de visión de profundidad estática, en tanto sus resultados se expresan en segundos de arco (seg arc).

      d)También es definida como la capacidad de discernir binocularmente una diferencia en profundidad de objetos fijos (estáticos) o en movimiento (dinámicos).

      Se considera que los mecanismos que explican la percepción de profundidad o estereopsis no están claramente definidos (Wong, Woods y Peli, 2002). En algunos casos se toman estos términos como sinónimos, pero en otras ocasiones algunos autores los plantean como elementos diferentes y complementarios.

      Distinguir las distancias relativas puede hacerse de dos maneras: a) por medio de las claves monoculares o secundarias (Bishop, 1988) y b) a través de la visión estereoscópica. Estos dos elementos no pueden analizarse independientemente, debido a que el sistema visual se encarga de hacer uso de ambos en el momento de evaluar las distancias (Schwartz, 2010).

      Aunque las imágenes proyectadas sobre las dos retinas (la nasal y la temporal) son bidimensionales, el sistema visual es capaz de procesar esta información y generar la tercera dimensión, lo cual se realiza de dos maneras:

      a)Mediante el empleo de referencias monoculares y binoculares. Así, la percepción en profundidad es la percepción de las distancias absolutas y relativas entre los objetos del entorno visual.

      b)Por medio del empleo exclusivo de referencias binoculares. Así puede darse la percepción tridimensional del entorno. Esta es considerada como la verdadera percepción estereoscópica. Con base en el esquema de organización del sistema visual puede afirmarse que el primer contacto que se tiene con un objeto es monocular, mientras que su resultado es la imagen que percibe la retina. Esta tiene múltiples claves de profundidad que son bidimensionales; por lo tanto, las claves monoculares las da la imagen proyectada en la retina de manera individual (Mather, 2006). Adicionalmente, el sistema visual tiene claves no visuales presentes en los músculos óculo-motores (o músculos extraoculares) y en la musculatura intrínseca del ojo (o músculos que controlan la acomodación).

      Algunas claves dan información métrica o cuantitativa que permite identificar con precisión qué tan lejos está un objeto del observador (profundidad absoluta) o qué tan retirado está un objeto de otro (profundidad relativa). Otras claves dan información de orden o posición (información cuantitativa), es decir, “más lejos de” o “más cerca de” (Mather, 2006).

      Cuando se habla de pistas o claves de la visión de profundidad, se hace referencia a aquellos elementos que permiten identificar variaciones de ubicación entre un objeto y el observador, o entre objetos dentro del campo de visión. Estas diferencias son suministradas por el propio organismo y por los elementos que intervienen en el proceso visual, y otras son dadas por el entorno y su interacción. Estas claves son percibidas de manera monocular o binocular por diferentes mecanismos que se describen a continuación.

      Las pistas monoculares son elementos percibidos por la retina del ojo (percepción monocular) que permiten identificar distancias (Hahn et al., 2010). Estas han sido catalogadas en dos clases: a) las pistas monoculares primarias, que se relacionan inicialmente con la acomodación y la convergencia (esta última como proceso uniocular), y b) las pistas monoculares secundarias, que son otra forma de percibir la profundidad entre dos objetos (Ponce y Born, 2008; Saint-Amour, de Guise y Pageau, 2011; Wong, Woods y Peli, 2002; Pons y Martínez, 2004).

      Acomodación

      Es el producto de la actividad del músculo ciliar; entre otras funciones, suministra, a través del sistema nervioso, información no visual relacionada con la distancia entre el observador y el objeto de fijación (distancia absoluta). En términos fisiológicos, el músculo ciliar, para realizar el enfoque en visión lejana, se relaja cuando cambia su punto de fijación cercana. Este mismo músculo se contrae para realizar el enfoque a la distancia próxima seleccionada. Estas acciones producirán directamente un efecto en los ligamentos suspensores del cristalino (también llamados zónula de Zinn, zónula ciliar, fibras zonulares o simplemente zónula) y permiten el cambio de forma de este (Cavallotti y Cerulli, 2008; Fisher y Ciufreda, 1988; Mather, 2006; Tovée, 2008) (figura 1).

      Fuente: imagen adaptada a partir de Pereru (2012).

      Es el producto de la actividad de los músculos extraoculares. Entre otras funciones, suministra información no visual relacionada con la visión de profundidad, debido a que los ejes visuales realizan movimientos vergenciales (convergencia o divergencia) para que la imagen del objeto se sitúe sobre la fóvea y así determine la percepción de distancias absolutas (Mather, 2006; Tovée, 2008). Este concepto se basa en que la información sensorial o no visual obtenida por cada músculo es agrupada y analizada de manera individual para cada ojo.

      Viguier et al. (2011) han demostrado que el rango confiable de la percepción de profundidad está entre los 40 cm y los 2 m, teniendo como referencia el observador. Las distancias inferiores a este rango son subestimadas por el observador, en tanto las mayores son sobreestimadas.

      Claves de tamaño

      Este concepto se plantea con base en un factor externo

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