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del nivel de consciencia es entonces la búsqueda de la consciencia de su propio origen.

      26. La operatividad del Yo en los diferentes niveles dimensionales

      «El verdadero propósito de la existencia del hombre en este mundo es unificar las Sefirot a través de la actividad mística».

      ISAIAH TISHBY (1949)

      Todo «Yo» insatisfecho101 con su propia situación tiende a mejorar para anular dicha insatisfacción. En definitiva, todo Yo quiere sobrevivir y alcanzar algún grado de felicidad existencial. Sin embargo, cuando se encuentran sólidamente instalados los sistemas de desequilibrio emocional de nuestro Ruaj dentro de la Tiferet, entonces se vuelve casi imposible el trabajo de ascender a la Biná para provocar el desdoblamiento.

      El desdoblamiento del Yo se produce cuando el Yo mental de la Biná puede verse a sí mismo como objeto de conocimiento. Es en ese momento donde el sujeto (Yo) de la Tiferet se transforma en objeto de estudio de un Yo superior en la Biná.

      Se debe realizar el intento de cortar el Yo en dos partes de forma temporal para percibir el Yo emocional de la Tiferet (o Yo interior) desde un nivel superior, desde la visión cosmológica.

      Para lograr dicho objetivo, debo provocar la destrucción de la idea de centralidad de mi propio Yo como eje del universo para situar mi Yo como parte del sistema general y reducir mi Yo a la importancia que debe tener. Porque una sobreestimación del Yo en los niveles inferiores puede provocar que el Yo no pueda alcanzar una expansión real en los niveles superiores. Es más, se puede provocar que el Yo quede atrapado en su propia imagen inferior de la Yesod (Ego), y esto provoca la confusión entre las dimensiones de Tiferet y Yesod. Se pueden mezclar ambas dimensiones de modo que el Yo se identifique exclusivamente con el nivel egoico del Yo (Yesod), y entonces la dimensión de Tiferet quedaría anulada por dicha confusión.

      El Yo puede mirar hacia abajo, y entonces lo que define a mi Yo será el nivel de posesión material de Maljut, o el nivel social alcanzado por mi imagen exterior en Yesod. Mi Tiferet (mi identidad real) se puede ver distorsionada en los niveles inferiores. Para poder establecer una diferencia entre el Yo interior de la Tiferet respecto a los niveles inferiores, debo ser consciente de que lo que tengo (Maljut) y lo que los demás dicen que soy (Yesod) esencialmente no puedan provocar una distorsión de la esencia interior de mi Yo. Sin embargo, las distorsiones de Maljut sobre la Tiferet y de Yesod sobre la Tiferet son reales. Una identificación del Yo interior con el nivel de posesión externa material o una identificación del Yo interior con el nivel de reconocimiento social (que aumenta el Ego) distorsionan mi propia imagen interior.

      Debo ser consciente de la diferencia que existe de mi Yo en cada nivel, no es que mi Yo yesódico (mi Yo en relación con el entorno) no sea real, es real en su nivel, pero no es real en el nivel de la Tiferet. En cada nivel dimensional, la realidad es diferente y mi Yo debe saber adaptarse al nivel dimensional en que se encuentra operativo. Las energías psíquicas operativas en cada nivel dimensional deben ajustarse a la Sefirá en que se encuentra en ese momento determinado.

      Por lo tanto, antes de desplegar mis energías psíquicas dimensionales, debo ajustar dichas energías psíquicas a la situación dimensional que se ha establecido de hecho. Este análisis es fundamental para desarrollar las diferentes energías psíquicas. Cada momento se encuentra determinado por una Sefirá que influencia sobre dicha situación. A pesar de que sabemos que en cada situación dentro de la realidad material se encuentran todas las energías dimensionales operativas, siempre existe una preponderancia dimensional específica que hace que nuestras energías psíquicas deban operar en dicho nivel dimensional. Por lo tanto, el Yo debe reconocer qué dimensión en especial opera en un momento determinado para posteriormente desplegar las energías psíquicas de la magnitud correspondiente a dicha dimensión. Esto implica necesariamente un profundo conocimiento de cada dimensión en su función yetzirática.

      Cuando mi Yo se encuentra en el nivel yesódico, debe operar allí dentro del campo de verdad/falsedad de dicho nivel. Cada una de las dimensiones (Sefirot) sitúa el Yo en una posición diferente. El grado de adaptación del Yo se encuentra íntimamente relacionado con el nivel de flexibilidad que tiene el Yo para llegar a ser consciente en el nivel operativo en que se encuentra. Desarrollar un tipo de energía en una dimensión que pertenece a otra dimensión puede causar daño.

      Es la Biná (el Entendimiento) en su estructura psíquica superior102 (la Merkabá) la que debe ser el centro de flexibilidad para establecer una equivalencia en la ecuación entre las energías desarrolladas en cada Palacio celestial (energía de la Biná en relación con una dimensión inferior). La Merkabá psíquica es el centro general del Yo, y es la que establece la conexión general entre el mundo superior y el mundo inferior (es la que regula el nivel energético que tendrá cada energía cosmogónica que opera dentro de nuestra subjetividad).

      27. La función de la Biná psicológica

      «Si estuvieras siempre alegre, nunca verías el infierno».

      RABÍ NOSON

      Ahora, si mi Yo desea elevarse de su Tiferet a la Biná y lograr disminuir (y si es posible con el tiempo anular) los condicionamientos inferiores de la Maljut y del Yesod en el sistema de percepción de los palacios, debe mirar de forma ascendente.

      En realidad, el centro de la Biná (yo mental) debe regular todo el sistema inferior, y su trabajo principal es coordinar el nivel energético de cada Palacio con el nivel de soporte de recepción (Kli) de cada dimensión inferior. Es el nivel de receptividad del Kli inferior el que marca el tipo de energía que la Biná psicológica debe desarrollar; un aumento de la energía dentro de un Palacio que no se corresponda con el nivel de soporte del Kli genera automáticamente una ruptura de la vasija a nivel subjetivo.

      Cada dimensión debe soportar la energía que su Kli le permita recibir. Por ese motivo, toda regulación de la frecuencia energética de un Palacio celestial en la Biná psicológica depende del conocimiento real del Kli de recepción dimensional que va a recibir esta energía. Nos podríamos preguntar entonces: ¿Cómo conocemos nuestro Kli de recepción en cada dimensión? Nosotros debemos aprender los límites de cada Kli. Porque si un Kli existe en realidad, es porque posee «límites bien definidos». Esto es justamente lo que diferencia una vasija de recepción de otra. La capacidad de recepción energética es la que define a dicho Kli. ¿Cómo ser conscientes de los límites de cada Kli en cada situación existencial determinada? Y el asunto es más complejo debido a que todas las dimensiones se encuentran simultáneamente operativas en todo momento. Esto nos lleva a un profundo trabajo dentro de nuestra Biná. La variedad de dimensiones se puede percibir desde la Biná, ya que desde la Jojmá lo que se percibe es la conexión íntima de todas las dimensiones de forma simultánea.

      Ahora bien, esto funciona exclusivamente en el marco del mundo inferior, porque como los Kelim de la Biná y la Jojmá son tan amplios allí podemos operar casi sin consciencia de límites, y, a pesar de que sabemos que Keter posee un Kli frente a la magnitud del Ein Sof, desde nuestra percepción subjetiva finita, y por lo tanto limitada, podemos decir que nuestro avance hacia Keter es ilimitado, y no debemos preocuparnos de los límites del Kli de recepción. Este es el problema real que presentan los niveles superiores de ascenso, y es que nuestros límites mentales pueden no llegar a comprender estados de abstracción de tal magnitud porque estamos acostumbrados a fijar conceptualizaciones en nuestra Biná psicológica.

      Al utilizar la Biná psicológica como sistema de seguridad, creamos límites anticipatorios que se convierten en dogmas estáticos que anulan nuestra creatividad en la Jojmá psicológica y detienen nuestro ascenso. Pero, a su vez, un ascenso apresurado sin límites claramente definidos nos puede conducir a la locura. El trabajo de los cabalistas es elevarse a medida que se puedan ir estableciendo de forma paulatina ciertos límites conceptuales dinámicos que pueden ser destruidos (deben ser destruidos) para continuar el ascenso de nuestros niveles de consciencia. Sin embargo, no podemos ascender a niveles de consciencia superiores perdiendo la cordura (el equilibrio de la Biná psicológica).

      Tanto un iniciado, como un alumno o un maestro, jamás deben recorrer el camino sin restablecer el campo conceptual

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