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del capítulo noveno (“Vivir el presente, avizorar el futuro y reconocer el pasado. Propósito del proyecto de vida”). Partiendo de su experiencia como maestro y acompañante, expone algunas perspectivas frente a las búsquedas de sentido existencial del ser humano, recordando los tres caminos planteados por Viktor Frankl: “hacer algo”, “amar a alguien” y “asumir el sufrimiento con sentido”. La apuesta por los valores creativos, experien- ciales y actitudinales, opuestos a la tentación del determinismo, el conformismo y el totalitarismo, permiten abrazar el proyecto personal de vida como imperativo existencial que responde a un propósito en el presente, hacia el futuro y desde el pasado.

      De manera similar, en el capítulo décimo (“En búsqueda de las lógicas de sentido: el proyecto de vida de los jóvenes universitarios neolasallistas”), Norhys Torregrosa Jiménez reflexiona sobre los imaginarios colectivos como modo de configuración de lo social y, desde ahí, analiza las representaciones que se producen en torno a los jóvenes universitarios en lo que nomina como “poética de la juventud”. A partir de estas consideraciones, la última parte del capítulo ofrece algunas claves prácticas para la elaboración del proyecto universitario de vida.

      El capítulo undécimo (“Proyecto de vida en perspectiva lasallis- ta: realidad, sentido y opción”), de Álvaro Andrés Rivera Sepúlveda, retoma, en la primera parte, las preocupaciones sobre el sentido de la vida, acentuando algunas condiciones contemporáneas en torno a las realidades de esclavitud y recolonización, la crítica a los modelos de progreso, el consumismo y, en últimas, los sinsentidos de la modernidad líquida. Desde este marco de realidad, en la segunda parte se presentan algunas respuestas del lasallismo en clave de proyecto de vida: formación para la búsqueda de sentido, desarrollo de un pensamiento crítico y emancipador y promoción de la dignidad y la identidad de la persona.

      La última parte del libro, denominada Caja de herramientas, presenta dos subsidios para estimular la lectura de El viejo y el mar y la Constitución Política de Colombia, que son los dos libros del canon general que se abordan en el espacio académico de la Cátedra Lasallista.

      El capítulo duodécimo (“El proyecto de vida a la luz de la obra El viejo y el mar de Ernest Hemingway”), escrito por Marco Eliécer Muñoz Molano, proporciona diversos elementos de juicio y análisis del clásico de la literatura norteamericana El viejo y el mar, desde el contexto en el que fue concebido por su autor, Ernest Hemingway, a mediados del siglo pasado. Sin pretender que sea un resumen de la obra, este capítulo despierta diversas provocaciones para que la experiencia de leer o releer el clásico sea también un insumo para la construcción del proyecto personal de vida, a partir de las lecciones de un viejo pescador y de un joven que apenas comienza a navegar en el complejo mar de la vida.

      Por último, el capítulo décimo tercero (“La construcción y la dimensión política del proyecto de vida”), de Luis Hernando Pabón Lizcano, aborda las implicaciones de la Constitución Política de Colombia de 1991 en el proyecto personal de vida del universitario lasa- llista y, más concretamente, en su dimensión política existencial. Esto sin desconocer las difíciles condiciones que forman parte del ejercicio ciudadano, en un país que ha sido presa del virus de la corrupción y de la inequidad, pero que también anhela un nuevo tiempo más justo y en paz.

      ***

      Justo es reconocer que, además de la dedicación de los autores, dos hermanos lasallistas participaron activamente en el proceso de creación: el hermano Bernardo Montes Urrea, del Distrito de Bogotá, coautor de Los hermanos de La Salle en Colombia, y el hermano Diego Muñoz León, responsable del Servicio de Investigación y Recursos Lasalianos en la Casa Generalicia de Roma. Ambos asumieron el encargo de leer críticamente, como pares externos, cada uno de los capítulos, ofreciendo en su momento su experiencia y sus conocimientos para la cualificación de cada uno de los temas. Llegue a ellos nuestra gratitud, al igual que al hermano Diego Andrés Mora Arenas y a Fabio Orlando Neira Sánchez, director y coordinador académico del DFL, respectivamente, que apoyaron y alentaron esta iniciativa desde su gestación, lo mismo que a Juan Carlos Rivera Venegas y a Milton Molano Camargo, quienes participaron en el comité académico de esta obra.

      Este es un texto de lasallistas para lasallistas. Cada página está escrita con el espíritu de fe, de fraternidad y de pasión que caracteriza a sus autores. Ojalá que los estudiantes de la Cátedra Lasallista y todos aquellos a quienes llegue participen también de este espíritu que identifica el estilo de vida universitario lasallista. ¡Sería una buena forma de celebrar los 50 años de nuestra alma mateT.

      Óscar Augusto Elizalde Prada{1} Editor académico

      REFERENCIAS

      Universidad de La Salle (2011). Hitos 12. Documento Orientador de Áreas del Departamento de Formación Lasallista. Bogotá: Ediciones Unisalle.

      Universidad de La Salle (2013). Hitos 17. Horizontes de sentido del Departamento de Formación Lasallista. Bogotá: Ediciones Unisalle.

      Capítulo 1

      La universidad,

      una lectura desde su génesis

      José Luis Jiménez Hurtado{2}

      C uando se emprende la tarea de indagar la génesis de una institución, se asume la labor de recuperar su proceso de conformación. En nuestro caso se trata de la Universitas Scholarium et Magistrorum como asociación corporativa de profesores y estudiantes en torno al saber. Esta génesis implica rastrear los vestigios que dan cuenta del origen de la institución (momento constituyente) y de las acciones emprendidas por los actores de la época para consolidar jurídicamente las nacientes corporaciones (momento continuante). La perspectiva de este texto actualiza el momento progrediente, esto es, hace una relectura de la historia de la universidad a partir de su tradición, lo que significa repetir, criticar o transformar esa tradición en cuanto proceso de transmisión tradente en sus respectivos momentos: constituyente, continuante y progrediente (Zubiri, 1982).

      EN TORNOAL CONCEPTO

      El vocablo “universidad” procede del Latín universitas, atis, el cual está constituido por las raíces unus (uno) y verto (girado o convertido). En un sentido literal, la palabra significa “girado hacia uno” o “convertido en uno” (Corominas, 1991). En una interpretación etimológica, la unidad y el sentido de volver, conjugados, significa la “unidad de cosas diversas”, “unidad en la diversidad”, “unidad de personas congregadas”, “conjunto integral y completo de seres particulares constituidos en una colectividad determinada” (Borrero, 2008).

      En el siglo I a. C. Cicerón se refiere al término como la totalidad de las cosas que integran el universo —universitas rerum— y la totalidad de las personas en el espacio y el tiempo que constituyen la humanidad —universitas generis humani—. A su vez, el emperador Marciano, en el siglo IV, relaciona la expresión con el cuerpo al cual pertenece el conjunto de las personas, en el que están incluidos todos y cada uno (Moncada, 2008). Finalmente, en el Digestum, compilación del derecho romano realizada en tiempos de Justino, se define universitas como lo contrario a singuli y representa al conjunto de seres particulares o elementos constitutivos de una colectividad, lo que a su vez dista de los individuos que la integran (Tünnermann, 1997).

      En la Edad Media, varios conceptos se asignaron a la comunidad de personas que se constituyeron como colectividad, v. gr. corpus, collegium, societas, communio, consortium. Sin embargo, fueron los vocablos studium y universitas los que designaron la relación de estudiantes y maestros que concurrían a los centros de enseñanza, para obtener grados académicos con el respectivo reconocimiento de las autoridades civiles o eclesiásticas (Moncada, 2008). El concepto universitas representó originariamente al corpus fictum, al cuerpo imaginario de scholares apasionados por el saber. Según la definición del jurista y canonista Bartolo de Sassoferrato (1313-1357), “la universitas comprendía, en tanto que corporación, a todos los escolares-escolásticos, desde su fundación hasta su extinción en lo que representa una vinculación quasi mystica

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