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los mayas refiriéndose a una planta de maíz? ¿Al enorme árbol de la Ceiba considerado un árbol sagrado y eje del cosmos según sus creencias? ¿Algún otro simple árbol? ¿O se trata de la representación a otra clase de naves que los hacían volar hacia el más allá por medio de alguna tecnología que todavía no conocemos en ellos? Lo cierto es que dentro de los jeroglíficos mayas vemos toda clase de símbolos alusivos a los planetas, la luna, las estrellas y el sol. Esas piedras nos hablan de un largo viaje al más allá. Como pueden notar, hay símbolos que representan a un ave posada, haciendo referencia al dios del cielo quien tenía el poder de resucitar a los muertos. Vemos también la representación de una serpiente bicéfala la cual poseía un significado para el contacto de los reyes con los cielos y sus antepasados. Esto es una clara alusión al morir y renacer de un dios. Los propios gobernantes venían a ser sagrados. Aquí entra el dilema, ¿viajaban hacia el inframundo en una representación de un árbol o viajaban en otra clase de objetos? –aseveró Smith.

      –Todos estos enigmas me resultan sorprendentes. –comentó Burke.

      –Quiero que vean esto. –dijo Smith conduciéndolos hacia el misterioso sarcófago.– Como ustedes pueden ver, la lápida está hecha de piedra caliza. Se trata de un bloque monolítico, una verdadera obra de arte maya. Un verdadero monumento para un rey como Pakal. Pakal fue uno de los gobernantes más venerados por el vasto territorio que tuvo bajo sus dominios. Ven estos cuatro tapones redondos en el sarcófago. Si se fijan, sólo uno tiene tres orificios. –dijo Smith.

      –Y eso, ¿qué significado pudo tener? –indagó su ayudante.

      –Ese tapón que posee los tres orificios tiene como propósito que al morir Pakal, su alma pudiera salir por allí y recorrer el sicoducto. Si se fijan, hay un camino trazado que va desde el sarcófago hasta los otros niveles en esta pirámide. –explicó Smith.

      Los oyentes siguieron la ruta que les mostró el señor Smith, la misma comenzaba en el sarcófago y continuaba en las molduras de las escaleras de aquel lugar. Desde la parte baja de la pirámide, comenzaron a ascender hasta llegar a otro nivel. Para su sorpresa, llegaron hasta una imagen grabada de Pakal sosteniendo un niño en sus brazos.

      –Miren esto. –reaccionó asombrado su ayudante–. Es increíble la habilidad que tenían estos escultores.

      Los ojos de todos los presentes mostraban asombro ante aquellos grabados.

      –Pueden verlo. Es el propio Pakal entregando su alma a su hijo Kan Balaam. Desde el sarcófago en el interior, el alma de Pakal viajó hasta este lugar y como ven aquí, se incrustó en el pie de Kan Balaam. Eso significa que a la muerte de Pakal, ellos consideraban que Kan Balaam incorporaba a su padre. Su padre le transfirió el legado, el poder y la gloria al hijo. –dijo Smith.

      –Eso está muy interesante. –reaccionó Burke.

      –Pero no es el único misterio. Se cree que estas representaciones también apuntan a un renacer en un futuro. Un tiempo cuando los dioses regresen a la tierra. –dijo Smith.

      –Lo que me da mucha curiosidad es, si todo esto es cierto, ¿quién es el que ha se resurgir en el fin del ciclo? Es decir, ¿algunos hablan del regreso de los dioses en el fin del ciclo. Pero, si Pakal y Kan Balaam ya no están presentes, ¿a quien ellos se referían? ¿Puede la profecía maya apuntar a alguna clase de gobernante futuro? –preguntó el ayudante.

      –El regreso de los dioses es un misterio. Sólo el tiempo podrá descifrar esos enigmas. Para los mayas, era alguna clase de nuevo comienzo, donde los soberanos regirían sobre la tierra. –contestó Smith.

      Aquellas expresiones del Doctor Smith parecían avivar el enigma en la mente de sus oyentes. De algo estaban seguros, aquellas inscripciones estaban llenas de misterios. Misterio que cada uno tendría que descifrar por si mismo.

Parte B Conferencia del doctor Eugene Smith (Preguntas y respuestas)

       Lo que el cielo tiene ordenado que suceda, no hay diligencia ni sabiduría humana que lo pueda prevenir.”

      –Miguel de Cervantes Saavedra

      Capítulo 5

       El secreto maya

      Misión Palenque

       3 de Octubre de 2011

      El Doctor Eugene Smith se encontraba cautivo de los enigmas mayas. Ahora le consumía el deseo de encontrar toda la verdad y presentársela al mundo. Smith se había dado a la tarea de investigar por si mismo todas las tesis de diversos investigadores y arqueólogos quienes estuvieron interesados en el tema que ahora cautivaba su atención.

      7:30 a.m.

      Smith se encontraba inmóvil a causa del pesado sueño. Había dormido muy poco, pues tenía la costumbre de salir de los sitios arqueológicos y continuar investigando documentos en su habitación. Aquella noche la pasó leyendo sus apuntes sobre el Código de Dresde. Escritos que parecían anunciar acontecimientos estelares justo al fin de la última era. Ahora el sueño acumulado parecía pedir cuentas.

      El molestoso teléfono se escuchaba a lo lejos. Gruñendo el señor Smith asintió en contestarlo.

      –Sí, diga. –contestó Smith en tono de malhumor.

      –¿Señor Smith? –respondió una voz femenina–. Espero no incomodarle. Soy la recepcionista, señor. Tengo a una persona que desea verle. Insiste en hacerle una entrevista.

      –Lamento comunicarle que no estaré realizando entrevistas privadas en este hotel. Las únicas expresiones públicas se limitarán a la conferencia que daré en horas de la mañana en el Centro de Convenciones y Polyforum Chiapas. –contestó Smith.

      –Si fuera posible, ésta persona se lo agradecerá pues pertenece a una muy influyente cadena noticiosa. –dijo la recepcionista con tono amable.

      –Señorita, le agradeceré que tome nota de los datos de esa persona, su nombre y número para así atenderle en la conferencia de hoy. –contestó Smith cortando la llamada evitando que la recepcionista continuara insistiendo.

      No había duda de que la visita del Doctor Eugene Smith en Chiapas había trascendido a los medios de comunicación. Sus investigaciones habían captado la atención de la prensa mundial. Diversidad de periodistas tendían a seguirlo en lugares no frecuentes.

      Casi de inmediato de haber colgado la primera llamada el teléfono sonó nuevamente.

      –«¿Quién será esta vez?» –se preguntó Smith.

      Smith tomó el teléfono.

      –Sí, diga. –contestó.

      –Señor Smith, soy yo, Jacob. Le comunico que debemos apresurarnos al desayuno pues el chofer ya viene de camino para llevarnos al lugar de la conferencia.

      –Le agradezco, allí estaré. –dijo Smith colgando el teléfono.

      Smith se tomó su tiempo en lo que se preparaba pues no era de las personas que se dejaran apurar por otros.

      Centro de Convenciones y

       Polyforum Chiapas

       9:00 a.m.

      –Damas y caballeros –saludó el presentador al público que se dio cita en el centro de convenciones para escuchar la conferencia del Doctor Eugene Smith–. El invitado de esta mañana ya todos lo conocen. Ustedes han visto sus documentales en la televisión, han leído sus numerosos libros, han visto los reportajes en las noticias y sus comentarios en diversas revistas. Para nosotros es un honor tener aquí al Doctor Eugene Smith.

      Tan pronto el Doctor Eugene Smith se puso de pie, todo el público le aplaudió con admiración.

      –Gracias, Edison –dijo Smith, tomando su lugar en la tarima–.

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