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hace ya casi sesenta años estuvo parado el gran arqueólogo el Doctor Alberto Ruz Lhuillier. Fue él quien hizo el importante descubrimiento del sarcófago de Pakal el Grande, conocido como el «Gran Sol». –dijo Smith.

      Smith los condujo hacia la puerta triangular y se dirigió a la cripta donde una vez descansó el sarcófago de Pakal.

      Mientras Smith comentaba sobre algunos datos de la historia de aquel lugar, la atención de Jacob Burke se dirigía hacia la tapa del antiguo sarcófago de Pakal. Burke tomó quince fotografías de aquellos grabados en piedra en diferentes ángulos. Burke no quería dejar pasar ni un solo detalle de aquel lugar. La cripta donde se encontraban era una cámara abovedada de unos nueve metros de largo, cuatro de ancho y siente de alto, y allí descansaba el pesado sarcófago.

      –Señor Smith, ¿qué es todo esto? –indagó Burke.

      –¿A qué se refiere? –preguntó Smith.

      –Me refiero a esas extrañas inscripciones que aparecen grabadas en la tapa del sarcófago. –contestó Burke.

      –Bueno, en este lugar, en cada esquina hay un poco de historia. Cada escrito, grabado o jeroglífico nos cuenta del pasado de esta civilización maya, pero para algunos que comparten mi punto de vista hay evidencias de creencias que alcanzan el futuro. Como podemos ver aquí, estos monumentos poseen una diversidad de representaciones del cosmos. Los mayas quisieron dejar grabadas sus creencias sobre la vida en el más allá. –le explicó Smith.

      –Entonces, usted afirma que estas inscripciones que aquí aparecen nos hablan del mundo de los muertos. –comentó Burke.

      –Sí, pero es mucho más que eso. Son creencias que superan nuestro entendimiento. –dijo Smith.

      –¿A qué se refiere? –indagó Burke.

      –Me refiero al misterio, ese misterio que surge cuando tratamos de descifrar el pasado maya y lo que ellos dejaron grabado sobre el futuro. –dijo Smith.

      –Háblame un poco de eso. –dijo Burke.

      –Aquí las piedras nos hablan. ¿Qué nos dicen? Tomemos por ejemplo el caso de Pakal. Ese gobernante subió al trono el 26 de Julio de año 615 después de Cristo. Estamos hablando de un gobernante que a una temprana edad de tan sólo doce años tuvo la responsabilidad de enfrentarse a sus enemigos y procurar edificar fortificaciones. De ésta manera cobró importancia al llevar a su pueblo a una transición. En el 683 después de Cristo, Pakal falleció a la edad de 68 años. Sin embargo, las ruinas más que hablarnos del pasado, nos hablan de un futuro. Nos hablan de profecías y enigmas de las cuales tenemos que estar alertas. –explicó Smith.

      –Eso significa que en memoria de ese gran gobernante ellos le edificaron este gran monumento donde nos encontramos. –comentó Burke.

      –Eso es correcto. Esta pirámide de veinticinco metros de altura fue una construcción de muchos años, tal vez una década completa. De forma segura fue su hijo y sucesor, K’inich Kan B’alam II, quien terminó de construirlo. Esta pirámide no fue construida de forma casual, sino muy bien pensada tomando en consideración cada detalle. Por ejemplo, tomemos estos nueve niveles que la componen. Cada uno de ellos representa un nivel hacia el inframundo dentro de sus creencias. Es lo que los mayas le llamaban el Xibalbá. La parte baja en este lugar representa el lugar de la morada de los muertos. Arriba se localiza el santuario, de donde obtuvimos uno de los textos mayas que nos hablan sobre las dinastías pasadas aquí en Palenque. Existe un misterio que les compartiré. –dijo Smith.

      Cuando Smith hizo esa afirmación todos los oyentes se pusieron atentos.

      –La tumba del rey Pakal está llena de enigmas que todavía no han sido resueltos. Me refiero a que se han hecho investigaciones como las realizadas por algunos investigadores franceses de Niza, como André Millou y Guy Tarade. Estos han propuesto que los restos del rey Pakal eran algo más que un soberano maya. –dijo Smith.

      –¿A qué se refiere? –indagó Burke.

      –Se ha propuesto la hipótesis que las características de este rey no concuerdan con los mayas, sino que pertenece a otra clase de raza superior blanca. Según la descripción de la cual se tiene conocimiento, los mayas fueron gente que exhibían un fenotipo de cabeza ancha, aguileña, sus cabellos eran negros y lacios, sus pómulos salientes. Se distinguían por tener la frente ancha y plana y sus ojos de características orientales y oscuros. Sus hombros eran anchos y su cuello corto. ¿Qué sucedería si esas características no concordaran con los restos del soberano maya? Incluso, se ha dicho que pudo ser parte de alguna clase de raza de dioses que descendieron desde los cielos y por su gran significado es que le han construido semejantes pirámides colosales. ¿Tenemos los restos de un maya o de alguien más enigmático? Se sabe que dentro de la mitología maya en el Popul-Vuh se hace referencia a una primera raza superior. Para algunos de nosotros, los huesos de Pakal no concuerdan con la raza maya y afirmamos que se trata de alguien más. Alguien que pudo haber venido desde otra galaxia a la nuestra. Alguna clase de dioses fundadores y quienes fueron los iniciadores y protectores de las razas. –les explicó Smith.

      –Hay mucha creencia mitológica en todo esto. –comentó Burke.

      –Bueno, todo depende del cristal con que se mire. Si le preguntas a un indígena maya, te explicará todo como una creencia y no como alguna clase de fantasía. Observemos que los mayas relacionaban el tiempo de sus vidas con la existencia de sus dioses. Tomemos como muestra la fecha del nacimiento de Pakal. Los mayas la vinculaban con la fecha de ascensión de uno de sus ídolos y puede que tenga algo que ver con un suceso futuro catastrófico que muchos aseguramos tendrá lugar el 23 de octubre de 4772, es decir el equivalente en nuestro calendario a la fecha 21 de diciembre de 2012. –aseveró Smith.

      Cuando el Doctor Smith hizo esta aseveración todos se miraron los unos a los otros.

      –¿A qué se refiere? –le preguntó su asistente.

      –Miren, los mayas contienen muchos enigmas en su historia. Ellos presentaban la historia como un ciclo que se repite una y otra vez. Incluso en sus cuentas y cálculos se ven la tendencia 1,2,3,1 y no 1,2,3,4,5,… como lo hacemos nosotros. Existen cinco eras mayas y cada una de las cuales abarca un calendario de cuenta maya. Las cuatro eras anteriores de los mayas culminaron con periodos catastróficos, eso puede darnos un indicio de lo que puede estar por suceder sobre la tierra. Luego de estudiar los diferentes “baktun” y realizar diferentes fórmulas matemáticas para comprender la manera como los mayas veían el tiempo, todo parece apuntar al fin del calendario en la mencionada fecha. –afirmó Smith.

      –A ver si entendí. Lo que usted está afirmando es que el enigmático año 4772 dentro del calendario de los mayas puede referirse al 2012 de nuestra era y según sus ideas, existe cierta probabilidad que suceda algo catastrófico sobre la humanidad dejándose llevar del patrón de sucesos anteriores que caracterizaron el fin de las cuatro eras anteriores. –inquirió Burke.

      –Eso es correcto. El dilema es que estamos muy cerca del fin del quinto ciclo. Ahora nos toca descubrir y descifrar la ficción y la realidad sobre ideas que apuntan a un próximo cataclismo que pudiera vivir la humanidad. En el pasado hubo guerras, exterminio masivo, cambios sociales de gran impacto, las ciudades tuvieron que ser abandonadas y cosas inexplicables. Ahora la humanidad se enfrenta a una nueva expectativa. –dijo Smith.

      Cuando Smith hizo esta afirmación algunos de los oyentes tenían sus dudas, otros creían firmemente que sus conclusiones poseían la base suficiente como para preocuparse.

       soy hijo del barro, pero también del cielo estrellado”

      –inscripción maya

      Capítulo 4

       Más allá del quinto ciclo maya

      10:30 a.m.

      Burke no dejaría perder

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