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al Libro de la Vida, Cayce afirmó que era «el registro de Dios, tu registro, tu alma por dentro y el conocimiento de la misma» (281-33). En otra lectura (2533-8), se pidió a Cayce que explicara la diferencia entre el Libro de la Vida y los Registros Akásicos:

       P. ¿[Qué significa] El Libro de la Vida?

       R. Es el registro que la propia entidad escribe en la madeja del tiempo y el espacio, con paciencia. Éste se abre cuando el ser ha logrado estar en armonía con el infinito, y puede ser leído por aquellos en armonía con esa conciencia . . .

       P. ¿El Libro de los recuerdos de Dios?

       R. Ese es el Libro de la Vida.

       P. ¿Los Registros Akásicos?

       R. Aquellos elaborados por la persona, como se acaba de indicar.

      Las lecturas de Edgar Cayce sugieren que cada uno de nosotros escribe la historia de su vida a través de sus pensamientos, acciones e interacciones con el resto de la Creación. Esta información nos afecta a cada momento. De hecho, los registros akásicos afectan de tal manera nuestras vidas, así como las probabilidades y potenciales que atraemos, que cualquier exploración en ellos inevitablemente nos suministra percepciones de nuestra propia naturaleza y nuestra relación con el universo.

      Hay mucho más en nuestra vida, nuestra historia y nuestra influencia individual sobre el mañana, de lo que quizás nos atrevemos a imaginar. Al acceder a la información de los registros akásicos, base de datos del computador del universo, es mucho lo que se nos puede revelar. El mundo como lo hemos percibido colectivamente apenas es leve sombra de la realidad. Este libro se ha compilado con la esperanza de dar a las personas una visión más allá de esa sombra.

      Kevin J. Todeschi

      Virginia Beach, Virginia

       Primera Parte:

       El pasado

      Una vez más el espectro dio un grito, sacudió la cadena y retorció sus fantasmales manos.

      «Llevas grilletes», dijo Scrooge temblando. «¿Por qué?».

      «Llevo la cadena que yo mismo forjé en vida», replicó el Fantasma. «La fabriqué eslabón por eslabón y metro por metro, me encadené por voluntad propia y por mi propia voluntad la llevé . . .».

      Conversación entre Ebenezer Scrooge

      y el fantasma de Jacob Marley

      en el cuento A Christmas Carol, de Charles Dickens.

      1

      Los Registros Akásicos:

      Cronistas del pasado

      Los registros que han sido escritos, han sido escritos . . .

      Entonces la pregunta natural de la entidad, de aquello que se ha dado, es: ¿De qué fuente, o cómo, se lee dicho registro de las actividades del pasado? ¿Cómo se puede saber que se está dando un registro VERDADERO de las actividades en un período de cuya historia no existe PALABRA escrita? Sin embargo la propia entidad ve, y se le está enseñando, y está estudiando, los registros escritos en la naturaleza, las piedras, las colinas, los árboles, en lo que se ha llamado el registro genealógico de la propia naturaleza. Igualmente cierto, pues, es el registro que la mente anota sobre la película del tiempo y el espacio, de las actividades de un cuerpo con su alma hecha a imagen y semejanza del Creador. Por lo tanto, siendo espíritu en su forma, [su archivo se encuentra] sobre los registros EN el tiempo y el espacio.

      487-17

      Imagínese dueño de un megacomputador que guarda cada acontecimiento, pensamiento, imagen, o deseo que haya ocurrido en la Tierra. Imagine también que, más que una simple compilación de datos y palabras escritas, ese equipo contiene incontables videos y fotografías que ofrecen al espectador la versión por un testigo ocular de todo lo ocurrido dentro de cualquier marco de tiempo histórico. Por último, imagine que esta enorme base de datos no sólo hace el seguimiento de la información desde una perspectiva objetiva sino que también mantiene la perspectiva y emociones de cada persona involucrada. Por increíble que pueda parecer, esta descripción es una representación bastante fidedigna de los registros akásicos.

      Edgar Cayce, denominado el psíquico más documentado de todos los tiempos, así como un místico del siglo veinte, ayudó a miles de personas con su notable capacidad intuitiva. Durante más de cuarenta años, Cayce dio lecturas, o disertaciones psíquicas, usando los registros akásicos como recurso básico. El talento fundamental de Cayce fue su capacidad de acceso a la información de estos registros y la habilidad para transmitir los datos que capacitarían a las personas para descubrirlo todo, desde el propósito esencial de su vida hasta la causa oculta de un problema de larga data. Se trata de un recurso de información que, según Cayce, ha estado y está a disposición de todos.

      Para explicar la factibilidad de todo esto, Edgar Cayce dijo que las personas pueden entrar en sintonía con los registros akásicos en la misma forma que se puede armar un aparato de radio que sintonice las ondas hertzianas. Aunque la naturaleza de los registros no es física, una persona que se sintonice, de todas maneras «escucha», «lee» y «experimenta» su información. Para ilustrar lo que una persona podría percibir mientras visualiza esa información, Cayce dijo a una chica de dieciocho años que los registros akásicos del mundo mental se podrían comparar con una sala de cine del mundo físico (275-19). Esta película se podría volver a proyectar para tratar de entender lo ocurrido en la experiencia de una persona en cualquier período, en cualquier momento, o mientras ocupaba cualquier lugar en la historia. Dentro de estos datos también habría un registro de lecciones aprendidas, oportunidades perdidas, culpas adquiridas y experiencias ganadas. Además, aunque las acciones de una persona se pueden malinterpretar o malentender en el mundo físico, los registros akásicos mantienen un registro objetivo de la «vida real» de cada persona, porque lo que en ellos se informa fue su verdadera intención.

      En 1934, en el curso de una lectura para un agente de transporte de mercancías (416-2), Edgar Cayce trató de definir un poco más estos registros. No sólo habló de lo que son los registros akásicos, sino que explicó cómo se escriben, y explicó cómo es que cualquier persona puede acceder a esa información. Al parecer, cualquier tipo de actividad—sea acción, pensamiento, deseo o acto—crea alguna clase de vibración. Esta vibración produce una marca sobre (lo que Cayce llamaba) la madeja del tiempo y el espacio, y de alguna manera queda identificada permanentemente con la persona a que corresponde. Aunque no puede verse, es una energía etérica que para una persona parasensorial es tan evidente, como la palabra impresa lo es para una persona vidente.

       Cuando existe el pensamiento o la actividad del cuerpo en cualquier entorno específico, esa misma actividad genera las impresiones hechas en el alma . . .

       En cuanto a los registros efectuados por una actividad tal, están escritos sobre lo que se conoce como tiempo o espacio, en forma muy similar a la manera en que se escriben los mensajes cuya naturaleza es familiar para el cuerpo en su actividad actual. Tal como se usan los instrumentos de grabación, así la actividad de la ENERGÍA utilizada deja su impronta en la onda etérica que registra entre tiempo y espacio lo que se DESEA que permanezca, respecto a aquello que está impulsando o produciendo. Así como las personas

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