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'Mysterion' y 'Sacramentum'. Evolución en Oriente y Occidente. José Manuel Fernández Rodríguez
Читать онлайн.Название 'Mysterion' y 'Sacramentum'. Evolución en Oriente y Occidente
Год выпуска 0
isbn 9788491653257
Автор произведения José Manuel Fernández Rodríguez
Жанр Документальная литература
Серия Cuadernos Phase
Издательство Bookwire
No obstante, sí podemos apreciar ciertas similitudes comunes entre ambas praxis cultuales, como la pretendida aspiración de conseguir la salvación, así como la bienaventurada pervivencia del alma en el más allá. Aunque también diferencias; estos cultos mistéricos estaban restringidos a unos pocos iniciados. En cambio, el cristianismo es una religión con carácter universal, cuyas prácticas y salvación están abiertas a todo el mundo.
b. «Mystêrion» en el platonismo y en la gnosis13
El significado existencial del vocablo mystêrion que aparecía en los cultos mistéricos es asumido por los filósofos griegos, ya que comparan la búsqueda intelectual de la verdad suprema con el camino de la iniciación mistérica. Esto aparece en El Banquete de Platón, aquí Diotima se presenta como una mistagoga que guía al filósofo en su camino hacia la contemplación del ser puro.14 El acceso de la realidad visible y mudable a la realidad invisible e inmutable equivale a una iniciación mistérica, a una mystagogia, pero la diferencia ahora va más allá del ámbito cultual, centrándose en el ámbito intelectual-gnoseológico como medio para alcanzar la visión de lo divino. En la cosmovisión platónica, las cosas visibles y terrenas son una sombra y una vaga imagen de las Ideas eternas (la Unidad, la Verdad, el Amor, el Bien y la Belleza). El sabio es consciente de la función indicativa y simbólica que tienen las cosas del mundo natural, y todo lo que percibe se convierte en símbolo de la única realidad verdaderamente real, celestial y divina. Pero este lenguaje y la verdad que esconde el símbolo, solo pueden ser captados por unos pocos escogidos de la masa de los profanos, que han sido iniciados en los misterios filosóficos.
La única conexión que se da entre la iniciación mistérica y la filosófica, es su preocupación por alcanzar la visión del ser divino, y con ello, la divinización. Con la diferencia de que ahora, la praxis secreta de los cultos salvíficos es sustituida por doctrinas secretas de la sabiduría verdadera. Lo que llama la atención al filósofo en su búsqueda no es ya la diversidad de dioses o las prácticas rituales ofrecidas a ellos, sino lo único verdaderamente valioso y real, la contemplación del ser divino, invisible e inmutable, a la que se asciende por la escalera de las imágenes visibles.
En la gnosis precristiana, es apreciable la relación combinada que se da entre la filosofía platónica y las prácticas mistéricas, dando lugar a una reinterpretación de los misterios, acomodándolos al mito del hombre celeste. Así pues, el concepto clave de mystêrion se aplica a la comunicación redentora entre el Primer Hombre (Proto-anthropos) celestial y a los hombres «espirituales» (πνευματικόι) que se convierten en una copia viviente y perfecta de aquel Redentor-redimido. Y esta transformación se realiza a través del «nuevo nacimiento», entendido como un proceso de iluminación intelectual y de asimilación vital a ese arquetipo divino.
2. El término «Mystêrion» en el mundo bíblico
a. «Mystêrion» en el Antiguo Testamento
El término mystêrion aparece cuarenta y cinco veces en la Biblia (unas 18 veces en el Antiguo Testamento y veintisiete veces en el Nuevo Testamento), en el Antiguo Testamento aparece solamente en algunos libros tardíos veterotestamentarios del periodo helenístico, en la versión de los LXX (Tob, Jdt, Sab, Eclo, Dn, 2 Mac); tiene como trasfondo el arameo rāz, que designa una «cosa secreta» y que corresponde también al hebreo clásico sōd.15 Aparece referido a los cultos secretos (Sab 14, 15.23) condenados en la Biblia, pero más a menudo se asigna a los significados conocidos del lenguaje profano: los planes secretos del rey, los secretos de guerra, los secretos del amigo… (Tob 12,7.11; Jdt 2,2; Sir 22,22; 27,16s.21; 2 Mac 13,21).16 Entre los escritos que tienen mayor contenido teológico, debemos destacar el libro de la Sabiduría y el libro de Daniel, pues ambos representan respectivamente a la tradición sapiencial y a la apocalíptica.
En cuanto al libro de la Sabiduría, se afirma que los impíos no conocen los secretos de Dios (cf. 2,22), permanecen ocultos para ellos ya que se apartan de Yahweh cuando practican los cultos idolátricos (14,15.23). No obstante, estos misterios de Dios sí pueden ser conocidos, ya que la Sabiduría se los revela a sus discípulos, cuando la invocan y la escuchan (8,19-9,18), y aparece aquí como una personificación (cf. 8,4). De hecho, esa misma Sabiduría es un secreto a revelar: «Os voy a explicar la esencia y el origen de la Sabiduría, no os ocultaré secretos…pondré de manifiesto su conocimiento, sin eludir la verdad» (6,22); y aquel que la conozca podrá alcanzar la inmortalidad (8,13).17
En el libro de Daniel aparece un aspecto completamente nuevo: el mystêrion escatológico. Este secreto escatológico consiste en «lo que sucederá al final de los tiempos» (2,28ss), cuya revelación y explicación solo corresponde a Dios (cf. 2,47). Los medios que Dios utiliza con soberana libertad para revelar estos secretos son: «el sueño y la visión nocturna» (2,18s). Así pues, este misterio, es un anuncio velado de los acontecimientos futuros determinados por Dios, y cuya manifestación e interpretación está reservada solo a Dios, o a los inspirados por su Espíritu (4,9).18
A la vista de los datos expuestos, solo en dos pasajes del Antiguo Testamento (Sab 6,22 y Dn 2) tiene el mystêrion una importancia significativa para nuestro objeto de estudio, ya que aparece como un secreto a revelar que es la Sabiduría misma de Dios, y como acontecimiento futuro, más que como un culto secreto a los ídolos paganos (Sab 14,15.23). Por lo demás, el concepto mystêrion no se refiere en ningún caso a los ritos cultuales o «sacramentos» del Antiguo Testamento, entendidos estos como signos y medios de fe, tales como la circuncisión (Gn 17,1-10), la fiesta del Yon Kippur (Is 1, 18), o la fiesta anual de la Pascua (Ex 12,21; 1 Sm 1,21).
b. «Mystêrion» en el Nuevo Testamento
Cuando el término mystêrion aparece en el Nuevo Testamento es perceptible el influjo apocalíptico y en la mayoría de los casos el uso del concepto conlleva un fuerte matiz escatológico, aquí se presenta ya como un término técnico de teología. En los evangelios sinópticos aparece solo una vez (en Mc 4,11: mystêrion; en Mt 13,11, y Lc 8,10: mystêria), la expresión: «a vosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios», y ninguna vez en Jn. Así, en Mc 4,11 el mystêrion aparece en relación con el mensaje escatológico central de la predicación de Jesús, o sea, la llegada del reino de Dios, y por afinidad, con el Cristo mismo, que es el Salvador definitivo enviado por Dios, ya que con su mensaje, su vida y su obra redentora se inició el reino de Dios.
«Aunque aparentemente las diferencias de lenguaje que aparecen en Marcos con respecto a Mateo y Lucas no encierran importancia alguna, según el modo común de sentir; otros opinan, por el contrario, que Mateo y Lucas consideran “los misterios del reino de Dios” como doctrina, mientras que Marcos los considera como acontecimiento y suceso».19
El uso de la palabra mystêrion en los escritos de Pablo está en la misma línea de la literatura apocalíptica, y también en la línea esbozada en los evangelios, de tal modo, que para Pablo designa esencialmente el mismo acontecimiento de Cristo, estando en relación estrecha con el kerigma de Cristo. El Apóstol solo quiere predicar la sabiduría de Jesucristo, el Crucificado, al que identifica con el «misterio de Dios» (cf. 1 Cor 2,1ss; Col 2,2; 4,3). Este misterio de Dios es su designio divino que inicialmente estaba oculto desde los albores de los tiempos (Rom 16,25-27; Col 1,26s); ahora ha sido desvelado por el Espíritu de Dios (cf. 1 Cor 2,10-15), y lo deben proclamar los Apóstoles en cuanto «administradores de los misterios de Dios» (1 Cor 4,1; cf. Ef 3,2s; Col 1,25s), dándolo a conocer a todos los hombres para que lleguen a la salvación (cf. Col 1,28; 1 Cor 2,7).20 Este misterio de la redención de Cristo tendrá como consecuencia última la recapitulación de todas las cosas en Cristo (Ef 1,10).
La novedad de la teología de Pablo es que rompe definitivamente con la tendencia a la segregación elitista y de la salvación exclusiva ofrecida por los cultos mistéricos. Además, el mystêrion que anuncia no impone ninguna ley de silencio; sino todo lo contrario, es algo público, está abierto y es accesible a todos los hombres. De hecho, el Apóstol incluye en esta proclamación de la nueva sabiduría de Cristo, a todos los hombres de la raza, condición y género que sean, puesto