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      La paz viene del interior, no la busques en el exterior.

      Buddha

      A veces en la vida las cosas no salen como uno desea y es importante saber aceptar y seguir adelante. No hacerlo supone mucho sufrimiento, tiempo y esfuerzo.

      Recuerdo cuando murió mi padre en un accidente de coche. Yo tenía veintitrés años. Al principio no quería aceptarlo, no era posible, eso no podía estar pasándome a mí. Me rebelaba contra Dios porque me parecía muy injusto. El tiempo me ayudó a aprender a vivir con ello y a estar agradecido por todo lo que él me había dado.

      Acepté la situación, mis sentimientos, evalúe las alternativas de cómo podía vivirlo y decidí afrontarlo con mejor actitud y sentido.

      Supe perdonar, valorar en perspectiva las alegrías y los reveses de la vida, todo ello me dio paz y me animó a proseguir mi camino con mayor serenidad.

      Aceptar las distintas etapas de la vida; como la adolescencia, la vida en pareja, la educación de los hijos, el nido vacío, la falta de salud, o incluso la muerte, son retos que todos nosotros antes o después tenemos que afrontar.

      ¿Qué me resisto a aceptar?

      ¿Cómo me sentiría aceptándolo?

      ¿Qué está en mi mano hacer?

      actitud

      Si no puedes cambiar tu destino, cambia tu actitud.

      Amy Tan

      La actitud es cómo elegimos vivir la vida y marca nuestra manera de ser. Podemos decidir cómo afrontamos el día a día y de ello dependerán en buena parte nuestros resultados y nuestra felicidad.

      Durante los primeros años de la crisis (2008-10) me sentía víctima de la situación, desilusionado y desanimado por las malas noticias de cada día. Buscaba culpables (la falta de consumo, el equipo, yo mismo), veía imposible surfear el tsunami que se nos venía encima.

      Decidí hacerme cargo, cambiar mi actitud, tratar de gestionar lo mejor posible lo que podía hacer, ser más positivo, dar ánimo a los que me rodeaban… y así poco a poco encontramos una salida a la difícil situación.

      La actitud marca la diferencia. Una buena actitud genera energía positiva, acción y las cosas empiezan a alinearse en la dirección deseada.

      Cuando generamos la actitud adecuada nos sentimos mejor, contagiamos a los que nos rodean y nuestra eficacia aumenta de manera exponencial.

      ¿Cuándo tengo mala actitud?

      ¿Qué debería cambiar?

      ¿Cuál sería un buen primer paso?

      amor

      Amar es encontrar en la felicidad del otro tu propia felicidad.

      Gottfried Wilhelm Leibniz

      El amor es una de las emociones más profundas que nos mueven. El amor es entrega, aceptación, pasión, generosidad. Hay muchos tipos y situaciones de amor, pero en general es mirar a los demás con cariño y confianza.

      El gran amor de mi vida es María Jesús. Conocí a mi mujer en una academia de «baile de salón». Fui con una amiga para aprender a bailar y allí estaba ella, dando las clases con tanta alegría y entusiasmo que me encandiló. Hicimos un grupo muy divertido, lo pasábamos muy bien y entre bailes, cenas y viajes fue surgiendo nuestro amor.

      Nos casamos y tras unos años tuvimos a nuestros hijos, Juan y Luis.

      El amor se va transformando, con tu pareja, tus hijos, tus padres… va evolucionando, madurando y hay que cuidarlo. Tengo un amigo que lo describe así: «hay que regar la plantita cada día», y «abonarla» diría otro.

      A veces somos egoístas y damos prioridad a otras cosas en la vida que luego nos damos cuenta de que no son tan importantes. Si nos amamos más, si damos cariño a las personas cercanas, construiremos un mundo mejor en el que todos seremos mucho más felices.

      ¿A quién debería mostrar más amor?

      ¿Cómo podría querer más a esa persona?

      ¿Qué acción quiero tomar?

      cambio

      Cuando no somos capaces de cambiar una situación,

      tenemos el reto de cambiarnos a nosotros mismos.

      Viktor Frankl

      Nos cuesta cambiar; en general tenemos resistencia al cambio. Nos sentimos más seguros moviéndonos en lo conocido, aunque a veces no estemos satisfechos. El cambio nos provoca incertidumbre y miedo.

      Cuando tenía trece años me cambiaron de colegio porque nos fuimos a vivir a las afueras de Madrid. Pasé de un colegio religioso, de chicos, a un colegio laico, mixto y acabé en la clase de nuestro actual rey de España, D. Felipe de Borbón. Al principio me sentía preocupado, incómodo, desubicado, pero en general fui bien acogido e hice buenos amigos y tuve excelentes profesores de los que aprendí mucho.

      Algunos de mis mejores amigos como Nacho y Marcela son de esa época y con ellos mantengo una relación casi de familia; ellos son padrinos de nuestro hijo Luis y nosotros de su hijo Gonzalo.

      Nunca sabemos qué nos van a deparar los cambios. Vivimos en un mundo en constante evolución y para adaptarnos a esos cambios con éxito debemos estar abiertos a probar a ser y hacer cosas diferentes.

      Afrontar los cambios personales, profesionales… como una oportunidad de aprender nos permitirá ampliar nuestra zona de confort, mejorar y crecer.

      ¿Qué me cuesta cambiar y por qué?

      ¿Qué beneficio tendría cambiarlo?

      ¿Cómo voy a cambiarlo?

      compartir

      La mejor manera de multiplicar tu felicidad es compartirla con otros.

      Desconocido

      Vivimos en una sociedad que está mejorando en lo que se refiere a compartir. En general somos más solidarios, trabajamos más en equipo, somos más transparentes compartiendo nuestros conocimientos y experiencias. La tecnología y las nuevas generaciones nos llevan en esa dirección y confío en que todo ello represente un gran avance para la Humanidad en muchos campos.

      Me siento feliz de haber recorrido el Camino de Santiago en bicicleta con mis hijos, desde Roncesvalles a Santiago de Compostela entre 2012 y 2014. Fue un reto enorme, porque cuando empezamos tenían trece y doce años. Me maravilló su sacrificio y esfuerzo por conseguirlo, algunas conversaciones profundas que tuvimos, lo bien que lo pasamos. También nos acompañaron buena parte del viaje mi mujer y dos sobrinos, así como mi madre y «la Terolada» (viaje familiar anual con la familia de mi mujer). Fue una experiencia increíble que nunca olvidaremos.

      Compartir la vida con tu pareja, familia y amigos, es un disfrute y genera mucho vínculo. No hacerlo supone perderse muchas cosas.

      El mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros seres queridos es compartir nuestro tiempo con ellos, tratando de dar siempre nuestra mejor versión, estando 100% presentes.

      ¿Con quienes elijo compartir mi vida?

      ¿Qué cosas me gustaría compartir?

      ¿Qué

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