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reconocido en la homeopatía. Posteriormente demostraría cómo un nosode a partir de estos organismos modificaba de forma sorprendente la flora intestinal y sin ninguna ayuda artificial de azúcares en la dieta.

      También podía proporcionar numerosos resultados clínicos a partir de la utilización de nosodes. Variando el medio de cultivo podían obtenerse varios tipos de organismos, pero él sugería que el método de Bach –que mantenía el medio constante y siguiendo una técnica rigurosa– proporcionaba variaciones debido al carácter del terreno (el intestino) del cual procedían, pudiéndose realizar una clasificación de terrenos. Sus conclusiones sobre el trabajo efectuado hasta entonces indicaban que estas bacterias eran un reflejo del terreno del cual procedían, y que llevaban parte de la energía dinámica del huésped. Las emulsiones de estos organismos, cuando se potencializaban, tenían más energía dinámica en proporción con cualquiera de las potencias usuales de los remedios. Clínicamente esto se confirmaba mediante la acción larga y profunda de una dosis única de un nosode. Había notado que con una dosis única de Dysentery Co. 30 se obtenía una mejoría de forma continuada durante varios meses, sin necesidad de repetir. Asimismo, cualquier empeoramiento era agudo, duraba mucho y era difícil de interrumpir. Lo único que encontraba útil en estos casos era otro nosode en una dosis única. Era importante aislar e identificar el organismo lo antes posible después de obtener el cultivo a partir del huésped, si se quería obtener una potencia autogénica. Había observado que la administración de cualquier remedio potencializado podía alterar la flora intestinal. La vacuna potencializada a veces provocaba cambios sorprendentes, en el porcentaje o en el cambio de tipo. En general, esto no sucedía hasta unas tres semanas después de la dosis y podía mantenerse durante muchas semanas, reduciéndose gradualmente el porcentaje hasta hacerse negativo. El homeópata debía recordar este hecho cuando consideraba prescribir después de un nosode. El bacteriólogo necesitaba saber que en apariencia no se producían cambios después de una dosis de vacuna sin potencializar con el método usual de la jeringa hipodérmica.

      El hecho de no poder reconocer el efecto de las potencias había significado para él una gran frustración cuando comenzó a usar nosodes después de una placa positiva correcta. Había obtenido los cultivos durante una fase debido a la acción de un remedio anterior. Era incorrecto prescribir durante estas fases y debía avisar a sus colegas que dejaran suficiente tiempo para que los remedios hubieran dejado de actuar antes de enviar especímenes de pacientes para obtener un cultivo. Si alguna fase persistía podía ser necesario introducir un nosode, pero para obtener un resultado correcto era mejor retomar el caso más adelante y volver a examinar las heces. Se podían observar los cambios clínicos, que correspondían al cambio en el tipo de organismo.

      Estaba de acuerdo con el doctor Bach en que, en términos generales, la obtención de una placa 100% positiva después del tratamiento era un buen indicio, pero él añadiría que siempre y cuando el porcentaje se redujera gradualmente durante unas cuantas semanas, como máximo, o el tipo cambiara. Este cambio de tipo normalmente se producía cuando el porcentaje bajara hasta entre un 1% y un 5%, o después de una fase negativa corta. En malignidad había encontrado con frecuencia placas cien por ciento positivas antes del tratamiento (homeopático), y cuando el porcentaje se había mantenido después de administrar el nosode, el caso no llegaba a buen término en corto tiempo. Por otra parte, una disminución del porcentaje, después del nosode, iba acompañada por una mejoría clínica, o la sensación de bienestar, por parte de paciente. La homeopatía siempre había considerado que la constitución o terreno tenía una importancia primordial y si alguien releía su Manual de bacteriología, obtendría una nueva visión de las posibilidades de los descubrimientos en el laboratorio y su aplicación a las enfermedades crónicas. Pensaba que el trabajo del doctor Bach tenía un valor extraordinario, y era de especial interés para los miembros de esta Sociedad ya que proporcionaba la verdad de la Doctrina de la Homeopatía.

      Los nosodes de Bach47

      El trabajo del doctor Bach sobre las pruebas y los efectos de la flora microscópica intestinal más activa es conocido por nuestros lectores. El doctor Wheeler nos informa que los Nosodes que se crean a partir de ella, bajo las instrucciones del doctor Bach, ahora pueden obtenerse a los precios habituales de los remedios homeopáticos en el local de los señores Nelson, Duke Street 73, Grosvenor Square, W.I. Hemos sugerido al doctor Wheeler que estos nosodes individuales se describan del mismo modo que los artículos del Diccionario de Materia Médica. Él nos dice que este material aún no se encuentra listo, pero espera que lo esté en unos meses. El doctor Dishington trabaja con ellos y ha obtenido algunos resultados excelentes. El doctor Wheeler añade la interesante información de que en el Emanómetro, el nosode Morgan es muy parecido a Ornithogalum y es muy valioso para problemas gástricos y duodenales.

      CONTEXTO Y COMENTARIOS SOBRE “UN MÉTODO EFICAZ DE PREPARACIÓN DE VACUNAS PARA LA ADMINISTRACIÓN ORAL”

      En esta época Bach ya está plenamente comprometido con la aventura floral, y seguramente este artículo, escrito en 1929, representa terminar de vaciar los cajones en torno a una actividad que ya ha dejado atrás. A pocos meses de la aparición de este trabajo Bach parte de Londres para dedicarse de lleno a la tarea de su nuevo camino de investigación.

      Si bien el contenido de esta nota, publicada en Medical World en enero 1930, está muy centrado en cuestiones técnicas de la preparación y uso de las vacunas por administración oral –cuya modalidad es para Bach ventajosa por sobre la inyectable, por varios motivos– presenta dos tópicos que merecen destacarse y que apuntan a otras cuestiones.

      En el primero Bach retoma la idea de la relación entre enfermedad crónica y bacterias intestinales como factor predisponente de la enfermedad, que prosigue en la línea de lo expuesto en artículos anteriores bajo el concepto de toxemia intestinal. El segundo es de naturaleza más prometedora: Bach afirma que no es necesario ningún análisis clínico y que se puede llegar a diagnosticar y prescribir ateniéndose exclusivamente a la sintomatología del paciente.

      Podremos apreciar en los primeros textos florales de Bach cómo los diferentes aspectos prescriptivos tienen una estrecha analogía con la forma en que planteaba el uso de las vacunas.

      Dr. Edward Bach

      Durante los últimos diez años se ha investigado a fondo un nuevo método de preparación de vacunas de vía de administración oral, se ha utilizado ampliamente y sin lugar a dudas ha demostrado tener un gran valor terapéutico en casos de enfermedades crónicas. Muchos médicos de las Islas Británicas, Estados Unidos, Alemania, Francia y otros países pueden atestiguar el valor de este método de modo que no cabe la menor duda de que se ha aportado un agente terapéutico importante a la materia médica de nuestra ciencia.

      Las ventajas de la administración oral de las vacunas son tan evidentes que cualquier avance en esta dirección naturalmente debe ser bien recibido por los médicos y otros profesionales de la salud. En primer lugar, uno de los grandes inconvenientes de las inyecciones es la necesidad de usar un antiséptico, una sustancia que todos desearíamos evitar introducir en los tejidos. En segundo lugar, muchísimos pacientes tienen un claro antagonismo hacia las inyecciones y, por lo tanto, no pueden disfrutar de los beneficios de esta forma de tratamiento; sin embargo, no suelen tener ninguna objeción cuando el preparado se administra oralmente. En tercer lugar, el dolor y la hinchazón de la reacción local se evitan por completo y, en la mayoría de casos, la reacción general es notablemente menor, algo de considerable importancia para las personas con poca vitalidad o de edad avanzada. En cuarto lugar, el peligro de sepsis o de infección accidental, si bien es poco frecuente, se

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