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el movimiento con una fuerza sustancialmente mayor que la resistencia del aire. Esta fuerza, como se indicó en el capítulo anterior, es el arrastre resistivo. Los nadadores acelerarán hacia delante siempre que las fuerzas propulsoras que aplican sean mayores que las fuerzas del arrastre resistivo que los frenan. De la misma manera, desacelerarán cuando las fuerzas del arrastre resistivo superen las de propulsión. Los cambios en las cantidades relativas de fuerzas propulsoras y de arrastre resistivo son las razones por las que la velocidad de avance de los nadadores acelera o desacelera en varios momentos de cada ciclo de brazada.

      Al avanzar los nadadores se encuentran con el arrastre resistivo porque deben literalmente quitar corrientes de moléculas de agua de su camino para poder abrir un agujero por donde puede pasar su cuerpo.

      Los nadadores deben tratar de reducir el arrastre resistivo que encuentran al avanzar por la piscina para mantener una mayor velocidad media de avance con menos esfuerzo. Las únicas excepciones a esta afirmación se aplican a los brazos y las piernas, y sólo cuando los nadadores están realizando movimientos propulsores con ellos. Los movimientos de recobro de los brazos y de las piernas deben realizarse de manera que reduzcan el arrastre resistivo.

      El arrastre resistivo con que se encuentran los nadadores es directamente proporcional a la turbulencia que crean al avanzar por la piscina. Desafortunadamente, dado que el cuerpo humano no es tan hidrodinámico como el de peces u otros mamíferos marinos, los nadadores encontrarán una cantidad considerable de arrastre resistivo, incluso cuando adoptan una posición perfectamente hidrodinámica. Un factor que aumenta aún más el arrastre es el cambio constante y drástico de la orientación del cuerpo en el agua (Clarys, 1979). Por consiguiente, los nadadores crearán turbulencia al desplazarse por el agua. No pueden eliminar esta turbulencia, pero pueden reducirla utilizando una serie de técnicas descritas en este y en los siguientes capítulos dedicados a cada estilo competitivo.

      La importancia de reducir

      el arrastre resistivo

      En el pasado, las técnicas utilizadas para reducir el arrastre resistivo han sido eclipsadas por los métodos utilizados para mejorar la fuerza propulsora. Sin embargo, recientemente, ha habido un renacimiento del interés por el papel desempeñado por el arrastre en la natación de velocidad. Ahora muchos expertos creen, y con razón, que la reducción del arrastre resistivo puede mejorar la velocidad de nado incluso más que las destrezas que aumentan la fuerza propulsora. De hecho, en un estudio de competidores en los Juegos Olímpicos de 1992, los investigadores afirmaron que:

      … los atletas de elite no utilizan fuerzas propulsoras significativamente mayores de sus brazos y piernas. En lugar de esto, adoptan una forma más hidrodinámica con todo el cuerpo, lo que reduce las fuerzas de arrastre del agua. Por lo tanto, pueden lograr nadar más rápidamente utilizando una propulsión parecida a la de otros atletas que no son de elite (Cappaert, Pease y Troup, 1996).

      La razón por la que la reducción de la resistencia del agua es tan importante para la natación de velocidad se ilustra en la figura 2.1.

      El gráfico presentado en la figura 2.1a muestra el patrón típico de la velocidad del centro de masas de una brazada subacuática del estilo libre durante dos períodos principales de aceleración (el movimiento hacia dentro y el movimiento ascendente) y tres períodos principales de desaceleración (el movimiento descendente, la transición entre el movimiento hacia dentro y el movimiento ascendente, y el recobro del brazo). La velocidad media de la brazada puede determinarse calculando la altura de estos picos (aceleraciones) y valles (desaceleraciones), y la cantidad de tiempo que tarda cada fase de la brazada. En la figura 2.1a la velocidad media era de 1,98 m/s.

      El gráfico presentado en la figura 2.1b muestra el efecto hipotético de una mejor hidrodinámica sobre la velocidad media del nadador durante una brazada. La mejor hidrodinámica reducía la cantidad de desaceleración durante los períodos de desaceleración del ciclo de brazada. En este caso, la mejor hidrodinámica aumentó la velocidad media del nadador a 2,04 m/s por brazada. Sin embargo, el ejemplo ilustrado en la figura 2.1b no es suficiente. Cuando el nadador adopte una mejor forma hidrodinámica, también acelerará más hacia delante durante las fases propulsoras del ciclo de brazada porque habrá menos resistencia a sus esfuerzos propulsores. El efecto real de adoptar una forma más hidrodinámica se presenta mejor en el gráfico de la figura 2.1c.

      En este caso, el nadador desacelera menos y acelera más de manera que su velocidad media llega a ser 2,07 m/s para esta brazada. Para poner en perspectiva la importancia de una buena hidrodinámica, la velocidad media representada en la figura 2.1a resultaría en un tiempo de 50,50 para los 100 m, mientras que la velocidad media ilustrada en la figura 2.1c arrojaría un tiempo de 48,31 para la misma distancia. Reducir el arrastre resistivo puede mejorar claramente el rendimiento de forma considerable.

      Evidentemente, el ejemplo ilustrado en la figura 2.1 es hipotético ya que no tiene en cuenta la influencia de circunstancias tales como el dominio lateral, la fatiga, la salida y el viraje. No obstante, el punto que ilustra es válido. Los nadadores que reducen el arrastre resistivo pueden aumentar su velocidad media por ciclo de brazada. Y lo que es mejor, pueden hacerlo sin aumentar el esfuerzo muscular. Más adelante en este capítulo se presentarán técnicas para reducir el arrastre resistivo. Sin embargo, primero quiero hablar de las causas del arrastre resistivo.

      Las características laminares y turbulentas del movimiento del agua

      El agua está formada por moléculas de hidrógeno y oxígeno. Cuando se desplaza uniformemente de una manera no turbulenta, estas moléculas suelen estar amontonadas una sobre otra como láminas. Por esta razón el flujo del agua tranquila ha sido denominado laminar. Los nadadores perturban el estado laminar de ciertas corrientes de agua cuando se desplazan a través de ellas, haciéndolas turbulentas. Como se mencionó anteriormente, las láminas de moléculas de agua deben separarse hacia arriba y hacia abajo y hacia los dos lados para formar un agujero por donde pueden pasar las partes del cuerpo del nadador. Cuando esto ocurre, se perturba el flujo laminar de las moléculas de agua y empiezan a mezclarse y a rebotar unas sobre otras de forma violenta y en direcciones aleatorias. Se dice que el flujo del agua se ha vuelto turbulento cuando esto ocurre. Por lo tanto, el flujo de agua turbulento se refiere al movimiento violento y aleatorio de las moléculas de agua, mientras que el flujo laminar se refiere a moléculas que se mueven en la misma dirección a la misma velocidad. El flujo laminar del agua crea el mínimo de arrastre resistivo, y el flujo turbulento aumenta tanto la presión del agua como el arrastre resistivo.

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      Figura 2.1. El efecto de reducir el arrastre sobre la velocidad media.

      Las moléculas de agua que se han vuelto turbulentas invadirán las láminas adyacentes que están más lejos del objeto, poniéndolas en movimiento y causando un patrón cada vez más amplio de turbulencia. Este patrón es visible como aguas blancas en la superficie, pero no puede apreciarse debajo del agua. La turbulencia, a causa del movimiento violentamente aleatorio de las moléculas de agua, aumenta la presión del agua inmediatamente delante y a los lados de los nadadores y suele reducir su velocidad de avance a no ser que ejerzan bastante fuerza propulsora adicional para superarla. De hecho, algunas moléculas de agua, en lugar de ser empujadas más allá, se adherirán al cuerpo de los nadadores. Dichas moléculas serán llevadas como una masa añadida, causando fricción que también reduce la velocidad.

      Las secciones de agua inmediatamente detrás del cuerpo de los nadadores permanecerán turbulentas y sólo parcialmente llenas de moléculas de agua durante un corto período de tiempo después de su paso. La presión en la sección detrás será considerablemente menor que la presión delante porque los agujeros creados no se llenan inmediatamente después del paso del nadador, y las moléculas de aquella zona seguirán siendo turbulentas durante un corto período de tiempo. Esta área de presión más baja tenderá a succionar a los nadadores hacia atrás a no ser que, de nuevo, aumenten la fuerza propulsora lo bastante para superar dicha tendencia. Las moléculas del agua que

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