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       Primera edición

      El Don de la Diosa. La Redención.

      © 2018, Arantxa Comes

      © Onyx Editorial

      www.onyxeditorial.com

      © diseño de portada: Munyx Design

      © Maquetación: Munyx Design.

      © Corrección: Nieves Villalón.

      ©Ilustraciones personajes: Ariadna Guillem (Arilicious).

      ©Ilustración mapa: Adrià Voltá.

      ISBN: 978-84-949239-3-7

      Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor.

      Y el mundo recordará el eco de promesas vacías cuando la naturaleza corrompida aúlle por sus mentiras.

      La voluntad tardía todavía merece una oportunidad.

      Despertará de las entrañas de la Tierra y protegerá hasta que decidan cuál es el verdadero final.

      GLOSARIO

      (por orden de aparición)

      EXPIRANTES: personas tan infectadas por los milagros de la Diosa o sus dones, que están cerca de morir. No se les permite entrar a formar parte de ninguna clase ideológica debido a su estado. Son repudiados y perseguidos por parte del sistema y contemplados, dentro de la jerarquía social, como el último eslabón. Viven en los barrios más pobres y sobreviven sin que se les conceda ningún tipo de recurso o ayuda. No se identifican con ningún distintivo.

      MILAGROS: cada una de las tres fuentes naturales: el agua, el cristal y el metal, alternativas a las ya existentes en la Tierra. Se diferencian de las otras por contener características especiales. Según el ideario de la Diosa, fueron entregados por esta misma a la humanidad para ayudar al equilibrio natural, y así contrarrestar la sobreexplotación del ser humano de los recursos naturales, que amenaza la vida del planeta.

      Debido a su objetivo de preservar la vida en la naturaleza y a sus características especiales, los humanos no pueden servirse de ninguno de los tres, siendo venenosos e infectando a quien ose, si quiera, tocarlos. Si se usan reiteradamente, convierten a la persona en un expirante. Todos son moldeables y solo si se hace a través de una fórmula exacta pueden convertirse en un Don.

      DIOSA: ser espiritual al cual la humanidad le ha adjudicado diversas concepciones. Para los ígneos se trata de un ente destructor y poco compasivo. Los renegados la entienden de una manera más personal; para ellos es válido definirla de diferentes maneras según las ideas de cada creyente. Sin embargo, la corriente predominante de los renegados considera que la Diosa es omnipresente, pudiendo materializarse como un ente físico, con conciencia y emociones, y que depende y está ligada a la vida de la Tierra.

      ÍGNEOS: creyentes del Dios de la Corona Ardiente, única ideología legal y practicable en Erain. Conforman gran parte de la sociedad y muchos de ellos creen sin dudar en los preceptos de este Dios, en la monarquía, en que la carrera tecnológica es la única manera que tiene el ser humano de avanzar hacia un futuro mejor y en la separación de clases ideológicas.

      Gozan de todos los derechos y privilegios que se les prohíbe al resto de clases. Su distintivo es el color rojo y el tatuaje de una llama de fuego.

      DIOS DE LA CORONA ARDIENTE: deidad considerada creadora, omnipotente, salvadora y protectora de la humanidad. Líder espiritual de los ígneos. A lo largo del tiempo, sus preceptos se han ido modificando por las ideas de los propios ígneos. La Iglesia Coronaria es el lugar en el que se reúnen para celebrar las ceremonias y rendirle culto. Es representado como un hombre, cuya cabeza está rodeada por una corona que arde.

      DON: estado que alcanza un milagro después de ser manipulado a través de un proceso concreto y complejo. La energía especial del milagro es potenciada y concentrada en una nueva forma, por lo que infecta a la persona que lo manipula de una manera mucho más rápida y mortal. Sin embargo, durante su utilización, puede sanar, fortalecer y agudizar los sentidos, entre otras ventajas, dependiendo de la persona que lo emplee y la forma del Don.

      RENEGADOS: creyentes de la Diosa, cuya ideología está prohibida en Erain. Conforman un pequeño reducto en la sociedad, ya que operan en clandestinidad y son perseguidos por el sistema. Creen que la naturaleza debe ser protegida y cuidada de la acción del ser humano. El uso de los recursos naturales de manera sostenible es uno de sus pilares fundamentales. Aunque, en su mayoría, los renegados pueden entender y profesar la creencia en la Diosa como más se adecue a sus ideas personales, todos creen que es o está vinculada con la vida de la Tierra.

      No poseen ningún tipo de privilegios y todos sus derechos están muy limitados. Su distintivo es el color amarillo.

      NEUTRAL: ateos o agnósticos. Existen dos categorías internas dentro de este sector: los neutrales que han firmado el Vínculo y los que no. Quienes lo han hecho, han pactado con la monarquía para mantener los mismos privilegios que los ígneos a cambio de no oponerse a la división social, ni al estilo de vida ígnea (costumbres, ceremonias, etc.). Los neutrales que no han firmado el Vínculo no se atienen a las reglas de este pacto, ni tampoco son perseguidos por la monarquía; no obstante, poseen los mismos derechos y libertades coartadas que los renegados.

      El distintivo de los neutrales que no han firmado el Vínculo es blanco. Los que sí lo han hecho tienen el signo de una llama impreso sobre el fondo blanco.

      A Álvaro, por ayudarme a navegar en la tempestad y

      por vivir esta gran aventura a mi lado.

      A quienes no se rinden y le ganan el pulso al miedo,

      porque sois esperanza.

      Somos el milagro de la fuerza y la materia convirtiéndose

      a sí mismas en imaginación y voluntad.

      Ray Bradbury

      EL EXPIRANTE

      Hace 22 años

      —¿Sabes cuánto tiempo tarda un caimán en devorar a su presa? Lo mismo que tarda mi madre en asesinar a la suya. Nada.

      La niña sopesaba un ratón muerto entre sus manos, mientras el enorme caimán la observaba, inmóvil y muy tranquilo. Paciente. No tenía prisa; no la había. El animal sabía que podía pasar días sin comer, aunque aquel ratoncillo luciese tan apetecible. Y Ada también, porque tentaba al depredador como si no fuese una amenaza, como si pudiese esquivar perfectamente un repentino ataque por su parte. El compañero humano del reptil esperaba, sosegado, a que la niña decidiese dejar de incitar a la suerte. Al fin y al cabo, la muerte de la princesa Ada conllevaba la suya propia.

      —¿Sabes cuánto tiempo tarda un expirante en morir después de haber sido infectado reiteradamente por un milagro de la Diosa?

      La niña, sin cobardía, bajó la guardia delante del caimán, que seguía todos sus movimientos con sus ojos multicolores. Cualquiera le habría advertido enseguida que descuidar la defensa mientras jugaba con la comida de un depredador era una actitud imprudente y suicida. Seguramente ella se habría reído como respuesta.

      Ada continuó con la vista fija en su guardaespaldas, esperando una contestación a su anterior pregunta.

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