Скачать книгу

volvieron a la tarea de ordenar ropa. Después de unos minutos de silencio, April dijo, “Estoy preocupada por ti, Mamá. Como dijo Gabriela...”.

      “Estaré bien”, dijo Riley.

      “¿Segura?”.

      Riley no sabía qué contestar. Seguramente había enfrentado peores pesadillas que una casa vacía — asesinos psicópatas obsesionados con cadenas, muñecas y sopletes. ¿Pero podrían liberarse un montón de demonios internos ahora que estaría sola? Una semana comenzó a parecer un largo tiempo en ese instante. Y la posibilidad de decidir si saldría o no con el vecino también parecía aterradora de cierta forma.

      “Lidiaré con ello”, pensó Riley.

      Además, aún tenía otra opción. Y era el momento de tomar una decisión de una vez por todas.

      “Me han pedido que trabaje en un caso”, le dijo Riley a April. “Tendría que irme a Arizona inmediatamente”.

      April dejó de doblar su ropa y miró a Riley.

      “Así que irás, ¿cierto?”, preguntó.

      “No lo sé, April”, dijo Riley.

      “¿Y eso por qué? Es tu trabajo”.

      Riley miró a su hija a los ojos. Los tiempos difíciles entre ellas realmente parecían haber quedado en el pasado. Se habían unido más puesto que ambas habían sobrevivido los horrores infligidos por Peterson.

      “He estado pensando en no trabajar más en el campo”, dijo Riley.

      Los ojos de April se abrieron de sorpresa.

      “¿Qué? Mamá, acabar con los malos es lo que mejor sabes hacer”.

      “También soy muy buena dando clases”, dijo Riley. “Soy muy buena en eso. Y me encanta, realmente me encanta”.

      April se encogió de hombros, no entendiendo nada. “Bueno, sigue dando clases. Nadie te está deteniendo. Pero no dejes de luchar contra el mal. Es igual de importante”.

      Riley negó con la cabeza. “No lo sé, April. Después de todo por lo que te hice pasar— “.

      Parecía que April no podía creer lo que estaba escuchando. “¿Después de todo por lo que tú me hiciste pasar? ¿De qué estás hablando? Tú no me hiciste pasar por nada. Fui raptada por un psicópata llamado Peterson. Si no me hubiera raptado a mí, hubiera raptado a otra persona. No pierdas el tiempo culpándote”.

      Después de una pausa, April dijo: “Siéntate, Mamá. Tenemos que hablar”.

      Riley sonrió y se sentó en la cama. April sonaba como una mamá.

      “Tal vez un sermón es justamente lo que necesito”, pensó Riley.

      April se sentó junto a Riley.

      “¿Alguna vez te hablé sobre mi amiga Angie Fletcher?”, dijo April.

      “No lo creo”.

      “Bueno, solíamos ser buenas amigas pero se cambió de escuela. Ella era muy inteligente, me llevaba solo un año, tenía quince años. Me enteré que empezó a comprarle drogas a un tipo que todo el mundo llamaba Trip. Se volvió bastante adicta a la heroína. Y cuando se quedó sin dinero, Trip la puso a trabajar como prostituta. La entrenó personalmente y la obligó a mudarse con él. Su madre está tan loca que ni siquiera se dio cuenta de que Angie se había ido. Trip hasta la promocionó en su sitio web, la hizo tatuarse jurando que ella siempre sería de él”.

      Riley estaba conmocionada. “¿Qué pasó con ella?”.

      “Bueno, la policía finalmente agarró a Trip y Angie terminó en un centro de rehabilitación de drogas. Esto sucedió este verano mientras estábamos en el norte del estado de Nueva York. No sé qué pasó con ella después de eso. Todo lo que sé es que solo tiene dieciséis años y su vida está arruinada”.

      “Lo siento mucho”, dijo Riley.

      April gruñó con impaciencia.

      “¿Realmente no lo entiendes, Mamá? No tienes nada que sentir. Has pasado toda tu vida deteniendo este tipo de cosas. Y has encerrado a muchos tipos como Trip—algunos de ellos para siempre. Pero si dejas de hacer lo que mejor sabes hacer, ¿quién tomará tu lugar? ¿Alguien tan competente como tú? Lo dudo, Mamá. Realmente lo dudo”.

      Riley se quedó callada por unos instantes. Luego, con una sonrisa, apretó la mano de April con firmeza.

      “Creo que tengo que hacer una llamada”, dijo.

      Capítulo Siete

      Mientras el jet de FBI despegaba de Quántico, Riley se sentía segura de que estaba en camino a enfrentarse a otro monstruo. Le inquietaba mucho el pensar en eso. Había deseado mantenerse alejada de asesinos por un tiempo, pero tomar este caso finalmente le había parecido ser la decisión correcta. Meredith claramente se había sentido aliviado por su decisión.

      Esa mañana, April se había ido de excursión, y ahora Riley y Bill estaban en camino a Phoenix. La tarde se había vuelto oscura y había lluvia en el cristal de la ventana del avión. Riley se quedó abrochada a su asiento hasta que el avión atravesó unas nubes grises a un cielo más despejado. Luego una superficie acolchada se extendió debajo de ellos, ocultando la tierra donde las personas probablemente estaban corriendo para no mojarse. “Y siguiendo sus tareas diarias”, pensó Riley.

      Luego de que se asentara el viaje, Riley se volteó para mirar a Bill y le preguntó, “¿Qué tienes para mostrarme?”.

      Bill abrió su portátil sobre la mesa delante de ellos. Colocó una foto de una gran bolsa de basura negra apenas sumergida en aguas poco profundas. Podía ver una mano blanca muerta que se asomaba por la abertura de la bolsa.

      Bill explicó: “El cuerpo de Nancy Holbrook fue encontrado en un lago artificial en el sistema de embalses en las afueras de Phoenix. Era una acompañante de treinta años que cobraba caro. En otras palabras, una prostituta costosa”.

      “¿Se ahogó?”, preguntó Riley.

      “No. La causa de muerte fue asfixia. Luego fue metida en una gran bolsa de basura y arrojada al lago. La bolsa de basura fue rellenada con grandes piedras para que se hundiera más”.

      Riley estudió la foto de cerca. Ya se estaban formando muchas preguntas en su mente.

      “¿El asesino dejó evidencia física?”, preguntó. “¿Huellas, fibras, ADN?”.

      “Nada de nada”.

      Riley negó con la cabeza. “Lo que no entiendo es la eliminación del cadáver. ¿Por qué el asesino no se esforzó más? Un lago de agua dulce es perfecto para deshacerse de un cuerpo. Los cadáveres se hunden y se descomponen rápidamente en agua dulce. Obviamente podrían volver a la superficie más tarde debido a la distensión abdominal y los gases. Pero colocar piedras suficientes en la bolsa solucionaría ese problema. ¿Por qué dejarla en aguas poco profundas?”.

      “Creo que nos toca a nosotros descubrirlo”, dijo Bill.

      Bill colocó otras fotos de la escena del crimen, pero no proporcionaron mucha información.

      “¿Qué opinas?”, preguntó Riley. “¿Se trata de un asesino en serie o no?

      Bill frunció el ceño, reflexionando.

      “No lo sé”, respondió. “Realmente estamos tratando con el asesinato de una sola prostituta. Obviamente han desaparecido otras prostitutas en Phoenix. Pero eso no es nada nuevo. Sucede habitualmente en las grandes ciudades del país”.

      La palabra “habitualmente” hizo que los pelos de Riley se pusieran de punta. ¿Cómo podría considerarse la desaparición continua de una cierta clase de mujer algo “rutinario”? Aún así, sabía que lo que estaba diciendo Bill era cierto.

      “Cuando

Скачать книгу