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posibles cursos de acción o inacción”. Al explicar esta definición, el autor señala que “la discrecionalidad no se limita a lo que está autorizado o lo que es legal, sino que incluye todo lo que está dentro de “los límites efectivos” del poder del funcionario. Esta fraseología es necesaria porque mucha discrecionalidad es ilegal o de legalidad cuestionable”. Davis, supra nota 3, p. 4. No acepto este enfoque. Cuando una de las alternativas no es lícita, no hay discrecionalidad para elegirla, incluso aunque pudiera ser elegida en la práctica.

      32 Véase G. Gottlieb (1968), The Logic of Choice, p. 117.

      33 Véase Sartorius (1975), Individual Conduct and Social Norm, p. 283.

      34 S. de Smith (1980), Judicial Review of Administrative Action, p. 278 (4ª ed.).

      35 Infra notas 93-102 y el texto que las acompaña.

      36 Tomo la expresión ‘casos difíciles’ del profesor Dworkin, quien tiene el ‘copyright’ sobre ella: véase R. Dworkin, supra nota 16, p. 81.

      37 Sobre ‘comunidad jurídica’ o ‘comunidad interpretativa’, véase Fiss (1982), “Objectivity and Interpretation”, Stan. L. Rev. 34, p. 739.

      38 Véase Greenawalt, “Discretion and Judicial Decision”, supra nota 20, p. 386 y J. Bell (1983), Policy Arguments in Judicial Decisions, p. 24.

      39 Cheshin J. en H. C. 1/50 Grosman v. The Military Prosecutor, 4 P. D. 63, 70.

      40 Véase J. Stone (1966), Social Dimensions of Law and Justice, p. 674.

      41 Véase Hughes (1968), “Rules, Policy and Decision Making”, Yale L. J. 77, pp. 411-414.

      42 Véase W. Greene (1938), The Judicial Office 10 (Holdsworth Club, Presidential Addresses).

      43 Véase J. Frank (1949), Courts on Trial.

      44 Sussman (1971), “The Courts and the Legislative Branch”, Mishpatim 3, p. 213.

      45 Véase Dugdale (1972), “The Statutory Conferment of Judicial Discretion” N.Z.L.J. 556; Wexler (1975), “Discretion: The Unacknowledged Side of Law”, U. Toronto L.J. 25, p. 120; Finlay (1976), “Judicial Discretion in Family and Other Litigation”, Monash U.L. Rev. 2, p. 221 y Burrows (1976), “Statutes and Judicial Discretion”, N.Z. U.L. Rev. 7, p. 1.

      46 Esta cita aparece en Isaacs, supra nota 23, p. 343.

      47 Véase Atiyah (1980), “From Principles to Pragmatism: Changes in the Function of the Judicial Process and the Law”, Iowa L. Rev. 65, p. 1249.

      48 Sec. 36 de la Ordenanza de Ilícitos Civiles (nueva versión).

      49 Véase J. Fleming (1983), The Law of Torts (6ª ed.) y J. Smith (1984), Liability in Negligence.

      50 La cuestión de la “wrongful life”. La Corte Suprema israelí impuso responsabilidad a los médicos hacia el niño y sus padres: C. A. 518/82 Zeitzoff v. Katz.

      51 Véase J. Cueto-Rua (1981), Judicial Methods of Interpretation of the Law, p. 25.

      52 Sec. 10 de la Ley de Adopción de Niños (1981).

      53 Sec. l(b) de la Ley de Adopción de Niños (1981).

      54 Véase L. Jaffe (1965), Judicial Control of Administrative Action, p. 572.

      55 Véase MacCormick, supra nota 20, p. 251.

      56 Así, en principio, es posible generar discrecionalidad absoluta. Mi determinación de que la discrecionalidad que se ejerce en virtud del Derecho nunca es absoluta es una determinación interpretativa. Cuando todo lo que dice la legislación es que la discrecionalidad es absoluta, esto se interpreta como discrecionalidad limitada. Pero el legislador puede ir más allá y establecer explícitamente que la discrecionalidad absoluta no está limitada. Esto también requiere interpretación, pero el intérprete fiel le daría el significado completo que se desprende de la intención legislativa.

      57 15 P. D. 1151.

      58 En p. 1162.

      59 F. H. 16/61, supra nota 25, p. 1216.

      60 39 P. D. (4) 85, 92.

      61 State of New York v. United States (1951), 342 U.S. 882, 884.

      62 United States v. Wunderlich (1951), 342 U. S. 98, 101.

      63 Véase Lord Scarman en Duport Steels Ltd. v. Sirs [1980] All England Law Reports 1, pp. 529, 551: “Los sistemas jurídicos difieren en la amplitud del poder discrecional otorgado a los jueces; pero en las sociedades desarrolladas invariablemente se establecen límites, más allá de los cuales no pueden ir los jueces. La justicia en tales sociedades no es dejada sin ninguna guía en manos del sabio, incluso aunque este, sentado bajo el amplio árbol de roble, tenga experiencia”.

      64 R v. Wilkes (1779), Burrow’s King’s Bench Reports 4, pp. 2527, 2539.

      65 Osborn v. The Bank of the United States (1824), 22 U.S. 738, 866.

      66 Cardozo, supra nota 6, pp. 60-61.

      67 B. Cardozo (1921), The Nature of the Judicial Process, p. 141.

      68 Hart, supra nota 12, p. 200.

      69 Este asunto no es exclusivo de la discrecionalidad judicial, existe en toda forma de discrecionalidad: véase

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