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La difícil vida fácil. Iván Zaro
Читать онлайн.Название La difícil vida fácil
Год выпуска 0
isbn 9788415930907
Автор произведения Iván Zaro
Жанр Сделай Сам
Издательство Bookwire
Muchos problemas se acabarían si la prostitución se legalizara. Yo la legalizaría, pagando impuestos y teniendo cobertura sanitaria, que los chicos tengan ante todo salud. Yo, si pudiese, me daría de alta como autónomo, como masajista, por ejemplo, pero para ello supongo que me pedirán un título que no tengo. Si existiese una ley que dejara a los trabajadores del sexo asegurarse, lo haría sin dudarlo. Con la legalización, creo que quizá nadie sería obligado a meterse cualquier tipo de sustancia en contra de su voluntad, y podría vivir en una casa limpia y no en condiciones infrahumanas. Que los pisos tengan sus controles médicos y sus inspecciones de sanidad. Entonces sí, en esas condiciones sí que se podría vivir, porque con su cuerpo y con su vida cada uno hace lo que quiere, pero aguantar las normas de según qué gerente no… que tú pongas el culo o tu polla y encima te cobren un cincuenta por ciento. Que te cobren el alquiler de la habitación, pero el cincuenta por ciento es excesivo, más cuando ellos no están poniendo su cuerpo para que el cliente pague.
Personalmente, no he conocido casos de muchachos forzados a ejercer la prostitución, pero recuerdo haber visto en televisión un programa donde decían que los había. Que los habían traído de sus países y tenían que pagar deudas. Pero yo no he conocido ningún caso, ni siquiera de chicos que tengan que trabajar para pagar deudas.
No sé, a mí la prostitución me ha permitido ganar dinero. Cuando España estaba bien, en esto sacaba mucho más dinero que en un trabajo normal como la hostelería. Es cierto, es dinero rápido. Antes te podías hacer seis, siete, ocho clientes al día. Ahora, con la crisis, menos, como mucho te haces dos o tres. Pero bueno, mis lujos y mis vicios, como el tabaco o el salir de fiesta, me los he pagado yo gracias a la prostitución. Pero a cambio genera un estrés muy fuerte. Genera ansiedad. Yo, de hecho, sufro ansiedad. Eso pasa porque estás con uno y a los cinco minutos estás con otro, a los diez, con otro, y así todo el día. Trabajas día y noche, todos los días. La vida de la prostitución envejece mucho.
Cuando yo empecé, cuando España iba bien, no había ni un español. Ni uno. Que yo haya conocido, ninguno. Ahora en cambio hay muchísimos, muchísimos, muchísimos. Yo al principio trabajaba bien porque los clientes, al ver que era español, venían más; ahora, como somos muchos, pues ya no. Ya no eres novedad por ser español. Ya no soy único.
Cuando acabas la «plaza» en un lugar, o bien hablas con algún compañero que tenga plaza fuera del piso donde te encuentras, para saber si es posible ir a su piso, o buscas en Internet. Por ejemplo, en milanuncios.com y otras páginas web suelen poner anuncios que buscan chicos para hacer «plazas». O escribes en el buscador: «Se necesita chico para piso de relax» y ahí te sale. Los periódicos nos los uso para buscar «plaza» porque no suele haber ofertas de chicos, suele ser casi todo para chicas. Pero sí que los he usado para anunciarme en la sección de contactos. Me he anunciado en sus páginas cuando trabajaba en mi apartamento, y también cuando he estado haciendo «plazas». Le pagas al dueño del piso la mitad del anuncio en el periódico y no hay problema alguno. Cada vez más periódicos están eliminando la sección de contactos, y no lo veo mal. No sé, yo mismo he tenido llamadas de niños de quince y dieciséis años que preguntan qué es lo que hago. Cuando me doy cuenta de ello y pregunto por la edad, caigo en la cuenta de que tengo que colgarles. Cada cual se busca la vida como puede, ¿no? Puedes trabajar en la prostitución y anunciarte en Internet, donde mucha gente no puede acceder. Pero, en cambio, en un periódico los niños sí lo ven. Ven tu anuncio. Tu número de móvil. Por discreción, me parece bien que dejen de publicar estas secciones.
En algunos sitios, tú pones tu propia publicidad, mientras que en otros la publicidad va incluida en el cincuenta por ciento que se quedan de cada cliente. Lo que siempre va incluido es el alojamiento. La comida ya va aparte. Con la comida cada piso se organiza de manera diferente, en algunos los compañeros hacen una colecta o un bote común de dinero y con ello se hace la compra semanal de comida para todos.
En los pisos, al igual que sucede en las saunas, también se practica el «vicio» entre nosotros cuando no hay clientes. Fue así como conocí a mi pareja actual, en un piso, y, para ser honestos, la primera vez que lo hicimos juntos, sin saber si estábamos los dos sanos, lo hicimos sin condón. Luego nos hicimos las pruebas y vimos que estábamos sanos. No teníamos nada. Ni VIH, ni hepatitis, ni nada de eso. Mi pareja anterior no se dedicaba a la prostitución, y eso es duro. Un golpe duro, la verdad, para el que no está metido en esto. Al fin y al cabo, si tu pareja está en el mismo barco, se hace más fácil, sabes que trabaja allí o incluso puede que hayáis trabajado los dos juntos. Pero, para alguien que no ha trabajado en esto, es muy duro, es muy duro… saber que tu pareja, aunque sea por dinero, está follando con viejos. Sólo por dinero, pero lo está haciendo. Tiene que ser muy duro. Así y todo, esa no fue la razón de la ruptura con aquella pareja. Estuvimos juntos cinco años, él era de Colombia y con el tiempo descubrí aspectos que no me gustaban. Hay dos cosas que no me gustan en la vida. Una es que se metan con mis padres, porque no los tengo. Y otra, que me peguen. Él cometió esos dos errores, así que, antes de seguir sufriendo, me dije: «hasta aquí». Porque, mira, una pareja puede discutir, puede decirse mil cosas, pero cuando uno llega a las manos, eso ya no. El respeto se pierde totalmente.
Con mi pareja actual el trabajo es más sencillo. A la hora de trabajar, uno va más confiado porque sabe que la otra persona entiende que lo que se hace es por trabajo. Aunque con cualquier cliente puedes sentir celos, tanto él como tú. Pero los celos son distintos, no es como pensar: «Ay, mira, yo aquí trabajando en un comercio y él está prostituyéndose». No sé, dos personas, una pareja trabajando en esto, pues... ¿cómo te diría yo?, se compenetran, saben a lo que van y cómo funciona la cosa. Los dos tienen claro que es sólo por dinero. Alguna vez, incluso hemos trabajado juntos. Le metí una vez en un trío conmigo, pero el trabajo no nos afecta como pareja. Lo que sí tenemos pensado hacer es irnos a Brasil para quitarnos totalmente de la prostitución. Tengo claro que la prostitución no es para toda la vida. Tampoco me pesa, estoy orgulloso de ello, porque nadie me mantiene, no estoy cometiendo ningún delito. Si un amigo me dijera que va a trabajar de esto, no le dejaría de lado porque yo sé lo que es vivir de esto. Yo me siento muy orgulloso de trabajar en esto.
Sin embargo, a corto plazo, me gustaría dejar la prostitución. No es que me quiera alejar porque la odie, no, eso no es, pero quiero vivir una vida normal con mi pareja y trabajar en algo legal para poder llegar al día de mañana. Llegar a ser algo. Que no me digan «el chapero», «el puto». No sé, vivir una vida normal. Sé que puede costarme, pero es algo que deseo y no creo que me arrepienta de ello, aunque tenga que ajustarme a unos horarios fijos y a un salario menor. Quien algo quiere, algo le cuesta. Cuento con que los ingresos van a ser más bajos, pero me liberaré de sentirme como usado por estar con unos y con otros; de coger una enfermedad, o de estar trasnochando cuando te llama un cliente a las cuatro de la mañana. Creo que todos los prostitutos se sienten usados, porque estás con una persona, luego con otra, y con otra, y con otra, y con otras. No estás con una persona que te agrade, que te gusta, ¿no? El sexo lo estás forzando para poder ganarte el dinero. No lo haces por placer. El sexo privado es diferente, estás con la persona que te gusta, y allí el sexo es mejor, no como con los clientes que, cuando llega uno, follas y le haces que se corra. El único interés es que se corra. Con tu pareja, aunque te puedas correr pronto, te corres feliz porque es la persona que te gusta. No es como ir cambiando de clientes, ahora con uno, ahora con otro. Este cambio, el sentirse usado, hace que muchas veces uno caiga en crisis de ansiedad. No sé, uno se para a pensar tanto en cómo es su vida realmente que aparece la crisis. Una ansiedad por la que hay chicos que han llegado a suicidarse. O muchos que están en las drogas, muchos de los que toman drogas es por la prostitución, a causa de ella.
No sé, la vida del chapero es así. No aconsejaría a nadie que se metiese en la prostitución a menos que lo necesite y que sea para bien, ¿no? Que se haga por la necesidad de ganar dinero, vale, pero no prostituirse para meterse en drogas o prostituirse por placer, no. Hasta la fecha no he conocido a nadie que se prostituya por placer. La vida del chapero es de corta duración… aunque yo ya llevo mis años.
La