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rel="nofollow" href="#ucbc2b6a5-b8fb-46a9-8304-5edec8f86a12">0. Segmentación

       1. Cuestiones previas

       2. La competencia

       3. La performancia

       4. La realización

       5. Reparación del sujeto

       6. Validación

       7. Resorte de la concesión

       8. Entre Balzac y Poe

       Capítulo V.- Figuras y valores en «El agua dulce» de Guillevic

       1. La segmentación

       2. La estrofa A

       3. La estrofa B

       4. La estrofa C

       5. La estrofa D

       6. El pivote

       7. La estrofa E

       8. La estrofa F

       9. La estrofa G

       10. Para terminar

       Capítulo VI.- De los estilos semióticos a los estilos pictóricos

       1. Fisonomía elemental de los estilos semióticos

       2. Aproximación valencial a los estilos semióticos

       3. El análisis de Claudel

       3.1 El tempo

       3.2 La tonicidad

       3.3 La temporalidad

       3.4 La espacialidad

       4. El análisis de Deleuze

       4.1 El tempo

       4.2 La tonicidad

       4.3 La temporalidad

       4.4 La espacialidad

       5. Para terminar

       Glosario

       Bibliografía

      Prólogo

      En el primer capítulo de esta obra, Claude Zilberberg plantea una cuestión fundamental, siguiendo el pensamiento del maestro L. Hjelmslev cuando dice:

      En el ámbito científico, es lícito hablar acertadamente de resultados definitivos, pero no lo es tanto hablar de puntos de vista definitivos1.

      En tal sentido, el autor ha venido sometiendo, desde la década de los ochenta, las conquistas definitivas (?) de la semiótica de A. J. Greimas al nuevo punto de vista de la tensividad con progresos indudables para la semiótica general. El lector interesado debería leer (o releer) el ensayo titulado El esquema narrativo puesto a prueba, incluido en el libro Ensayos sobre semiótica tensiva2, para observar cómo funciona concretamente ese nuevo punto de vista. Y a partir de ahí, en todas las demás obras el autor sigue aplicando el mismo punto de vista.

      No se trata con eso de negar los resultados adquiridos, sino de someterlos a la prueba de la tensividad, de comprobar sus falencias, de ampliar, en suma, su campo de acción y de incorporar aspectos que no tenían cabida en el modelo de la «narratividad generalizada», tales como el mundo de lo sensible, del afecto, de los estados de alma, al lado de los estados de cosas y del cuerpo como sede de la sensibilidad.

      Lo que propone Zilberberg en este primer capítulo es, pues, un nuevo punto de vista y no una nueva semiótica. Para hacerlo, era preciso elaborar una renovada mirada epistemológica, construir nuevos modelos metodológicos que pudieran dar cuenta del comportamiento de la tensividad en el discurso. Toda la obra de Zilberberg se ha dedicado a esta tarea. Con cada uno de sus ensayos y análisis ha ido perfeccionando sus intuiciones iniciales hasta obtener un corpus3 teórico-práctico de enorme coherencia.

      ***

      En la presente obra, De las formas de vida a los valores, Zilberberg nos va a mostrar cómo diferentes formas de vida cultivan y promueven diversos tipos de valores valiéndose de estilos y de estrategias particulares. Así, Tocqueville examina las formas de vida aristocrática y democrática y descubre, según Zilberberg, que la forma de vida aristocrática prefiere y cultiva los valores de absoluto, valores de fuerte intensidad, destellantes y exclusivos; mientras que la forma de vida democrática cultiva y prefiere los valores de universo, participativos, aunque de baja intensidad, apagados.

      Igualmente, en el retrato del dandi que construye Baudelaire, la forma de vida que se crea el dandi elige valores exclusivos de alta intensidad para él, y desdeña los valores de universo, que considera indeseables por chabacanos y comunes.

      En cambio, otro texto de Baudelaire, el poema en prosa «Les Foules» [Las multitudes], presenta una situación singular:

      Muy pocos son los que logran darse un baño de multitud: gozar de la multitud es un arte. Multitude, solitude. [Multitud. Soledad].

      Con este oxímoron, cuyos «términos son iguales y convertibles» según Baudelaire, se enfrenta Zilberberg para hacer un análisis tensivo ejemplar. Para ello, se ve obligado a ampliar el modelo tensivo:

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