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Mi voluntad. María Angélica Fallenberg
Читать онлайн.Название Mi voluntad
Год выпуска 0
isbn 9789561428874
Автор произведения María Angélica Fallenberg
Издательство Bookwire
En el patio de su casa construyó un espacio adecuado para instalar la empresa. Invirtió en maquinaria y se puso manos a la obra para iniciar este emprendimiento. Hizo los trámites requeridos ante la autoridad sanitaria para obtener los permisos correspondientes, teniendo todo prontamente en regla. Le estaba yendo muy bien, increíblemente bien, las ventas iban subiendo, su sueño lo estaba logrando. Se iba haciendo conocida su marca y cada vez tenía más pedidos. Llegó con sus productos a los pequeños y grandes supermercados. Fue creciendo, tanto en ventas como en su cartera de clientes. Se sentía feliz, había sido un tiempo de mucho esfuerzo, de invertir, de muchos sacrificios, pero ya empezaba a cosechar. Esto ya le daba cierta tranquilidad, estaba empezando a despegar su negocio, su sueño se estaba haciendo realidad, era dueño de su destino. Pero el país estaba cambiando, había decidido abrir su economía a los mercados mundiales. Esta decisión macroeconómica significó una debacle para el negocio de Germán pues el país se abrió a la importación y ya no pudo competir. Llegaron productos derivados del maní a precios mucho más bajos, con envases más bonitos y competitivos. Comenzó a ver con temor que la gente, sus clientes, empezaron a preferir los productos importados y las ventas empezaron a mermar hasta que tuvo que cerrar. Fueron momentos difíciles, ya no era un muchacho. Tenía una familia que mantener y no podía darse el gusto de correr aventuras. Lo pasó mal, muy mal durante un buen tiempo. Como siempre, la Ame era su sostén, su apoyo. No obstante, ella también sentía temor. Tenían hijos pequeños que dependían de ellos y no podían esperar. ¿Por qué era tan soñador?, se preguntaba la Ame. ¿Por qué había tenido que renunciar a un trabajo, —que si bien era aburrido y rutinario— les daba la tranquilidad que requerían? En fin, no era el momento de seguir haciéndose estas preguntas, era el momento de poner manos a la obra y salir adelante. Tenían dos hijos de siete y ocho años y una hija pequeñita de dos. Sin embargo, la Ame no la pensó dos veces y buscó un trabajo de medio tiempo que le permitiera compatibilizar sus actividades de madre con ingresar algo de recursos al hogar. Luego los dos pudieron ponerse de pie. Volvieron a rearmar su economía y nuevamente a Germán le empezó a ir bien. Esta vez estaba en un negocio distinto, lo había aprendido trabajando con gente conocida y luego se había independizado. Eso era lo que a él le gustaba. Tenían un buen pasar, tranquilidad y eso lo hacía feliz. Seguía siendo un optimista y soñador, la Ame era su cable a tierra, la que lo bajaba de las nubes, la que lo volvía a la realidad. Por eso no le contaba todo a ella y ese fue esta vez su error.
Por segunda vez, le pasaba lo mismo, el país cambiaba y sus servicios fueron siendo requeridos cada vez menos. Sus hijos ya eran más grandes y él no quería admitir que las cosas no iban tan bien como antes. Le comenzó a ir mal, hizo malos negocios, se endeudó. No quería que la Ame se diera cuenta, porque se avergonzaba de lo que le estaba pasando, sentía que era su responsabilidad, le apenaba no poder darle la tranquilidad y estabilidad que ella se merecía.
La primera vez que le había ido mal, él le había contado todo desde un principio. Esta vez era distinto, había ocultado esa información, había tomado malas decisiones y eso ahora no le estaba dando tregua. No lo dejaba dormir, no sabía como saldría de este problema. Tenía a dos hijos universitarios, una hija en el colegio y muchos gastos aún por delante y no sabía ya qué hacer. Se hizo de valor y enfrentó la situación. Le contó a la Ame y a sus hijos que la situación estaba muy complicada, que tendrían que vender el departamento en que vivían, para poder pagar las deudas que había contraído y tendrían que irse a vivir a una parcela que tenían en Pirque. Esto le permitiría rearmarse, reinventarse y volver a partir.
Una vez más, la Ame lo apoyó. Ya tenían más de veinte años de matrimonio, lo amaba, era el padre de sus hijos. Sin embargo, le dolía que él no le hubiera dicho antes lo que estaba viviendo. Tal vez podrían haber tomado otras decisiones, tal vez podría haber ayudado y actuado antes, tal vez no habrían tenido que vender el departamento que ella tanto quería. Pero, nuevamente, no era momento de recriminaciones, había que actuar y la Ame una vez más fue su apoyo, su sostén, su compañera y su cable a tierra.
Fue idea de ella. ¿Por qué no aprovechamos nuestra parcela, para hacer paseos de colegio? Es un lugar tan lindo, tan tranquilo, con un bello jardín y un estanque. Y se pusieron manos a la obra. Comenzaron con paseos de fin de año y de a poco, con mucho trabajo, esfuerzo y dedicación fueron haciendo eventos de mayor envergadura. Actualmente, o mejor dicho hasta antes de la pandemia de covid-19, en su centro de eventos se hacían matrimonios, fiestas de empresas, paseos de fin de año. Este negocio les permitió la tranquilidad económica que habían buscado antes. Sus hijos terminaron sus estudios, se casaron y les dieron once nietos. Germán y la Ame aprovechaban la temporada baja de los eventos para viajar. Primero recorrieron todo Chile. A sus sesenta años, empezando la tercera edad, visitaron destinos imperdibles como San Pedro de Atacama, Isla de Pascua y Torres del Paine, además de otras ciudades preciosas, cada una con sus peculiaridades y magia. También fueron a distintos países y ciudades europeas, ya fuera por tour terrestres o arriba de algún crucero. Sin embargo, había un sueño que Germán aún no cumplía. Quería recorrer Suiza, tierra de sus ancestros. Ya había visitado algunas de sus ciudades, como Berna y Zúrich, pero lo que ahora quería hacer era recorrerla de palmo a palmo. Se lo propuso a la Ame y como siempre, ella lo secundó. Planearon el viaje, arrendaron auto y se lanzaron a la aventura. Estuvieron más de un mes recorriendo ese bello país. Fue un viaje de ensueño, del cual la Ame y Germán guardaron los más lindos recuerdos.
Es así como ni se dieron cuenta y llegaron a celebrar sus bodas de oro. Habían pasado cincuenta años desde ese lejano siete de septiembre en que ambos se dieron el sí frente al altar; en el que se juraron amor eterno y que estarían juntos para siempre, en las buenas y en las malas, en salud y enfermedad, hasta que la muerte los separe. Habían pasado momentos muy duros en estos cincuenta años, es verdad, pero eso siempre los fortaleció. También momentos muy buenos, llenos de alegría y felicidad y eso también los fortaleció. No sabían que en pocos años volverían a poner en práctica sus votos, “juntos en salud y enfermedad”.
~ EL ESTALLIDO SOCIAL Y EL COVID-19 ~
Germán y la Ame estaban iniciando la temporada de eventos 2019-2020 con entusiasmo. Como en años anteriores, tenían muchas reservas y, prácticamente, no tenían espacio para descansar entre septiembre de un año y marzo del siguiente. Los días que no tenían algún evento, estaban dedicados a la mantención. Había mucho trabajo cortando el pasto, arreglando las plantas, moviendo los muebles, decorando, hermoseando, en fin, haciendo lo que era necesario para que todo siempre estuviera perfecto. Permanentemente, había un sin fin de actividades que los tenía ocupados de la mañana a la noche. Era mucho trabajo, sí, pero lo hacían felices. La alegría de unos novios después de que todo había estado perfecto en el día más importante de sus vidas o la satisfacción del encargado de recursos humanos de una empresa —porque su actividad había resultado como lo esperaban— era un pago que no se medía con monedas. Ellos siempre se esforzaban al máximo para que el evento fuera una excelente experiencia para sus clientes. Atendidos por sus dueños, era una de las frases de su publicidad. Pero ese año fue diferente. Recién arrancando la temporada de eventos, ocurrieron hechos nunca vistos en Chile, hasta ese momento. Se desató una ola de violencia y de descontento social generando un verdadero terremoto a nivel país, terremoto que ellos resintieron inmediatamente.
Estallido social fue llamado posteriormente por la prensa. Se inició con la quema simultánea de más de 60 estaciones del metro y edificios públicos. Los días que siguieron fueron de saqueos a supermercados, farmacias, multitiendas. Además de la violencia propia de los saqueos, hubo mucha gente que adhirió pacíficamente a este movimiento, manifestándose en las calles. Las protestas por todo el país y los incendios en espacios públicos y privados continuaron y los enfrentamientos con las fuerzas de orden y seguridad se hicieron cada vez más frecuentes. Hubo heridos y muertos, una violencia nunca vista que generó mucho temor en la gente y, sobre todo, en los mayores, como Germán y la Ame. Ellos se asustaron, no sabían que vendría después. La convulsión social que se veía en los noticieros, que se escuchaba en la radio y las noticias que les llegaban por WhatsApp,