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de qué modo las instituciones existentes fueron mutando y qué características presentan los vínculos que en la actualidad están generando con los jóvenes. Asimismo, analiza cómo en estos contextos los jóvenes logran recuperar espacios públicos como plazas, galpones abandonados o la calle para realizar actividades culturales o deportivas.

      En la segunda parte, el libro presenta distintos abordajes en torno a las experiencias corporales, las sociabilidades y los procesos de vulnerabilidad juveniles, identificando sus principales dimensiones, tensiones y articulaciones. En el capítulo 4, Victoria Fariña y Natalia Laura González analizan los usos y consumos recreativos de drogas que se llevan a cabo en estos contextos, es decir, aquellos consumos vinculados con diversas formas de diversión. Más específicamente, buscan comprender qué características asumen estos usos de drogas y cómo se relacionan con los grupos de pares y sus espacios de sociabilidad. Para ello, centran su análisis en las sociabilidades que estas prácticas generan y en los vínculos que allí se producen. Para conocer los modos en que estos consumos son percibidos y significados por los jóvenes consideran fundamental entender la articulación que se produce entre lo corporal, lo emocional y lo simbólico.

      Ana Clara Camarotti y Martín Guelman, en el capítulo 5, buscan repensar y confrontar los discursos que sostienen que todos los consumos de drogas de los jóvenes son problemáticos. Para ello, analizan las significaciones y experiencias en torno a las vinculaciones entre los usos de drogas y la conformación de los lazos sociales que allí se generan. En este sentido, el trabajo busca relevar las vivencias de los jóvenes de barrios populares pero sin dejar de descuidar las heterogeneidades presentes en estas prácticas juveniles. A lo largo del capítulo, los autores abordan la tensión que se pone en juego en torno a los discursos del sentido común que sostienen y propagan los medios de comunicación, por ejemplo, “los consumos de drogas legales son menos problemáticos que los de las drogas ilegales”, así como la asociación entre consumo de drogas, violencia y delincuencia, entre otras.

      En el capítulo 6, Pablo Francisco Di Leo aborda las significaciones y experiencias de jóvenes relacionadas a las violencias. Partiendo de un despliegue de esa categoría –utilizando herramientas conceptuales provenientes de la teoría social contemporánea–, propone estudiar estas vivencias como analizadoras socioculturales de las condiciones en las que los jóvenes construyen sus experiencias individuales y sociales. A partir del análisis del corpus de entrevistas y relatos biográficos, identifica cuatro categorías emergentes: heridas familiares, miradas que lastiman, barrios violentos, violencias policiales. En torno a ellas, el autor analiza las características y vinculaciones entre los soportes –principalmente relacionales y simbólicos– movilizados, demandados o creados por los jóvenes frente a diversas pruebas biográficas, las corporalidades, las vulnerabilidades, las luchas por el reconocimiento y los regímenes de interacción que participan en sus procesos de individuación. Finalmente, propone una articulación de las categorías, reflexionando sobre posibles implicancias de este abordaje para políticas públicas dirigidas a jóvenes.

      En la tercera parte del libro se incluyen los trabajos que enfatizan una lectura diacrónica de los relatos biográficos de los jóvenes, identificando las regularidades y heterogeneidades presentes en sus trayectorias, temporalidades y proyectos de vida. En el capítulo 7 Alejandro Capriati comienza enmarcando las experiencias juveniles en el espacio social de los barrios populares: escenarios dinámicos y complejos, constituidos en el cruce de imaginarios, estigmas e inequidades en la apropiación del espacio público y el acceso a servicios. A continuación, retoma algunas situaciones significativas de las trayectorias vitales de jóvenes que las marcan con el signo de la vulnerabilidad: migraciones, privaciones, violencias y desprotecciones. En un tercer momento, al que se dedica especialmente, el autor aborda distintas dimensiones y tensiones presentes en los proyectos de vida juveniles, analizando sus fragilidades –generadas principalmente por las crisis socioeconómicas e institucionales que las atraviesan– y sus fortalezas –que les permite sostenerlos, con mayor o menor éxito, aun en escenarios tan adversos–. Desde ahí realiza una valiosa contribución al campo de los estudios y las políticas de juventudes, distanciándose de concepciones negatizantes que invisibilizan sus dimensiones creativas, transformadoras e instituyentes.

      En el capítulo 8, Alejandro Marcelo Villa realiza un recorrido analítico por los modos que tienen los jóvenes de rememorar, actualizar y transmitir sus acontecimientos biográficos, indagando sobre sus vinculaciones con sus procesos de subjetivación. Partiendo de concepciones polifónicas e intersubjetivas de la memoria y las identidades, el autor analiza el corpus de entrevistas y relatos de jóvenes, encontrando tres grandes modalidades de historizar sus biografías: temporalidad traumática, temporalidad de sociabilidades diversificadas, temporalidad melancólica. En torno a cada una de estas categorías emergentes, identifica las regularidades, heterogeneidades, articulaciones y tensiones en los procesos de socialización, subjetivación y las sociabilidades juveniles. Este trabajo, que articula productivamente herramientas analíticas de las ciencias sociales y la psicología, realiza un aporte original y valioso para la comprensión e intervención desde el campo de la salud mental sobre los factores que pueden obstaculizar o facilitar el despliegue de las reflexividades, agencias y autonomías de los jóvenes.

      Nos resta agradecer: a la UBA, a la ANPCYT y al Conicet, por financiar esta investigación; a nuestro equipo, por su constancia, cooperación y pasión por el trabajo; a todos los jóvenes que nos permitieron entrar en sus vidas, reflexionar junto con ellos, comprender sus contextos barriales y los vínculos que establecen con estos escenarios; a Ana Lía Kornblit, quien desde hace años nos enseña y acompaña en este oficio; a Danilo Martuccelli, quien generosamente nos enriquece con sus lecturas y novedosas herramientas para mirar a nuestra sociedad y a sus individuos.

      Buenos Aires, marzo de 2013