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no tenía nada, nunca usé cosas nuevas en mi vida hasta ese momento, me sentía un niño abandonado y cuando ella me dijo eso fue algo hermoso, lo sentí de una manera inolvidable, y siempre le dije a ella: “La verdad que en ese momento me hiciste muy feliz”. Me hizo feliz en el sentido de que ahí me sentí importante en su vida, porque decían que mi vieja era una bruja. En ese momento yo me di cuenta que mi vieja me tiene el amor, el cariño, el afecto de una madre. Me sentí importante. Me sentí vistoso, sentí que existía en esta vida. Fue algo increíble. (José Luis)

       Palabras finales

      A lo largo de este capítulo hemos pretendido problematizar una tensión que vertebra las experiencias relacionadas con la construcción de los vínculos filial-maternales y, con ello, la institución familiar. Nos referimos a la articulación entre las dimensiones estatutarias y subjetivas de la familia y las múltiples formas de ejercer la maternidad.

      El proceso de análisis de los relatos de los jóvenes entrevistados exhibió un conjunto de prácticas relacionadas con sus vínculos filialmaternales que están configuradas y atravesadas por dimensiones que se asocian a la maternidad adecuada y por prácticas que, si bien en primera instancia no se ajustan a lo que este modelo prescribe, resultan a la vez, con el correr del tiempo biográfico y en el marco del proceso de construcción de los relatos, resignificadas y legitimadas. De este modo, en el primer apartado hemos visto cómo esa forma de ejercer la maternidad aparece en los relatos biográficos en expresiones como “hacer todo por los hijos” o en la necesidad de garantizar la resolución del acceso a la vivienda o la cobertura de salud como condición necesaria para la “buena maternidad”.

      A la vez, visualizamos que la violencia o las separaciones del vínculo madre-hijo, aunque “duelan”, “enojen” o “desorienten”, pueden devenir, por ejemplo, un mecanismo válido para transmitir en el espacio doméstico determinados valores que hacen al orden social, o en una forma legítima de resolver situaciones extremas (fundamentalmente y de forma encadenada, matrimonios que no funcionan y dificultades económicas).

      Como hemos expresado al comenzar, nuestro análisis ha pretendido articular los aportes de la sociología del individuo, la propuesta epistemológico-metodológica del enfoque biográfico y el debate que en torno a las maternidades están desplegando en los últimos años ciertos estudios emparentados con la teoría de género. En este sentido, es necesario destacar que fue la convergencia de estas perspectivas lo que nos permitió acercarnos al emergente que representan los vínculos filial-maternales. Nuestro análisis ha intentado dar cuenta de cómo tales vínculos y su significación pueden ser interpretados como una expresión de las mutaciones que la institución familiar atraviesa en la contemporaneidad, aceptando con ello el desafío interpretativo que plantean Araujo y Martuccelli (2012) de amalgamar las dos lecturas existentes en torno a la familia: aquella centrada en su carácter estatutario o la que privilegia las descripciones minuciosas de las vivencias subjetivas de sus miembros.

      Siguiendo la propuesta de Martuccelli (2007a), en las sociedades modernas occidentales existe una suerte de figura ideal del individuo según la cual se lo supone dueño y señor de sí mismo, es decir, individuos capaces de tenerse desde el interior. Pero en la práctica social esta ficción subjetiva y moral no existió efectivamente ya que en la realidad social el individuo se encuentra fuertemente inserto dentro de estructuras sociales.

      El individuo no existe sino en la medida en que es sostenido por un conjunto de soportes. De esta manera la idea de soporte aplicada al análisis de los vínculos filial-maternales tiende a evidenciar cómo las situaciones referentes a la constitución de las relaciones entre hijos y madres, interpretadas desde el punto de vista de las experiencias individuales, pueden ser –a pesar de sus similitudes estructurales – muy diversas. El rol real del soporte, más allá de su materialidad relacional, dependerá de la manera como es considerado por el individuo (Martuccelli, 2007a).

      Si bien los vínculos filial-maternales, en tanto soportes constituidos dentro del ámbito familiar, representan “dependencias” múltiples y profundas, la legitimidad social que los recubre tiende a invisibilizar su carácter externo como soporte, dificultando socialmente el despliegue de una mirada crítica sobre la multiplicidad de prácticas que se desarrollan al interior de los mismos y fomentando, no sólo el mantenimiento de una ilusión colectiva sobre la ficción moderna de un individuo que se sostiene a sí mismo desde el interior, sino también el modelo moral e ideal de madre adecuada.

      Entendemos que el análisis que nos propusimos hacer aquí se inscribe en los debates teóricos que se vienen desplegando en las últimas décadas en torno a las mutaciones que la segunda modernidad ha operado en las instituciones clave para la producción y reproducción del orden social. Lejos estuvo de nuestra intención desarrollar un análisis concluyente, con pretensiones de verdad única y acabada. Al contrario, aspiramos a que esta aproximación contribuya a la construcción de nuevas preguntas en relación a una dimensión clave de una de esas instituciones como son los vínculos filial-maternales.

      Algunas de ellas podrían estar orientadas a la profundización del análisis de los nexos conceptuales entre la propuesta analítica de la sociología de la individuación y los debates en torno a las prácticas de la maternidad que se han presentado aquí. Tal vez éste sea un nuevo desafío; el camino recién está comenzando a ser transitado.

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