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al respecto tildándolo de agitador, sin tener en cuenta sus cuarenta años como senador y congresista—. Por otro lado, Trump sale en la televisión a diario, y creo que ese es el motivo de que esté subiendo en las encuestas —sea estúpido o no, te guste o no, está ahí, durante dos horas cada día, en cada canal—.

      Srećko: La izquierda no ha conseguido muchas victorias últimamente. Sin embargo, lo que me parece interesante es ver cómo la Covid-19, de pronto, hace que todo parezca posible. Cuando me levanté esta mañana, Britney Spears estaba hablando sobre ¡la distribución de la riqueza y una huelga general! ¿Lo vio?

      Larry: Aquí tenemos una definición de comedia en tiempos de coronavirus: Britney Spears ahora es socialista.

      Srećko: Hay otro momento que me gustaría comentar, este profundiza un poco más en la economía política del capitalismo global. Cuando el Partido Laborista de Jeremy Corbyn concurría a las elecciones británicas del mes de diciembre de 2019, abogaba por la nacionalización del ferrocarril. Las altas esferas decían que se trataba de un peligroso socialismo radical y demás, y entonces apareció la Covid-19, y Boris Johnson anunció la temporal nacionalización del ferrocarril. De acuerdo, no es lo mismo, pero demuestra que es posible. Del mismo modo, Trump anuncia ahora una especie de renta universal, cuando hace pocas semanas que Andrew Yang lo sugirió y todo el mundo se rio. De pronto, lo que parece imposible se convierte en posible. ¿Piensa que todo esto conlleva alguna esperanza, que podríamos aprovechar este momento?

      Larry: Soy un tanto optimista con respecto a que la gente pueda aprovechar esos momentos imprevistos y convertirlos en algo positivo para nuestras sociedades. Mi temor es que mientras Trump y compañía anuncian esas medidas con la boca pequeña, la gente se conforma y acepta las soluciones temporales, en vez de forzar a que haya cambios estructurales. Gente como Boris Johnson y Trump quieren que las cosas vuelvan a la «normalidad» cuanto antes. Lo importante es que se mantengan los cambios positivos ya instaurados y que nos tomemos la vida de un modo muy diferente. Mucho me temo que la gente no va hacer el esfuerzo, prefieren aceptar la magia antes que la realidad, y una vez que esto acabe padeceremos amnesia social y las cosas volverán rápidamente a estar como estaban, y nos llevarán a algo peor la próxima vez. ¿Qué le parece como humor?

      Srećko: ¡Es muy esperanzador! ¿Cree que existe el peligro de que un exceso de humor haga que la gente se tome las cosas demasiado a la ligera —por ejemplo, las políticas que afectan a sus vidas?—.

      Larry: Sí, creo que el peligro existe, y lo veo en Estados Unidos y otros países. Hay dos tipos de humor: el humor con el que se quiere olvidar y el humor con el que se quiere recordar. Se utiliza en muchas sociedades, incluso fascistas y totalitarias, para aplacar a las masas. Ese peligro existe siempre. Factores como quién está hablando, cuánta libertad tiene la gente o cuánta censura existe en la cultura dictarán la prominencia de ese humor. No obstante, la voz de la disidencia humorística y cómica sigue siendo muy fuerte en muchos lugares de todo el mundo.

      Srećko: Si introducimos a Kramer en la crisis de la Covid-19, ¿cuál sería su filosofía, cómo reaccionaría? ¿Se lo puede imaginar?

      Larry: ¡Él sabía que se estaba acercando y se ha estado abasteciendo durante años! Y si va a su piso, verá que está repleto de cajas de todo tipo —está preparado, ya tiene el búnker montado allí—.

      Srećko: Sí, recuerdo que en un capítulo de Seinfeld Kramer está en la calle con su coche atiborrado de cosas y Jerry se acerca y le pregunta: «¿Qué es todo esto?», y resulta que Kramer está comprando compulsivamente. ¡Y de eso hace treinta años!

      Larry: Sí, es el preparacionista por antonomasia.

      Srećko: Otro personaje con el que está conectado es, por supuesto, Borat. ¿Qué haría Borat en esta situación?

      Larry: Creo que Borat pasaría del virus. Iría besando a la gente y tocando las cosas y espantando a los demás en la calle porque no creería en eso. No olvides que las principales religiones de Kazajistán creen en el halcón. Son pensadores muy mágicos. Seguro que Borat culparía a los judíos y pensaría que se trataría de una broma y lo tocaría todo para horrorizar a la gente. De hecho, pienso que sería capaz de destruir la civilización él solito.

      Srećko: Borat sería el mejor amigo del coronavirus.

      Larry: La persona menos distante que uno se pueda imaginar en sociedad.

      Srećko: Espero que esta conversación resulte reconfortante para algunas personas. Desde el domingo pasado, cuando el terremoto sacudió Zagreb, me he sentido muy desamparado. No estoy en Croacia y no puedo ir porque las fronteras están cerradas. Mi familia está allí y mi padre tiene setenta y un años, y tiene problemas de salud, forma parte de la población de riesgo. Para ser honesto, estas conversaciones, en las que nos conectamos, compartimos ideas y buscamos organizar las cosas, me dan una razón para levantarme por la mañana. Sin ellas, tenía la sensación de que todo se había detenido, incluso mi vida psicológica derivó hacia un tipo de trastorno por estrés postraumático. Estoy convencido de que necesitamos estos espacios.

      Larry: Lo estoy escuchando. Nos sentimos desesperanzados y agobiados y buscamos algo que nos devuelva a la realidad. Situemos la realidad en el presente, donde podemos ejercer un poco de control, porque lo demás está más bien fuera de nuestro alcance, pero podemos controlar nuestros momentos de la mejor forma posible. Me sabe mal verlo tan triste porque, cuando pienso en usted, pienso en su libro Poetry from the Future, y ese es usted: una persona que cree en la poesía para el futuro. Me recuerda a Stanley Kubrick, a quien ha mencionado antes. Cuando hizo El resplandor iba diciendo que era una película optimista y la gente le preguntaba: «¿Cómo puedes decir que El resplandor es una película optimista?». Y él contestaba que la premisa es que hay fantasmas, que hay algo después de la muerte, y ese es un argumento optimista. De igual forma, lo veo como una persona muy sombríamente optimista. ¡No cambie! ¡Confío en usted! Es muy duro. Mis padres murieron hace poco, los dos, y hablando con mi hermano convenimos que, en cierto modo, nos alegrábamos de que hubiesen fallecido antes de verse en una residencia. Me horroriza pensar que me alegro de que mis padres hayan muerto porque eso significa que han evitado males mayores. Este es el tipo de cosas en las que pensamos ahora, cosa que no hacíamos antes.

      Srećko: Eso es lo que me preocupa cuando pienso en mi padre porque, si esta crisis se alarga y empeora, podríamos vernos como en Italia, donde los funerales se cancelan y no se puede visitar a los enfermos. En este sentido, comprendo sus sentimientos hacia sus padres. Aunque, siendo sincero, a mi padre no parece preocuparle mucho la pandemia. Lo llamé el otro día y pude oír que estaba en la calle. Le pregunté: «¿Dónde estás, en la calle?», y me respondió: «Voy al supermercado». Pensé: «¡No, papá! Eso es justo lo que no debes hacer». Hay algo con la gente mayor, que no escucha, y creo que es porque han sobrevivido a muchas cosas y están hartos de que se les diga lo que tienen que hacer.

      Larry: Está haciendo referencia a nuestra concepción de la muerte y cómo la encaramos. Las personas como su padre o el mío, que fue soldado en la Segunda Guerra Mundial y perdió a toda su familia en el Holocausto, han visto mucha mierda en sus vidas. Tal vez llega un punto en el que sabes que te vas a morir, que el fin está ahí, y te lo tomas bien. El ego estadounidense no acaba de admitir la muerte. Es como si dieran por hecho que «ya habrá alguna salida». Pienso que la pandemia actual obligará a la gente a ser más honesta consigo misma sobre sus ansiedades acerca de la muerte y a la hora de aceptar el hecho de que existe un final para toda vida humana. Si pudiéramos dar con una filosofía de la muerte, como han hecho los budistas —o quizá como ha hecho su padre—, tal vez podría representar un cambio positivo en la sociedad.

      Srećko: Estoy totalmente de acuerdo. Hay un famoso ensayo de Michel de Montaigne en el que describe una tradición entre los egipcios con respecto a la muerte que consistía en llevar un cráneo a una celebración importante y aquello marcaría el origen del memento mori. Los mejores momentos de tu vida son aquellos en los que recuerdas que eres mortal y, por desgracia, creo que Trump, Bolsonaro, Orbán y los demás todavía no se han percatado de ello —se creen inmortales—.

      Larry: Alguien como Trump, que nunca ha padecido

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