Скачать книгу

Recurrían de modo particular al salmo 90, al que muchos exégetas se refieren como un salmo de protección contra las potencias malvadas a raíz de lo que se expresa en los versículos 3, 5, 6 y 10 que dicen: «Él te librará de la red del cazador y de la peste perniciosa; …No temerás el terror nocturno, ni a la flecha que vuela durante el día, ni la pestilencia que anda en la oscuridad, ni los ataques del demonio de mediodía… No te alcanzará ningún mal, ninguna plaga se acercará a tu carpa»[33]. Este salmo junto a un pequeño rollo con otros tres salmos apócrifos que contenían imprecaciones contra los demonios, fueron encontrados en la cueva 11 de Qoumram, lo cual sugiere que eran todos textos utilizados como exorcismos contra los malos espíritus[34]. Y estos mismos versos sálmicos aparecen también en amuletos judíos posteriores destinados a espantar a los demonios[35].

      III. OBJETO DEL TRATADO DE LAS RÉPLICAS

      La guerra interior que postula Evagrio se muestra ya en el comienzo mismo del prólogo del Tratado de las réplicas. Allí dice:

      Los logismoi o pensamientos malvados que tientan continuamente el alma del monje, también la oscurecen y le impiden la oración. La privación de este gran bien debe provocar en él una enérgica reacción en la que está involucrada también la dimensión thymica del monje, es decir, su apetito irascible. Es justamente la ira la pasión que debe ser utilizada con este objetivo santo: expulsar a los demonios. En el Tratado práctico aclara que es este el modo kata physin, o acorde a la naturaleza de utilizar la irascibilidad, en oposición a un modo para physin, o contrario a la naturaleza, que es cuando la ira se utiliza contra otros seres humanos:

      Evagrio utiliza el verbo τέμνω (temno) que significa arrancar, extirpar o erradicar, y con él explica su teoría de las operaciones mentales que se relacionan estrechamente con la práctica de la antirrhesis. En su tratado sobre los Pensamientos, se explicita más al respecto de este concepto:

Скачать книгу