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¿Soy solo un cerebro?. Sharon Dirckx
Читать онлайн.Название ¿Soy solo un cerebro?
Год выпуска 0
isbn 9788417620998
Автор произведения Sharon Dirckx
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Consciencia: Propiedad de la mente por medio de la cual llegan a existir nuestros pensamientos, sentimientos, experiencias y deseos subjetivos.
Determinismo: La creencia de que las causas anteriores garantizan un resultado particular. Todo suceso tiene una causa.
Determinismo duro: La creencia de que las causas previas garantizan totalmente un resultado particular, como el que no podría haberse obtenido por otra vía. Dentro de la neurociencia, esto se equipara a la creencia de que el cerebro humano y las decisiones que se originan en él vienen determinados en todos los niveles por causas previas, lo cual descarta la posibilidad de que exista el libre albedrío.
Dualismo sustancial (neurocientífico): La postura que dice que existen dos sustancias distintas que caracterizan la relación entre mente y cerebro: un cerebro físico y una mente no física. La mente puede existir sin el cerebro, pero en los seres humanos ambos interactúan. La mente trasciende al cerebro.
Fisicalismo: El paradigma que afirma que el mundo físico observable es lo único que existe. Para el propósito de este libro, se usa de manera intercambiable con “materialismo”.
Fisicalismo no reduccionista (neurocientífico): La postura que sostiene que el cerebro es el que ha generado la mente. Cuando se reúne un conjunto de elementos constitutivos y alcanzan cierto grado de complejidad, emerge algo nuevo (la mente). La mente es física, pero no puede reducirse solamente a procesos físicos.
Fisicalismo reduccionista (neurocientífico): Paradigma según el cual la mente se puede reducir a procesos físicos en el cerebro. Por consiguiente, la mente por sí misma no existe. La mente es el cerebro.
Incompatibilismo: El paradigma que sostiene que el libre albedrío y el determinismo son incompatibles, que pueden sostener por un igual tanto los deterministas duros como los libertarios, pero por motivos distintos. Los deterministas duros piensan que la naturaleza fija del cerebro descarta la posibilidad del libre albedrío. Los libertarios creen que la voluntad humana está libre de coacciones, y por consiguiente que el cerebro no puede estar determinado en todos los niveles.
Libertarianismo: La postura que sostiene que unos agentes (es decir, individuos) que no están determinados por causas previas pueden tomar decisiones libremente. Este paradigma defiende el libre albedrío humano.
Materialismo: El paradigma que afirma que la materia observable en el espacio y en el tiempo es lo único que existe. Para el propósito de este libro, se usa este término de manera intercambiable con “fisicalismo”.
Mente: La portadora de la vida invisible e interna de la persona, manifiesta bajo la forma de pensamientos, sentimientos, emociones y recuerdos. La mente es la portadora de la consciencia.
Neurocientífico: Científico que estudia el cerebro y sus funciones.
Neurocirujano: Médico que se ha formado en el diagnóstico y la intervención quirúrgica de pacientes con disfunciones del cerebro o del sistema nervioso.
Neurólogo: Médico que se ha formado para diagnosticar y tratar disfunciones del cerebro y del sistema nervioso.
Psicólogo: Profesional no médico que se ha formado para tratar a personas con disfunciones mentales. Un psicólogo no está autorizado para recetar medicación, y es probable que trate a sus pacientes guiándoles en la práctica de ejercicios mentales.
Psiquiatra: Médico que se ha formado para tratar a personas con enfermedades mentales. Un psiquiatra está facultado para recetar medicación como parte del tratamiento de un paciente.
SDAH (Sistema de detección de agentes hipersensible): Sistema que según los científicos cognitivos de la religión está inserto en la mente humana, y es el que permite que absorbamos patrones, señales y otros agentes de nuestro entorno.
1
¿De verdad soy
solo un cerebro?
Nunca olvidaré el día en que vi cómo extraían un cerebro humano a un cadáver. En aquel momento ya estaba muy familiarizada con el cerebro humano, después de pasar años realizando imágenes de él y estudiándolo. Aun así, aquella experiencia fue algo distinto.
Un grupo de nosotros, vestidos todos con batas verdes y calzados con zapatos de plástico azul, estábamos en una sala de disección de una escuela de medicina. La gélida formalidad se adecuaba al aire frío de aquel entorno. El penetrante olor del formaldehído, usado para conservar tejidos humanos, llenaba nuestras fosas nasales. En la mesa, delante de nosotros, yacía el cuerpo de una anciana.
Aquella no era la primera vez que veía un cadáver, pero aquellas circunstancias tenían algo de peculiar. La mujer había donado su cuerpo para la investigación científica. Estábamos allí para estudiar la anatomía del cerebro humano, y la primera fase consistía en ver cómo lo extraían del cuerpo. Nuestro profesor e instructor de anatomía comenzó el proceso. No hubo derramamiento de sangre, porque aquella persona había fallecido hacía algún tiempo, pero sí tuvo que aserrar bastante y, en algún que otro momento, aplicar la fuerza bruta para perforar el cráneo y poner a la vista el cerebro. A pesar de la técnica poco sofisticada, fue una experiencia profundamente aleccionadora y reverente, que manifestaba el respeto más intenso por aquella mujer anónima que había ofrecido su cuerpo para que otros pudieran aprender.
Pocos minutos después ya teníamos el espécimen en su totalidad. Era una masa de agua y grasa, que pesaba solo 1,5 kg. Me puse en “modo de estudio”, dejando de pensar tanto en la persona y más en la anatomía del cerebro. Aun así, era innegable que en la mesa, delante de nosotros, teníamos al mediador de los pensamientos, los anhelos y las experiencias de aquella mujer anónima.
Al tacto, el cerebro humano tiene la consistencia de los champiñones. Sin embargo, misericordiosamente, entre las orejas no cultivas champiñones. No, más bien lo contrario. Este increíble órgano supone solo el 2 % del peso corporal, pero utiliza el 20 % de su energía, a pesar de que está formado por agua en un 75 %. El cerebro humano contiene en torno a 86.000 millones de células cerebrales, llamadas neuronas. Cada una de esas neuronas puede emitir hasta mil impulsos nerviosos por segundo a otras decenas de miles de células, a velocidades de hasta 430 km/h.2 Mientras lees estas palabras, tu cerebro genera suficiente electricidad como para encender una bombilla LED, y a cada minuto que pasa, por tu cabeza circula suficiente sangre como para llenar una botella de vino. El cerebro humano está más desarrollado que el de cualquier otra criatura, aunque el premio al cerebro más grande se lo lleva el cachalote, cuyo cerebro pesa 7,5 kg.
Todo pensamiento, recuerdo, emoción que sientes y toda decisión que tomas pasa por el filtro de eso que llamamos cerebro. Las alteraciones en la química y en la fisiología de nuestro cerebro afectan a nuestra capacidad de pensar. Por ejemplo, solo un pequeño grado de deshidratación puede afectar tremendamente a nuestra capacidad de mantener la atención, a nuestra memoria y a nuestra capacidad de pensar con claridad. Y muchos de nosotros sabemos que la ingesta matutina de cafeína es vital para poner en marcha nuestros procesos intelectuales al principio de cada nuevo día.
Pero ahora también sabemos que los cambios en nuestro pensamiento tienen un impacto sobre el propio cerebro. Los científicos solían pensar que el cerebro era algo fijo y rígido, pero ahora sabemos que es increíblemente “plástico”, en el sentido de que cambia constantemente, formando nuevas conexiones y vías a lo largo de toda la vida de una persona. Los cambios en el cerebro afectan a nuestro pensamiento. Pero nuestro pensamiento, nuestro estilo de vida y nuestros hábitos también inciden en el modo en que crece y se desarrolla nuestro cerebro.
EL ESTUDIO DEL CEREBRO
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