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La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias. Claudio Rama Vitale
Читать онлайн.Название La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias
Год выпуска 0
isbn 9789506232184
Автор произведения Claudio Rama Vitale
Жанр Учебная литература
Издательство Bookwire
Cuadro n.o 1 Matrícula de la educación superior en América Latina
Martín Trow ha sostenido que el desarrollo de la educación superior puede organizarse en tres etapas: elite, masas y universal, cuyos parámetros establece en términos de la tasa bruta de matriculación en la universidad. Este autor considera que la educación superior de un país está en la etapa de educación de elites si la tasa bruta de matriculación es menor que el 15 por ciento, que se encuentra en la etapa de educación superior de masas si la tasa bruta de matriculación está entre el 15 por ciento y el 50 por ciento y, por último, que el país se encuentra en la fase de universalización si esa tasa es mayor que el 50 por ciento (24). Nosotros hemos preferido un esquema más diferenciado, buscando referir mayores peldaños que permitan diferenciar más claramente los sistemas de educación superior en los actuales contextos, sugiriendo un acceso de elites hasta el 15 por ciento, un acceso de minorías del 15 al 30 por ciento, un acceso de masas hasta el 50 por ciento, un acceso universal hasta el 85 por ciento y, superior a ese porcentaje, un acceso absoluto.
Cuadro n.o 2 Acceso a la educación superior
País | 1970 |
Costa Rica | 15.473 |
Cobertura (respecto a la población de 20-24) | 15,77 % |
Incremento quinquenal de la tasa de cobertura | |
Cobertura respecto a la población total | 0,59 % |
Índice matrícula absoluta | 100 |
Fuentes: sistemas de estadísticas nacionales, IESALC, CEPAL, IUS.
La expansión de la matrícula de la educación superior permitió que en apenas 35 años la región aumentara desde una cobertura de apenas el 7,03 por ciento en 1970 a 41 por ciento en 2010, medido este indicador como porcentaje de los estudiantes sobre la población de 20 a 24 años, al pasar de 1,6 millones de estudiantes a 21,5 millones. Se podría decir que es un cambio de una dimensión societaria de tal importancia como el que produjo la urbanización entre los años 40 y los 70, o la feminización de los mercados laborales desde los 70.
Cuadro n.o 3
Tasa de cobertura de la educación superior
1970 | 7,03 % |
1975 | 12,27 % |
1980 | 14,22 % |
1985 | 15,77 % |
1990 | 16,45 % |
1995 | 18,43 % |
2000 | 23,4 % |
2005201020152017 | 31,7 %41,0 %48,6 %50,6 % |
La demanda por acceso a la educación ha promovido el pasaje de una educación de elites a una educación de masas en la región y, como derivación de ello, ha incentivado múltiples transformaciones en los sistemas universitarios que han desarrollado diversos mecanismos para ajustarse a esas demandas de las familias y para aprovecharse mercantilmente de su sacrificio para cubrir sus expectativas. Esta ampliación de la cobertura de la educación superior ha sido el motor fundamental de los cambios en los sistemas terciarios en las décadas pasadas a través de la diferenciación, la mercantilización, la expansión y la complejización institucional, así como a través de la conformación de circuitos diferenciados de calidad. Han sido evoluciones que fueron acompañadas por diversas respuestas a dichas demandas, pero sobre la base de modelos presenciales, relativamente rígidos, con una diferenciación de mercado en función de ajustes de calidad, precios y flexibilización de horarios. Más aun, la respuesta contribuyó a la deformación institucional y de calidad tanto a través de las macrouniversidades y de las microuniversidades, como de ámbitos de diferenciación de las ofertas disciplinarias y de circuitos de calidad, mostrando que la expansión institucional en este sentido fue una característica conjunta a la propia diferenciación sistémica.
La expansión de la cobertura de la educación terciaria debería continuar en los próximos años a través del pasaje desde el actual sistema universal (más del 50% de cobertura del año 2017) hacia sistemas mayores, lo cual implicará nuevos cambios y transformaciones institucionales, financieras y educativas para facilitar el ingreso de los nuevos estudiantes cada vez de sectores de menos ingresos económicos, con mercados más competitivos y con demandas más diversificadas.
b. Los nuevos estudiantes latinoamericanos
El incremento de la cobertura de la educación superior se produjo en términos absolutos y relativos asociado al cambio en la estructura de la pirámide poblacional en la región, que se mueve hacia su envejecimiento y que, por ende, se deriva en un corrimiento de la media de la población. En el marco de estos cambios en la estructura poblacional, se ha producido la reducción del crecimiento de la población de entre 20 y 24 años de edad en casi toda la región (25). Las proyecciones muestran que la variación del grupo etario de 20 a 24 años continuará lentamente decreciendo, como derivación de la reducción de la tasa de fecundidad, del mantenimiento de las tasas de emigración, de la casi desaparición de las corrientes migratorias extracontinentales y del aumento de la esperanza de vida. Tales procesos en el largo plazo podrían inclusive transformar la dinámica expansiva de la educación superior, ya que la población comenzará a estabilizarse hacia la década del 20 de este siglo (26). Así, los crecimientos futuros de la matrícula terciaria no estarán asociados a los procesos demográficos, sino a la masificación y a la universalización dentro y fuera del grupo etario, así como a la educación permanente que promoverá a su vez un cambio en la pirámide estudiantil por medio del aumento de la educación continua con el objeto de recertificar competencias y saberes. Estas demandas de estudios, que están recién en sus inicios, están siendo motorizadas por la expansión y la obsolescencia de los conocimientos y de los marcos normativos que comienzan a plantear la recertificación.
La expansión institucional, en general, deriva del ajuste de las instituciones a las demandas del mercado. Sin embargo, muchas de las demandas propias de los sectores estudiantiles, tanto en términos de las disciplinas, de la cantidad de profesionales como de los niveles de calidad, no están ajustadas a las demandas reales de los mercados laborales, sino a demandas potenciales o a expectativas de trabajo. Las instituciones de educación superior, públicas y privadas, se ajustaron a esas nuevas demandas casi automáticamente. En condiciones de mercado como en dinámicas educativas públicas bajo modelos autonómicos, hay una fuerte incapacidad de ajustar la oferta de vacantes universitarias a las reales vacantes del mercado laboral. Este proceso genera en el largo plazo una sobreoferta educativa de profesionales y técnicos universitarios, y un incremento de la competencia en los mercados laborales profesionales. Por su parte, la sobreoferta tenderá al tiempo a aumentar el desempleo profesional, que hoy en la región en general es friccional, y se constituirá en el factor determinante para procesos de selección más competitivos así como en una presión por una sobrecapacitación a través de estudios adicionales con la consiguiente competencia con mejores acreditaciones por los mismos puestos, conformando así un modelo del mercado laboral marcado por una dinámica asociada a mayores certificaciones y competencias. La estrategia de sobrevivencia