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En cualquier caso, los pasos iniciales para buscar apoyos rápidos y finales para ajustar la distancia con la pelota, deben intentar realizarse cortos y con apoyos estables. Estos roles serán determinados por el sistema de juego de cada tenista, pero también se podrán alternar durante el partido y durante cada punto, pasando de una situación de dominio con sus características motoras, a una de defensa con las suyas propias o, por el contrario, pasar de la defensa al ataque.

      Por lo tanto, estaremos hablando de situaciones complejas donde la manifestación de la velocidad se producirá de forma variable, con diferentes tipos de acciones interconectadas frente a situaciones cambiantes e incluso inesperadas, lo que determinará el tipo de reacción y de movimientos en un partido.

ACCIÓN ACÍCLICA SALTO PARADA → ACCIÓN CÍCLICA ACELERACIÓN → ACCIÓN CÍCLICA DESACELERACIÓN-COLOCACIÓN Y GOLPEO → ACCIÓN ACÍCLICA GOLPEO → ACCIÓN CÍCLICA ACELERACIÓN LATERAL → Posible repetición

      Las unidades o ciclos de juego reflejadas en la tabla 2-2 se producirán de forma compleja con diferentes acciones relacionadas presentadas simultáneamente o enlazadas. Resulta importante señalar que se produce una toma de decisiones inmediatamente después del salto, pero que puede realizarse también durante el mismo, incluso llevarse a cabo decisiones anticipatorias previas al salto durante la fase de recuperación o aceleración lateral, o cuando se recupera la posición hacia atrás desde una situación dentro de pista. El ciclo puede no ser entero dependiendo el punto, en ocasiones, de una manifestación muy breve, casi inmediata, con solo la puesta en acción de colocación tras una reacción muy rápida.

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      Figura 2-4 Pere Riba. Se producen situaciones de transición o de lucha por el dominio en la jugada. En otros casos no cabe duda, la situación en la pista y la buena situación de piernas determinarán en gran parte el rol inmediato.

      Estas unidades pueden ser diferentes según se produzcan en situación de ataque, de defensa, de transición, neutra, o en combinación de varias, requiriéndose un tipo de desplazamiento, unas distancias recorridas, una intensidad, un gradiente de aceleración y desaceleración, según sea uno u otro el rol del jugador. También habrá un mayor o menor interés por jugar en uno u otro rol según sean las características del jugador: su carácter, sus golpes, su planteamiento de partido (fig. 2-4). Básicamente podemos distinguir los roles en tres tipos básicos:

      ■Rol neutro:

      •Juego muy centrado con pocas angulaciones.

      •Puede haber gran potencia e intensidad (coger la pelota alta o cuando sube).

      •Puede haber profundidad.

      •Se está detrás de la línea.

      •Puede haber objetivo de esperar el fallo del oponente.

      •Puede haber objetivo de provocar el fallo del oponente.

      •Puede haber objetivo de provocar una posterior situación de ataque.

      •Poco desplazamiento.

      •Velocidad media.

      ■Rol de ataque:

      •Juego con colocación de pelota y angulaciones.

      •Puede haber gran potencia e intensidad (golpear la pelota cuando sube).

      •Suele ser profundo.

      •Juego predominantemente «recto».

      •Se está dentro de pista o cerca de la línea.

      •Se puede buscar provocar el fallo del oponente.

      •Se puede buscar que no llegue el oponente.

      •Puede subirse a la red.

      •Puede hacerse dejadas.

      •Poco desplazamiento.

      •Movimientos rápidos con gran frecuencia.

      •Pasos cortos.

      ■Rol de defensa:

      •Juego con colocación de pelota.

      •Variación de alturas para anular al oponente.

      •Se puede jugar con pelotas altas.

      •Habitualmente se juega al centro o cruzado.

      •El jugador está fuera de la pista, hasta más de 2 m.

      •Se busca anular el ataque del oponente, dificultar sus golpes, provocar fallos.

      •Mayores desplazamientos.

      •Elevada velocidad de desplazamiento.

      •Pasos más largos.

      La técnica de los desplazamientos y de las cadenas musculares irá modificándose según la situación del juego: proximidad de la pelota, cambios de dirección, acción lateral, paso cruzado, desplazamiento de frente, enlace con el golpe o lo inesperado de una reacción. Sin embargo, todos estos movimientos tienen algo en común en los deportes en los que se solicitan cambios de dirección, y más aún cuando el grado de sorpresividad puede ser elevado. Se trata de la existencia de una mayor flexión de rodilla con el centro de gravedad más bajo (Tous, 2002). Las reacciones ante golpes inesperados en los que los procesos anticipatorios no hayan sido eficaces, provocarán una recolocación postural y una menor eficacia en la aplicación de fuerzas, o lo que es lo mismo, se soportarán mayores cargas por parte de músculos y articulaciones.

      La ausencia de situaciones de velocidad máxima y sin salida desde posición estática, y la presencia de aceleraciones y desaceleraciones, determinan un comportamiento muscular en el que la fase de impulsión y las acciones excéntricas de frenado tienen una especial relevancia. Si bien en toda carrera explosiva se suceden manifestaciones excéntricas, como en el apoyo, y concéntricas, como en la impulsión, las acciones de contracción excéntricas propias de la fase de desaceleración son especialmente relevantes en el tenis.

      A nivel neuromuscular, los movimientos a alta velocidad con el mayor potencial de acción de las fibras rápidas harán que se active primero la placa motora de la unidades motoras explosivas, modificándose el umbral de reclutamiento (Enoka y Fuglevand, 2001). Las tensiones excéntricas parecen tener un comportamiento neurológico diferente al de tipo concéntrico, propio de las fases de aceleración (Enoka, 1996; Ivanova y cols., 1997). La situación de salida previo salto de parada determinará que, a mayor eficacia en el salto, más grande será la intervención del componente elástico y reflejo de la cadena extensora del tren inferior, formada principalmente por tríceps sural, cuádriceps y aductores, pero también glúteo mayor como potente extensor de cadera, por lo que se logrará una salida más rápida. Esta acción previa de salto deberá tener unas características individuales, pues cada jugador poseerá su altura ideal de caída.

      En la acción de aceleración en la fase de impulso, se produce una intensa activación de los glúteos y cuádriceps, aunque habrá que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, la situación de flexión de la cadera no permitirá una intervención de los extensores de la cadera, como el glúteo mayor, de forma tan pronunciada. Esto repercutirá también en la acción extensora de la cadera por parte de los isquiosurales, en su papel como músculos biarticulares que actúan como extensores concéntricos de la cadera, flexor concéntrico de la rodilla en la fase de recogida de la pierna, y en situación excéntrica en la flexión de la rodilla.

      Al haber una fase aérea reducida en relación a si hubiera un período de alta velocidad, se reducirá algo la intervención excéntrica en la

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