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      En consecuencia, en 1962 Roger Stanier y Cornelis van Niel, retomando la separación de los organismos en procariotas y eucariotas que más de dos décadas atrás había hecho Edouard Chatton (en 1925 y, nuevamente, en un artículo suyo publicado en 1938), sugirieron la creación de los súper reinos o imperios Prokaryota —en el que se halla el reino Monera— y Eukaryota —en el que están los cuatro reinos restantes de Whittaker.

      En los dominios de las arquea

      El más fuerte ataque frontal a los dos imperios de Stanier y Van Niel se lo debemos a Carl Woese y George Fox, de la Universidad de Illinois, quienes en 1977 descubrieron —o, mejor dicho, reclasificaron— a los microorganismos conocidos como arquea (del griego arkhaios, ‘antiguo’), muchos de cuyos miembros ya se conocían desde hacía varios años.

      Aunque antes de Woese y Fox las arquea eran consideradas como bacterias, los estudios genéticos de estos investigadores mostraron que alrededor de un 30% de sus genes (de las arquea, no de Woese y Fox, por supuesto) estaban presentes únicamente en este grupo: estos genes son responsables de vías metabólicas —procesos que usan para obtener la energía que requieren para vivir, como la generación de metano a partir de hidrógeno en las metanógenas, las cuales están presentes en nuestro intestino—que no se hallan en ninguna bacteria y estructuras celulares —como una membrana que las aísla del medio constituida por cadenas de isopreno (un compuesto de carbono e hidrógeno) y que le da una rigidez mucho mayor que la de las membranas de ácidos grasos de las bacterias.

      Así, con Woese y Fox los seres vivientes quedaron divididos en tres dominios: Archea, Bacteria y Eukarya —todos los organismos constituidos por células eucariotas— y seis reinos —al añadir el reino Archea a los cinco de Whittaker.

      Un nuevo y coloreado reino para el siglo XXI

      En 1998 el canadiense Thomas Cavalier-Smith, uno de los mayores expertos —si no es que el más grande de ellos— en evolución celular propuso una nueva clasificación —¡otra más! — que ponía el énfasis en el origen y evolución de las especies —específicamente, en la monofilia: es decir, en agrupar a los organismos en grupos que tuvieran un ancestro común a todos los integrantes de cada grupo.

      La versión detallada del sistema de Cavalier-Smith, publicada en 2004, conservaba los imperios Prokaryota y Eukaryota, pero Arquea quedaba como un subreino del reino Bacteria, se reintroducía el reino Protozoa y hacía su aparición el reino Chromista —propuesto por Cavalier-Smith en 1981; a pesar de su nombre (‘coloreado’, del griego chroma, ‘color’), incluye organismos sin color alguno, si bien todos tienen clorofila C y otros pigmentos que no se hallan en las plantas—. Total: seis reinos.

      El futuro: ¿fragmentación o minimalismo rusos?

      A pesar de la gran influencia que Cavalier-Smith han tenido en biología celular, su sistema de clasificación no ha sido aceptado por todos —ni siquiera en su propia área— y ha sido fuertemente criticado por varios pesos pesados de la biología.

      En años recientes, dos científicos rusos, especialistas ambos en biología marina, son los responsables de las propuestas más extremas: por un lado, Anatoliy Leonidovich Drozdov, quien de plano asegura que los cinco reinos de Whittaker son inaceptables a la luz del actual conocimiento sobre los seres vivientes. Con base en un complejo análisis que considera características de los seres vivientes en tres niveles —molecular, celular y morfológico—, Drozdov condena a los estudiantes de biología del año 1 D. G. (después de Gordillo, longeva lideresa magisterial) a aprenderse 26 reinos para poder aprobar la materia.

      En las antípodas del sistema de Drozdov se halla su colega Alexey Shipunov, quien apenas en el año 2009 lanzó su clasificación minimalista —aunque no tanto, ya que está llena de dominios, infra-reinos, superfilos y subfilos— de cuatro reinos: Monera —con los subreinos o dominios Bacteria y Archea—, Protista, Vegetabilia y Animalia.

      En las fronteras de todas y cada una de las clasificaciones taxonómicas tenemos incómodos “habitantes” cuya inclusión como “seres vivientes” es todavía polémica, como los virus — que no son organismos celulares y por ello no forman parte de ninguno de los sistemas aquí explicados— y las nanobacterias —descubiertas en 1998 por el finlandés Olavi Kajander y el turco Neva Ciftcioglu—, de un tamaño mucho menor a los 200 nanómetros que miden las bacterias más pequeñas. Así, todo parece indicar que La guerra de los taxónomos continuará, dado que los límites de los imperios, dominios y reinos de la Tierra viviente están muy lejos de haberse establecido de manera definitiva. Y es que, ¿acaso podría ser de otra forma, dado que tratamos con la riqueza de la vida misma?

      Los midiclorianos, organismos microscópicos introducidos en La amenaza fantasma como explicación no pedida del porqué la fuerza era grande en Anakin Skywalker —y que hacen que a más de un seguidor de la saga le hierva la sangre, sobre todo cuando se especula que pudieron ser los papás de Anakin (¿en serio, George Lucas?)— son la inspiración de los microbiólogos que en 2006 descubrieron una especie de bacteria endosimbiótica (lo que significa que vive dentro de la célula de otro ser viviente) en la garrapata común de la especie Ixodes ricinus, específicamente en las mitocondrias de las células del ovario de las hembras de este ácaro. La bacteria es Candidatus Midichloria mitochondrii.

      El código de nomenclatura que aplica en este caso indica que género y especie no estén en cursivas y, al estar antecedido el nombre por la palabra Candidatus (esta sí en cursivas), significa que esta especie no puede ser reproducida en algún medio de cultivo en laboratorio. La fuerza no es grande en la garrapata por la presencia de estos midiclorianos.

      En 1974 el entomólogo Gerald R. Noonan determinó que la especie de escarabajos sudamericanos nombrada en 1849 como Harpalus chilensis no era en verdad un miembro de este género, sino que correspondía a un género separado. Un año antes, el presidente de Chile Salvador Allende se había suicidado, luego del golpe de Estado encabezado por Augusto Pinochet, por lo que Noonan, en memoria del líder socialista, reasignó al escarabajo dentro del género por él bautizado como Allendia.

      A pesar de lo que su nombre científico parece indicar Spongiforma squarepantsii no es una esponja, sino un hongo terrestre parecido a una esponja descubierto en la isla de Borneo 2011. Su forma, que guarda una fuerte remembranza con la del caricaturesco Bob Esponja Pantalones Cuadrados, no es la única razón de haber inmortalizado esta caricatura en el reino de los hongos: cuando se observa con un microscopio electrónico, el himeneo —la parte del hongo en que se producen las esporas gracias a las que se reproduce— parece un fondo marino cubierto con esponjas tubulares que, a su vez, lucen como la piña en la que vive este ficticio personaje.

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