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de entrenamiento adecuado.

      Un gran número de variables fisiológicas experimentan cambios durante la competición, pero, de todas ellas, la frecuencia cardíaca, la concentración de lactato en la sangre y el porcentaje de consumo de oxígeno (Images máx.) al que se ejercitan los jugadores nos darán la información suficiente para determinar las exigencias del deporte.

      La frecuencia cardíaca es uno de los índices fisiológicos más utilizados en el control del entrenamiento y la competición del fútbol. Su importancia radica en su utilidad para estimar el consumo de oxígeno, constituyendo un parámetro útil para conocer el grado de intensidad del esfuerzo realizado. La frecuencia cardíaca media en un partido se sitúa en valores de 165 a 175 latidos por minuto, presentando oscilaciones de 130 a 200 latidos por minuto. Esto indica la elevada solicitación del metabolismo aeróbico, cuyos procesos predominan sobre los de tipo anaeróbico. Generalmente estas cifras medias corresponden a valores promedio de entre el 80% y 86% de la frecuencia cardíaca máxima, así como a porcentajes elevados de la potencia aeróbica máxima (80-91%), exceptuando a los porteros. La frecuencia cardíaca promedio en un partido variará lógicamente en función del puesto, siendo 158 latidos por minuto para los jugadores de campo y 124 latidos por minuto para el portero.

Images

      Con respecto a otro indicador interno como el ácido láctico, que ha sido utilizado para valorar el rendimiento de los deportistas, éste es un parámetro que tiene un importante papel como indicador de la intensidad del ejercicio desarrollado. Se puede establecer unos valores promedio de lactato sanguíneo de 4-5 mmol/l durante un partido de fútbol. Existen notables variaciones en los valores obtenidos por diferentes autores. Estas variaciones se deben, como es lógico, a las características del esfuerzo realizado en los minutos previos a la toma de la muestra. Ante estas variaciones, algunos autores han intentado fraccionar los 90 minutos en mediciones periódicas de lactacidemia. Los resultados se muestran relativamente estables a lo largo del partido.

      Las características de la actividad pueden estar influidas por la capacidad física. Un clásico índice de la resistencia orgánica de un atleta lo constituye el valor del consumo máximo de oxígeno (Images máx.). La capacidad para mantener un gran nivel de trabajo durante 90 minutos puede ser determinada por los factores aeróbicos. Éstos incluyen el consumo máximo de oxígeno usado como un índice de la potencia aeróbica máxima del atleta. En efecto, el Images máx. es un concepto que fisiológicamente explica una medida de capacidad (mlO2/kg) sobre una medida de tiempo (mlO2/kg/min). Un consumo máximo de oxígeno elevado beneficia la prestación del futbolista en la medida en que le permite una recuperación más rápida entre esfuerzos, retarda la aparición de la fatiga y permite al deportista mantener el trabajo a alta intensidad. Se estima que el partido de fútbol demanda un consumo de oxígeno medio de casi el 75% del Images máx.

      Alrededor del 70% de los esfuerzos que se realizan durante un partido se encuentran entre el 60% y el 70% del Images máx., el 20% a nivel de umbral anaeróbico (80% del Images máx.) y el 10% de los esfuerzos por encima del 100% del Images máx. Diversos estudios se han ocupado de la valoración del consumo máximo de oxígeno de jugadores de alto nivel y han descrito valores medios comprendidos entre 56 y 69 ml/kg/min (Reilly, 1993). Estos valores son similares a los encontrados en otros deportes de equipo, pero son considerablemente inferiores a los alcanzados por atletas de elite en deportes de resistencia. En efecto, en estos atletas se han observado niveles de Images máx. superiores a 75/80 ml/kg/min (Reilly y Secher, 1990). La mayor parte de los estudios efectuados en jugadores han mostrado una gran variabilidad de valores del Images máx. , la cual se asocia en parte al diferente rol ocupado dentro del campo por los jugadores en el contexto del equipo. Los niveles de Images máx. requeridos en un futbolista para mantener una elevada intensidad durante el partido de fútbol estarían entre 58 y 60 ml/kg/min. Estos valores aconsejables y aproximados no significan que en la realidad encontremos habitualmente a futbolistas en los equipos por debajo de la media de consumo máximo de oxígeno que pueden compensar una discreta o escasa capacidad de resistencia con una buena calidad técnica o mediante un alto grado de motivación. Para jugar no son necesarios indispensablemente estos valores de consumo de oxígeno, habiéndose encontrado casos que escapan a estos criterios de selección de capacidad física.

      Las características del esfuerzo requerido en un partido de fútbol hacen que se utilicen significativamente sustratos energéticos, siendo el glucógeno el sustrato clave. La utilización del glucógeno muscular es del orden del 60% al 90% de las reservas musculares iniciales. En un partido de fútbol, el glucógeno de los músculos activos parece constituir el principal sustrato de la producción de energía. Ekblom (1986) realizó biopsias musculares a jugadores de la primera división sueca y observó una disminución muy importante de las reservas musculares de glucógeno ya en la primera parte y en algunos jugadores estaban casi agotadas, así como un vaciamiento casi completo al finalizar el partido. El agotamiento del glucógeno puede hacer que la glucosa en sangre disminuya y ello provoca en los esfuerzos pérdidas de concentración y disminución de la efectividad de ejecución de las habilidades técnicas y tácticas. El conjunto de estos resultados permite concluir que el glucógeno muscular es un sustrato que tiene una importancia clave en un partido de fútbol debido a que se utiliza de modo predominante y se puede llegar a agotar precozmente. En relación con el glucógeno muscular, se puede decir que las reservas del organismo son muy pequeñas, se suelen agotar durante un partido y su agotamiento se acompaña de una disminución notable del ritmo de juego. La recuperación completa de estas reservas puede prolongarse más de 48 horas. También los triglicéridos musculares, los ácidos grasos libres presentes en la sangre y la glucosa se utilizan como sustratos en el metabolismo oxidativo de los músculos. Durante el ejercicio prolongado e intermitente, se podría considerar que la fatiga está relacionada con la depleción del glucógeno muscular. En el fútbol, el fenómeno de la fatiga se torna más complejo pues los jugadores tienen una actividad de alta intensidad, intermitente y prolongada.

      Los indicadores externos son todos los que se manifiestan de forma visible durante el juego, y son: tipo e intensidad de los desplazamientos, duración de los esfuerzos y la distancia recorrida.

      El fútbol es un deporte en el que se realizan esfuerzos a diferentes intensidades con tiempos de recuperación imprevisibles. Estas intensidades abarcan desde situaciones en las que el jugador está detenido o caminando

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