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      • Luego, a fin de robarle la mujer a su prójimo (violando, por tanto, el octavo mandamiento) cometió un asesinato y violó el sexto mandamiento.

      • Violó el noveno mandamiento hablando falso testimonio contra su hermano.

      • Todo esto trajo deshonra a sus padres, violando así el quinto mandamiento.

      De esta manera, David violó todos los mandamientos que se refieren a amar al prójimo como a uno mismo (los mandamientos cinco al diez). Y al hacerlo, deshonró también a Dios, violando, en realidad, los primeros cuatro mandamientos.7

      El reinado de David se fue en picada a partir de ese momento, a pesar de su encomiable arrepentimiento.

      • Se le murió el bebé.

      • Su bella hija, Tamar, fue violada por su medio hermano Amnón.

      • Amnón fue asesinado por Absalón, hermano de padre y madre de Tamar.

      • Absalón llegó a odiar tanto a su padre David por su bajeza moral que encabezó una rebelión contra él con el apoyo de Ahitofel, el ofendido abuelo de Betsabé.

      • El reinado de David perdió la aprobación de Dios. Su trono jamás recobró su estabilidad pasada.

      Debemos aceptar que David jamás habría dado más que una mirada fugaz a Betsabé si hubiera podido vislumbrar los desastrosos resultados de su pecado. Creo de todo corazón que serían muy pocos los hombres - si es que hubiera alguno que se apartarían de la Palabra de Dios si pudieran ver lo que eso les acarrearía.

      La historia de la catastrófica caída del rey David ha sido dada por Dios y debe tomarse seriamente por la Iglesia en esta “época corintia” como una advertencia a la patología de los factores humanos que conducen al derrumbamiento moral:

      • La insensibilización que se produce por la mundanalidad tradicional de la cultura.

      • El síndrome fatal que se produce por la relajación moral de la disciplina.

      • Los efectos ofuscantes de la obsesión sensualista.

      • Y la racionalización con la que tratan de justificarse los que están dominados por la lujuria.

      En el caso de David, el ciclo incluyó además adulterio, engaño, degradación familiar y decadencia nacional. La patología es evidente, como también lo son los terribles efectos de la sensualidad; y ambos tienen el propósito no sólo de enseñarnos, sino además de amedrentarnos ¡para que ahuyentemos de una buena vez la sensualidad de nosotros!

      LA VOLUNTAD DE DIOS: LA PUREZA SEXUAL

      A veces hay personas, que se consideran cristianas, que sencillamente no creen lo que estoy diciendo en cuanto a la pureza sexual. Consideran que tal enseñanza es victoriana y puritana. Victoriana no es. Pero enormemente puritana sí lo es, porque es sumamente bíblica. Para responderle a estas personas las dirijo al llamado más explícito en cuanto a la pureza sexual que conozco, que se encuentra en 1 Tesalonicenses 4:3-8:

      Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado. Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

      Si la lectura de este pasaje no es lo bastante convincente en cuanto a la ética bíblica, debemos comprender que se basa en Levítico 19:2, donde Dios dice: “Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios”, un mandamiento dado dentro de un contexto de advertencias en contra de los extravíos sexuales. También deseo señalar que en 1 Tesalonicenses se nos llama a evitar la inmoralidad sexual y tres veces se nos pide ser “santos”. Desechar esto es pecar contra el Espíritu Santo - la presencia viva de Dios - como claramente lo dice el pasaje citado.

      Como dice el erudito en Nuevo Testamento, Leon Morris:

      El hombre que lleva a cabo un acto de impureza sexual no está únicamente violando un código moral humano, ni siquiera pecando sólo contra el Dios que en algún momento del pasado le dio el don del Espíritu Santo. Está pecando contra el Dios que está presente en ese momento; contra Aquel que continuamente da el Espíritu. Todo acto de impureza es un acto de aborrecimiento contra el don del Espíritu Santo dado por Dios desde el mismo momento que ese don es brindado .. .Este pecado sólo es visto como lo que realmente es, cuando se ve como una preferencia por la impureza antes que por el Espíritu que es santo.8

      Por consiguiente, para un cristiano rechazar esta enseñanza en cuanto a la pureza sexual es rechazar a Dios, ¡y esto puede indicar una fe falsa!

      LA DISCIPLINA DE LA PUREZA

      Si en realidad somos cristianos, es un imperativo que vivamos con pureza y santidad en medio de nuestra cultura corintia y “pornotópica”. Debemos vivir más allá de las horripilantes estadísticas o la Iglesia se tornará cada vez más fuera de lugar e impotente, y nuestros hijos la abandonarán. La Iglesia no puede tener ningún tipo de poder si no es una iglesia pura.

      Eso exige que vivamos la afirmación de Pablo: “Ejercítate para la piedad.” Es decir, ¡debemos esforzarnos por la santidad!

      Responsabilidad moral ante los demás

      Nuestro entrenamiento comienza con algo tan importante como la disciplina de ser responsable moralmente ante los demás. Esto se hará con cualquiera que regularmente le pedirá a usted cuenta de su vida moral, haciéndole preguntas directas y francas. Si usted es casado, debe idealmente utilizar a su esposa para esto, pero también le sugiero que se busque a otro hombre, uno que no le dé cuartel en cuanto a asuntos sexuales. Usted necesita a alguien de su mismo sexo que comprenda su interioridad sexual, alguien con el cual usted pueda ser absolutamente sincero, a quien pueda confesarle lo que lo tienta y atrae. Usted necesita a alguien que lo ayude a vencer y a mantener su alma fiel a Dios. La responsabilidad moral recíproca es lo ideal. A este respecto pienso en cierto vendedor que mantiene regularmente responsabilidad moral a través del teléfono con otro vendedor cristiano, y aun busca la forma de hacer coincidir sus itinerarios para estar juntos en las ciudades a las que van al mismo tiempo.

      La oración

      Junto con esto, está la disciplina de la oración (hay más de esto en el capítulo 8). Ore diaria y concretamente por su pureza sexual personal. Me asombra que sean tan pocos los hombres que, teniendo interés por su vida, se ocupen de orar por esto. Pídales a su esposa y a sus amigos que oren por usted con respecto a esto y ore usted por los demás en este sentido. No espere que se lo pidan. Ore por la pureza sexual de sus amigos también. ¡Ellos lo necesitan, tanto como usted!

      La memorización

      Luego, llénese de la Palabra de Dios mediante la disciplina de la memorización. Nuestro Señor dio el ejemplo por excelencia al rechazar las tentaciones de Satanás, utilizando cuatro citas precisas de pasajes del Antiguo Testamento (Cf Mateo 4:1-11). El salmista, por su parte, dijo: “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Salmo 119:9). “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (119:11). Se estaba refiriendo, naturalmente, a toda la Palabra de Dios, no sólo a los pasajes que tienen que ver con la sexualidad. No obstante, he visto que la memorización disciplinada de 1 Tesalonicenses 4:3-8 cambia la vida de un hombre. (Otros pasajes provechosos son Job 31:1; Proverbios 6:27; Marcos 9:42ss; Efesios 5:3-7; 2 Timoteo 2:22; algunos de los cuales comentaré más tarde.)

      La mente

      La disciplina de la mente es, por supuesto, uno de los retos más formidables (tema que analizaremos más detalladamente en el capítulo 6). Las Escrituras presentan, por lo general, a la disciplina de la mente como la disciplina de los ojos. Es imposible que usted mantenga una mente pura si todo el tiempo no discrimina lo que ve en televisión. En una semana usted verá más asesinatos, adulterios y perversiones que todo lo

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