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       9.1.D. Test del gateo hacia atrás (Obstacle Course Backwards Test)

       9.1.E. Test del gateo (Rapid Crawling Test)

       9.1.F. Test de las plataformas (Moving Sideways on Boxes Test)

       9.1.G. Test de las espalderas (Climbing up Wall Bars Test)

       9.2. Pruebas para valorar la coordinación óculo-manual

       9.2.A. Test de tiro al blanco (Target Throwing Tests)

       9.2.B. Tiro al blanco con saquito (Target Throwing with Bean Bags Test)

       9.2.C. Test del saquito (Throwing/Catching Bean Bags Test)

       9.2.D. Test de botar y atrapar (Volleyball Bounce and Catch Test)

       9.2.E. Test del stick y el balón (Ball Bouncing with a Stick Test)

       9.2.F. Test tenis-gol (Rolling Ball Test)

       9.3. Pruebas para valorar la coordinación óculo-pédica

       9.3.A. Test de los 10 segundos (Sideward Jump Test)

       9.3.B. Test del listón (Jump over a Cord Test)

       9.3.C. Test de los 10 obstáculos (Sucessive Jump Test)

       9.3.D. Test de las escaleras (10-Step Stair Climbing Test)

       Bibliografía

       El autor

      Capítulo I

      LA VALORACIÓN DE LA CONDICIÓN FÍSICA EN LA EDUCACIÓN INFANTIL: ESTADO DE LA CUESTIÓN

      Actualmente existe gran preocupación entre los países más industrializados por el nivel de forma física de sus habitantes más jóvenes. En efecto, no hace muchos años se tendía a señalar la existencia de un envejecimiento denominado «adquirido», que trataba de explicar la aparición de una serie de patologías cardiovasculares y metabólicas en la población adulta como consecuencia del elevado sedentarismo existente. Con el paso del tiempo, esta preocupación se ha ido haciendo extensiva a grupos poblacionales más jóvenes, hasta llegar a los niños y niñas que cursan la etapa Educación Infantil (Ward y cols., 2010).

      Como consecuencia de la alarmante prevalencia del sedentarismo en el denominado primer mundo, comenzaron a aparecer estudios destinados a identificar el nivel de forma física en diferentes poblaciones por medio de la valoración de la condición física como indicador de salud, haciéndose especial hincapié en la adolescencia y pre-adolescencia (Ruiz y cols., 2006). Sin embargo, en el mundo de la Educación Infantil dichas investigaciones apenas han tenido lugar, y la valoración de la condición física en niños y niñas menores de 6 años es a día de hoy un tema pendiente, por diferentes motivos. En primer lugar, y pese a que en otros países ya se ha detectado un preocupante aumento en el nivel de obesidad registrado en criaturas de tan corta edad, y consecuentemente los poderes públicos se han encargado de diseñar estrategias de promoción de la actividad física dentro del marco de la Educación Infantil (Roth y cols., 2010b), en España dichas acciones están siendo centradas en la educación primaria, por lo que el problema no parece estar siendo abordado convenientemente.

      En segundo lugar, la educación física apenas tiene relevancia en el currículo de este primer nivel educativo. Aunque en la educación primaria, secundaria y primer curso de bachillerato se han establecido como obligatorias dos horas a la semana de educación física, incluyéndose entre sus contenidos la valoración de la condición física de todos los alumnos que la cursan, la situación es muy distinta en la Educación Infantil. De hecho, en esta etapa, la educación física no existe como tal: el currículo educativo contempla la posibilidad de desarrollar contenidos relacionados con el juego y el movimiento, que suelen integrarse en una especie de asignatura que, con el nombre de psicomotricidad, se centra en fomentar el desarrollo motor de los alumnos, sin adjudicarle una carga horaria concreta que permita desarrollar tal empresa.

      En tercer lugar, el empleo de pruebas físicas con niños y niñas de tan corta edad ha estado principalmente centrado en la valoración de aspectos vinculados al desarrollo motor, por lo que este tipo de pruebas han sido diseñadas con el objetivo de identificar el nivel de competencia en las antiguamente denominadas «cualidades motrices», manifestadas principalmente a través de las diferentes dimensiones de la coordinación y el equilibrio. Por lo tanto, la valoración de la condición física ha ido quedando relegada a un segundo plano. Finalmente, la formación académica de los profesionales que realizan labores docentes en guarderías, escuelas o centros de Educación Infantil apenas profundiza en el tratamiento y desarrollo de ciertos aspectos de especial relevancia en el área de la educación física, como es el caso del estudio de la condición física y de los distintos procedimientos y métodos existentes para su valoración. A este respecto, con la entrada en vigor del Espacio Europeo de Educación Superior y la aplicación del Plan de Bolonia, algunas facultades que ofrecen entre sus titulaciones el Grado en Educación Infantil, han optado por incluir una mención específica en educación física en su plan de estudios, la cual se espera que ofrezca una formación más completa y homogénea para los futuros docentes.

      1.1. La valoración de la condición física saludable

      A medida que las titulaciones universitarias vinculadas a la educación física se han ido consolidando en el mundo académico actual, su corpus de conocimiento ha ido avanzando y se ha ido enriqueciendo con los cada vez más frecuentes estudios relacionados con esta temática. En concreto, uno de los aspectos más investigados y tratados es el de la conceptualización, necesaria para identificar los diferentes contenidos sobre los que se asientan las ciencias de la actividad física y el deporte. En relación con esto, y dada la gran importancia que en los países anglosajones se le ha venido dando al tema de la promoción de la salud a través de la práctica de la actividad física, muchos de los conceptos que actualmente se encuentran vinculados a la condición física surgen de interpretaciones de diferentes estudios científicos y de opinión publicados en lengua inglesa. De este modo, el término fitness se ha venido asociando con el concepto de forma física, mientras que physical fitness podría ser identificado como condición física. En esta línea, y dado que la práctica de actividad física se traduce en considerables mejoras en la forma física, que a su vez inciden positivamente en el estado

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