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su mente cambió y que se decidió por la apostasía el día de San Lucas en 1557 y dice que lo llevó a cabo al año siguiente.

      Visto así algunos opinan que aunque Cazalla estuvo en Alemania en contacto con las doctrinas luteranas, fue en Valladolid en donde finalmente adoptó estas ideas por contacto y por la influencia de Carlos de Sesso a quien trató en esa ciudad. En todo caso habiendo cambiado de religión el doctor Cazalla reunía en su casa y en casa de sus hermanas, casi en secreto, a grupos de personas interesadas en la nueva religión a quienes instruía y predicaba, en este círculo estaban todas sus hermanas, muchos parientes y mujeres del servicio de su propia casa que se agrupaban para oír al hombre sagrado predicar la religión reformada. A estos encuentros llamaron los inquisidores “conventículos”, término con el que se refiere a ellos la misma monja María de San Gerónimo como veremos más adelante.

      Firma de autógrafa de Agustín de Cazalla

      Tras ser acusados por la inquisición como herejes, no solo Agustín sino casi todala familia perecieron quemados como luteranos. Además, para que sirviese de ejemplo a otros nuevos luteranos en la familia de Cazalla se dan todos los ingredientes que Bataillón cita como típicos del ambiente que favorecía la nueva espiritualidad: ser de origen converso (como lo era la familia Cazalla), frailes franciscanos, mujeres, o burguesía al servicio de las grandes familias.

      Se diezmó a toda la familia y servidores y si nuestra monja confesó haber tomado parte en los “conventículos” sin duda la Santa Inquisición se interesaría en ella y en su confesión, no era cosa que escapase algún luterano.

      En la Biblioteca Nacional existe un documento manuscrito10 relativo a diversos asuntos inquisitoriales en donde se hace mención al

      Auto de fe que se celebró en Valladolid, el año de 1559 en que fue castigado el doctor Caçalla y sus sequaces.

      Relación del Auto que se hizo en Valladolid el día de la Ssma. Trinidad el año de 1559 por mandado de los señores Inquisidores contra los luteranos y judíos, y de la manera que se hizo y de los palenques y tablados y del concurso de gentes que a él vinieron y que personas son los penitentes...

      En este documento se incluyen muchos detalles de las sentencias pronunciadas contra Agustín de Cazalla y de sus hermanos. El documento que se instó particularmente contra el doctor Cazalla ha desaparecido por lo que nos referiremos al juicio de otros miembros de la familia para ilustrarnos sobre la importancia del veredicto.

      Por el gran interés que reviste, y sin transcribirlo en su totalidad, pasamos a reproducir parcialmente el siguiente documento al menos en las partes más interesantes. El día del Auto de los Cazalla:

      ...luego salió la procesión de los penitentes de la cárcel del Santo Oficio, en esta manera el Alguacil Mayor y el Fiscal del Santo Oficio, con el pendón, y tras ellos dos obispos y luego los inquisidores, todos a caballo y tras ellos la Cruz de la Yglesia de San Salvador y con ella los cantores y clerecía, y luego los penitentes de esta manera: primero la estatua (efigie) de la madre de Caçalla, puesta en una lança de armas, tocada como viuda, y su coroça11y sambenito (...) conun rótulo que decía “Doña Leonor de Bivero (Sic), herética”, y tras ella Anton Graso Yngles, y Antonio Domínguez, y Juan de Vivero, hermano de Caçalla, (se refiere a Agustín, Juan era hermano de Agustín) y Doña Constanza de Vivero mujer que fue del contador Fernando Ortiz, hermana de Caçalla.....

      (aquí sigue una larga lista con los nombres de los otros condenados que omitimos por no ser de nuestro interés en este momento y por ser demasiado larga)

      …todos con San Benito y velas en las manos, los hombres en cuerpo, y sus coroças. Las mujeres sin mantos y cada uno o dos familiares12 en medio y delante y detrás dos familiares y todos iban con sambenitos de quemados y con sogas a las gargantas, y cruces verdes de madera, en las manos, excepto (Agustín) Caçalla y un hermano suyo (se refiere a Francisco de Vivero) que por ser clérigos hasta que fuesen degraduados, llevaban crucifijos y sambenitos con insignia de quemados, y el hermano de Caçalla yba postrero yban todos los que habían de morir y los otros penitençiados muy acompañados de frayles de todas órdenes, desta manera llegaron al cadalso donde subieron unas gradas altas que estaban hechas a las dos partes del tablado y los hiçieron sentar y a Caçalla en lo mas alto, por mas principal y en las otras gradas al clérigo su hermano y luego el obispo de Palençia, fray Melchor Cano començó su sermon que duro una hora (...) y luego començaron a llamar a sentençia a los penitentes en la manera siguiente:

      Primero el doctor Agustin de Caçalla, predicador de S.M. veçino de Valladolid, el cual confesó que había errado en creer que no había Sede Apostólica, este fue sentençiado por hereje Luterano en perdimiento de vienes (sic) y a ser quemado.

      Francisco de Vivero, su hermano, clerigo, lo mismo y otras cosas fue condenado en lo mismo.

      Doña Beatriz de Vivero, su hermana, beata, porque dezia lo mismo y que no avia purgatorio, condenada a quemar y a perdimiento de vienes.

      Juan de Vivero, su hermano, por lo mismo, condenado en perdimiento de vienes y carcel perpetua, y que oyga misa y sermon en la yglesia que le fuese señalada.

      Doña Costanza de Vivero, mujer que fue del contador Fernando Ortiz, hermana de Caçalla, por lo mismo condenada a carcel perpetua y a perdimiento de vienes.

      La estatua de la madre de los Caçalla condenada en perdimiento de vienes, y quemados sus huesos y estatua, y que le derriben las casas donde predicaba sdu falsa doctrina y en ella se ponga un pilar con un letrero que declare los yerros y el castigo...

      Tras este breve repaso a la suerte que habían corrido los Cazalla y los Vivero, sobre todo a la muerte de Beatriz de Vivero condenada por hereje y “madre” de la monja María de San Gerónimo y a quien había educado a su lado y permitido asistir a las reuniones heréticas, vemos el interés de los inquisidores en la confesión de sor María. Para los inquisidores era casi seguro que la monja habría sido “contaminada” con proposiciones heréticas.

      MARIA DE SAN GERONINO SE PRESENTA A LA INQUISICION A TRAVES DE SU CONFESOR.

      A lo que nos hace entender la documentación conservada en el Archivo Histórico Nacional13 sobre María de San Gerónimo y su proceso, ella, de tiempo atrás sentía gran arrepentimiento por algunos hechos sucedidos en el pasado y había tenido intención de confesarse con un “penitenciario”- sacerdote autorizado para absolver pecados de cierta naturaleza especial – pero por razones varias no logró contactar con uno; pasado el tiempo tuvo confianza con un confesor ordinario, capellán del convento, y sabedora de que el Santo Oficio se hallaba en la villa pidió ser entrevistada por el mismo. Como petición hállase una carta o nota, con muy mala caligrafía y fragmentos en falta. Dice el billete a este tenor14:

      Los dias passados hallandome con algun escrupulo de conciencia me atrevi confiada en la mucha misericordia que han usado conmigo me atrevi con el capellan desta casa que (me) içiera una merced aciendome camino (falta un trozo del folio) …me oiría dos palabras y por ser cosa que no me atrevo a escribirla (rotura del folio) de Nuestro Señor sea con brevedad y porque estois (rotura) confesar porque nadie de esta cassa (rotura) no me atrevo a decirlo suplica a V. y si no pudiera hacerme esta merced me envíe de su parte alguna persona confiada en que me hara merced como siempre y no digo mas de que Nuestro Señor le guarde

      (Con mala caligrafía escribe: MARIA DE SAN GERONIMO).

      Como emisario de esta súplica el capellán, el licenciado Zapata, entró en contacto con el Santo Tribunal y lo que sigue es el camino normal en estos casos. No sabemos cuánto tardó el capellán en “hacerle merced”, es decir comunicarse en secreto con los inquisidores y manifestarles el deseo de la monja. Es de suponer que a más del billete escrito llevaría recado con detalles de las faltas de María de San Gerónimo por las que ella sentía necesidad de confesar y aliviar su alma. Tras oírle los inquisidores se tomaron en serio lo que la

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