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es, por último, el tercer punto con el que espera contar? Nuestra determinación. ¿Qué meta persigue la Santísima Virgen con nosotros? Por nuestra aspiración a la santidad quiere dejarse mover a establecerse en este lugar y a renovar desde aquí el mundo de hoy.

      Por tanto, ¿en qué basa ella su confianza? Ella nos da una vez más la verde hoja de rosa. Confía en nuestro poder, confía, segundo, en nuestra bondad y, tercero, en nuestra fidelidad, en que seremos fieles a ella en todas las situaciones, también en las más difíciles.

      ¿Y no está ella también hoy en una situación difícil? Si quiere engendrar nuevamente a los hombres en Cristo, tiene que vencer al demonio. Y el demonio celebra hoy sus triunfos por todas partes en el mundo. Percibimos cómo el bolchevismo avanza victorioso por el mundo. Hablando humanamente, la Santísima Virgen es «impotente» frente a ello. ¿Qué significa impotente? Que ella no puede realizar hoy su tarea sin la cooperación humana. Y qué pocos seres humanos se le ofrecen para ayudar a redimir el mundo. Entendemos, pues, que el grado de su confianza sea magnánimo. Ella confía en que, en su difícil situación, le ayudaremos a salvar el mundo.

      Así es, pues, la hoja con la compleja nervadura y los muchos dientes en el borde. Ésta es la confianza que la Santísima Virgen nos regala hoy.

      ¿Y qué hacemos nosotros? Nosotros tomamos nuestra hoja y se la regalamos y consagramos a la Santísima Virgen. También aquí: hoja de rosa por hoja de rosa, confianza por confianza.

      En efecto, también aquí preguntamos: ¿dónde reside el fundamento de nuestra confianza en la Santísima Virgen? ¿En qué grado confiamos en la Santísima Virgen? Y ¿qué meta persigue ella con nosotros?

      Ahora puedo ser breve: confiamos en el poder, en la bondad y en la fidelidad de la Madre Tres Veces Admirable.

      Y como una madre es fiel, así también la Santísima Virgen es fiel a sus hijos.

      ¡Y por difíciles que sean las situaciones! ¡Oh, ya sabemos qué difícil es hoy hasta vivir cristianamente! Y nosotros no queremos vivir sólo cristianamente, sino que queremos ser santos. ¿Quién ha de ayudarnos? Aquí lo decimos: hoja de rosa por hoja de rosa, confianza por confianza.

      ¿Cómo es la grandiosa meta a la que queremos consagrar todas las fuerzas de nuestra vida? La Santísima Virgen quiere utilizarnos a todos como instrumentos para crear un mundo nuevo, es decir, para llevar el mundo actual a una ribera de tiempos nuevos.

      Entonces entendemos qué importante es que, en este mes, repitamos siempre de nuevo la idea: hoja de rosa por hoja de rosa. Es decir, confianza por confianza.

      Hemos dicho que la alianza de amor es un intercambio de corazones. Y podemos agregar: la alianza de amor es también, al mismo tiempo, un intercambio de bienes.

      Y este mes, la Santísima Virgen nos ofrece de su corazón el bien de la confianza, y nosotros le regalamos la confianza de nuestra parte.

      San Bernardo nos ha transmitido una frase muy hermosa. Él ve a la Santísima Virgen como la gran estrella del mar y dice: nuestra vida hoy en día es como la vida de un timonel, de un marinero en el mar proceloso. Y realmente, hoy tenemos borrasca tras borrasca, todo es tormenta tras tormenta. San Bernardo enumera después en qué dificultades pueden encontrarse un barco y sus pasajeros. (Y repite una y otra vez:)

      Entonces, cuando pienso en dificultades interiores —quisiera estar con el mundo, disfrutar, y hacerlo como el mundo que me rodea— y siento que tengo que llevar una vida santa, cristiana, ¿quién me ayudará en esas tormentas? Mira la Estrella, invoca a María.

      Cuando estoy inseguro acerca de cuál ha de ser mi vocación, de qué haré en el futuro, de cómo cumpliré las intenciones de Dios para con mi vida, la respuesta es siempre la misma: mira la Estrella, invoca a la Santísima Virgen.

      Y cuando no sé cómo he de educar a mis hijos, cuando estoy angustiado pensando qué será de ellos cuando sean arrastrados a la tormenta del mar, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.

      O cuando no sé cómo seguir en la lucha existencial de la vida, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.

      Para expresar lo mismo, nosotros solemos decir: Mater perfectam habebit curam.

      Así podríamos enumerar todas las dificultades de nuestra vida. Y siempre lo mismo: ¿dónde está la Estrella del mar?

      Y cuando vemos cómo del otro lado el Bolchevismo avanza triunfalmente por el mundo y notamos que los católicos no sabemos qué hacer, siempre lo mismo: respice stellam, voca Mariam.

      En tu poder

      y en tu bondad

      fundo mi vida;

      en ellos espero

      confiando como niño.

      Madre Admirable,

      en ti y en tu Hijo

      en toda circunstancia

      creo y confío

      ciegamente.

      Amén.

      De ese modo queremos tener presente durante este mes la hoja de nuestra rosa. Si lo hacemos, la renovación de la alianza que hoy realizamos se tornará en una bendición sin fin para nosotros, para nuestros hijos y nuestros nietos.

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