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      La Encuesta de Población Activa –EPA– del primer trimestre de 2010 arrojó unos datos descorazonadores de desempleo, que superó el 20 por 100, dejando en esa parte del año a más de 600.000 personas en paro, mostrando unas cifras totales de 4.612.700 desempleados. El año ya ha comenzado con recortes y subidas de impuestos. En febrero, el Ibex pierde un 9 por 100. La crisis de 2008 se había dejado sentir en la sociedad española con fuerza, aunque el debate hasta abril era si ya se empezaba a vislumbrar la recuperación, algo que trascendía la mera propaganda política del Gobierno, que seguía resistiendo con su Plan E, un paquete de medidas del estímulo que pretendía, mediante el gasto público, reactivar la economía. Hasta mayo, un mes en el que todo cambió.

      El miércoles 5 de mayo Zapatero y Rajoy se reúnen en La Moncloa por primera vez después de las elecciones de 2008, un tiempo excesivamente largo para un presidente y un jefe de la oposición que habían visto ensombrecida su relación por la política de tierra quemada que Rajoy había impuesto en asuntos como Cataluña, más preocupado por mantenerse como primer mandatario del PP, frente a la batalla interna planteada por Esperanza Aguirre, que por la estabilidad futura del país.

      El diario El País, haciendo un repaso de la semana clave del 3 al 9 de mayo, cita a un colaborador del presidente Zapatero, sin ponerle nombre, en unas líneas más que descriptivas:

      El atropello, a España y a toda la zona Euro, acaba de concretarse a finales de semana, el jueves 6 y el viernes 7, cuando los mercados financieros, a pesar de los elevados intereses que presentan los bonos, dejan de comprar deuda pública española. Al final el Gobierno se ve obligado a pedir ayuda a los bancos españoles para colocar algo más de dos mil millones de euros, en una prueba de fuego que demuestra que, aunque la rebaja de confianza

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