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Las zonas oscuras de la democracia. Jorge Eduardo Simonetti
Читать онлайн.Название Las zonas oscuras de la democracia
Год выпуска 0
isbn 9789878705477
Автор произведения Jorge Eduardo Simonetti
Жанр Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Издательство Bookwire
I. Los detractores
La instauración de la democracia en la Grecia antigua no fue pacífica e indiscutida.- Muy por el contrario, entre los pensadores encontró siempre más detractores que panegiristas, incluyendo entre los primeros al mismo Platón. El “Anónimo Ateniense” del Pseudo Jenofonte es el primer documento de prosa ática violentamente antidemocrático. Dice que la democracia es el poder de los mal nacidos (kakoi), de los que trabajan, de los que piensan en lo privado y no en lo público.- “La democracia es en consecuencia una maquinaria por entero y necesariamente mala, estructurada para otorgar la mayor cantidad posible de beneficios a los malos y ocasionar el mayor daño posible a los buenos”18, escribe Galli comentando la posición de quienes repudiaban el sistema, casi todos ubicados del lado aristocrático, que, con su instauración, habían perdido el poder.
II. Pericles (c. 495 a. C.- 429 a. C.).
Influyente político y orador, hombre virtuoso y honesto, Pericles tuvo decidida influencia en la democracia de Atenas, como que fue denominado el “primer ciudadano”. Gobernó la ciudad más de treinta años, hasta su muerte, y fue un defensor a ultranza de la democracia, tanto que fue tildado por sus detractores como “populista”.
Su discurso fúnebre dedicado a los caídos en la Guerra del Peloponeso en el año 439 a.C., describe a la Atenas democrática, a la que llama “la escuela de la Hélade”, con singular elocuencia: “Nuestra política no copia las leyes de los países vecinos, sino que somos la imagen que otros imitan. Se llama democracia, porque no solo unos pocos sino unos muchos pueden gobernar. Si observamos las leyes, aportan justicia por igual a todos en sus disputas privadas; por el nivel social, el avance en la vida pública depende de la reputación y la capacidad, no estando permitido que las consideraciones de clase interfieran con el mérito. Tampoco la pobreza interfiere, puesto que si un hombre puede servir al estado, no se le rechaza por la oscuridad de su condición”19.
III. Platón (427-347 a.C.)
Las ideas filosóficas de Platón, relacionadas con el Estado y el gobierno ideales, están expuestas principalmente en su obra “La República”, modificadas luego en sus diálogos tardíos (“Político” y “Las Leyes”).
Para Platón, lo más importante para el hombre sería la Justicia, el Estado estaría basado en una necesidad ética de Justicia.- En el Estado, ésta sólo se logra a través de la armonización de las clases sociales, en el individuo, en las partes del alma de cada uno.- Concebía una sociedad de estructura tripartita de clases, cada una de ellas respondía a una parte del alma individual.- La clase de los artesanos o labradores, correspondían a la parte del “apetito” del alma; la de los guerreros o guardianes, al “espíritu”, y la de los gobernantes y filósofos, a la “razón”.-
No acordaba con los principios de la democracia ateniense, decía que muy pocos estaban en capacidad de gobernar.- En lugar de la retórica y la pasión, las que deben gobernar son la razón y la sabiduría.- Por ello, se pronuncia por un gobernante ideal, el “rey-filósofo”: “Hasta que los filósofos gobiernen como reyes o, aquellos que ahora son llamados reyes y los dirigentes o líderes, puedan filosofar debidamente, es decir, hasta tanto el poder político y el filosófico concuerden, mientras que las diferentes naturalezas busquen solo uno solo de estos poderes exclusivamente, las ciudades no tendrán paz, ni tampoco la raza humana en general”20.
Concebía a la monarquía como el estado ideal.
IV. Aristóteles (384-322 a.C.)
Los estudios aristotélicos habrían de ejercer una influencia decisiva en los análisis de los sistemas políticos. Su visión descansaba fundamentalmente en el concepto de “constitución”, que define como “una organización de funciones, que todos los ciudadanos distribuyan entre sí según el poder que poseen las diferentes clases”.- Para Aristóteles, “deben existir tantas formas de gobierno como modos de disponer las funciones, según las superioridades y las diferencias de las partes del Estado”. Con una gran dosis de realismo, decía que “el mejor (gobierno) suele ser inalcanzable y, por lo tanto, el verdadero legislador y estadista debería conocer no solamente aquello que es mejor en abstracto sino además lo que es mejor dadas las circunstancias”.
En el libro IV de la “Política”, la puntualiza como el gobierno de los libres y de los pobres, y la distingue del gobierno de los ricos y de los nobles, por lo general una minoría. Para él, “la democracia no es necesariamente el dominio de la opinión fluctuante del pueblo…puede ser también el gobierno, no de la asamblea popular, sino de las leyes”21.
Aplica a la democracia el concepto de “politeia”, una versión moderada que si no es perfecta al menos es buena, una clase media numerosa (en realidad habla, en terminología antigua, de una “mezcla de ricos y pobres”), que no tienen ni mucho ni poco, y que por lo tanto pueden autogobernarse serenamente.
Define “tres tipos de constitución ideal -cada uno de los cuales describe una situación en la que quienes gobiernan persiguen el bien común- y tres tipos de constitución pervertida -cada uno de las cuales describe una situación en la que quienes gobiernan persiguen objetivos mezquinos y egoístas-. Los tres tipos de constitución, ideales o pervertidos, se diferencian por el número de personas a las que permiten gobernar”22.
La monarquía es el gobierno de uno en la forma ideal, y la tiranía en su forma pervertida. El gobierno de pocos es la aristocracia en su forma ideal, y la oligarquía en su forma pervertida. Finalmente, el gobierno de muchos es la organización política en su concepto ideal y la democracia en su forma pervertida.
Para Aristóteles, “la base de un Estado democrático es la libertad”, concepto que los partidarios posteriores de la democracia pondrían marcado énfasis.
V. Nicolás Maquiavelo (1469-1527)
El escritor florentino fue uno de los teóricos políticos más importantes del Renacimiento, se le atribuye la famosa frase el fin justifica los medios, la que resume muchas de sus ideas.
Fue criticado por lo que se considera una falta de conciliación de las ideas expuestas en sus dos obras principales. En los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, se proclama partidario de la república, desde la base que toda comunidad tiene dos espíritus contrapuestos, el del pueblo y el de los grandes (que quieren gobernar al pueblo), que están en constante conflicto.
En dicha obra sostiene que el mejor régimen es una República bien organizada, como la romana, que logre dar participación a los dos partes de la comunidad, para contener el conflicto dentro de la esfera pública. Considera que la aristocracia, la tiranía, la democracia o la monarquía no lograrían dar ese equilibrio, por lo que son inestables.
Con insuperable ejercicio de ironía, escribe su obra cumbre, El Príncipe (1513), publicada póstumamente en 1531. En dicha obra destaca la figura del príncipe, cuya virtud política (saber aprovechar los momentos de fortuna y escapar a los desfavorables) supera a la república. Esta figura presenta analogías con la figura romana y republicana del dictador, investido de poderes absolutos durante un breve período y teniendo que rendir cuentas posteriormente ante la república. En este último sentido, se sostuvo que no fue tal la contradicción entre los dos textos principales de Maquiavelo.
VI. John Locke (1632-1704)
Éste filósofo y médico inglés, fue considerado como uno de los más influyentes pensadores del Siglo de las Luces y conocido como el “Padre del Liberalismo Clásico”. Tuvo una influencia decisiva en la construcción