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(12-16 de julio, 1999), Burgos, Ayuntamiento de Burgos, 2000, p. 190.

      V

      TRAICIONES, TENTACIONES Y APOSTASÍA. LOS CASOS DEL ABAD DON JUAN DE MONTEMAYOR, LA CONDESA TRAIDORA Y LA MORA ZAIDA EN LA HISTORIOGRAFÍA ESPAÑOLA

      Vamos a hablar en las siguientes páginas de una serie de escenas que envuelven la idea de traición, conversión y convivencia entre musulmanes y cristianos en la Edad Media. Se trata de dos leyendas, la del abad don Juan de Montemayor y la condesa traidora y, por otro lado, la de la comúnmente llamada mora Zaida, concubina o esposa legítima de Alfonso VI, dependiendo de las versiones a las que se acuda. Integraremos estas narraciones dentro de un discurso más global, como es el de las historias generales de España escritas de forma más o menos regular desde que el padre Juan de Mariana redactase la suya en las postrimerías del siglo XVI, ya que serán las responsables de la construcción de una determinada identidad, la española, y de ofrecer la visión predominante del pasado patrio.

      La traición es un elemento esencial desde la Antigüedad para comprender en buena medida la evolución del discurso histórico español. Existen numerosos ejemplos que tienen como protagonistas a personajes que son objeto de traición o, al contrario, que son traidores y, tras un oportuno paso por la pluma de los historiadores más influyentes, pasan a ser víctimas de traición o, cuando menos, se les libera en cierta medida de ese apelativo. Son bien conocidas las biografías de Viriato y Quinto Sertorio, quienes fueron asesinados por sus seguidores más cercanos y, a pesar de haber sido uno de origen lusitano, según consignan las historias generales, y el segundo nacido en la península Itálica, pronto fueron acogidos como patriotas españoles libertadores de la opresión extranjera. Asimismo, en lo relativo al Cid, verdadero arquetipo de caballero castellano defensor de la cristiandad frente a los infieles musulmanes, pasó de ser considerado un traidor por haber llegado tarde a la llamada al fonsado de su monarca, a ser elevado al altar de los héroes nacionales por el conjunto de la historiografía española, salvo alguna excepción, como Juan Francisco Masdeu.

      Paralelamente encontramos episodios igual de relevantes. Por ejemplo, la «pérdida de España» del año 711, en la que se entremezclan una serie de traiciones reales e inventadas por la historiografía posterior, como aquella que decía que los judíos habían tenido una actitud favorable a los musulmanes actuando como quinta columna. Ahora bien, ¿por qué es importante la traición en estos casos? Su relevancia viene dada porque se revela, como veremos en las siguientes páginas, en tanto que elemento explicativo a la hora de precisar los rasgos básicos del carácter español y, por otro lado, al actuar como tópico que permite entender las sucesivas conquistas que, en diferentes periodos, había sufrido España. En la Antigüedad las traiciones perpetradas favorecerían a los cartagineses y los romanos, mientras que en la Edad Media los beneficiarios habrían sido naturalmente los musulmanes y, como puso de manifiesto Floyd S. Lear, el delito pasaría a ser considerado contra el rey, al concentrarse todo el poder en su figura.

      EL ABAD DON JUAN DE MONTEMAYOR

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