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      Como lleguen á su casa,

      Cuanto pasaron se pasa,

      Todo con el fin se olvida.

      Compone un libro el que sabe,

      Y en el fin descansa y pide

      Fama, porque no se olvide

      Ni alguna envidia se alabe;

      Descansa de noche el grave

      De oir tanta variedad

      De negocios, sin verdad:

      Hasta el mar la furia amansa,

      Y áun el que es necio descansa

      Despues de una necedad.

      Pad.

      Y lo será si porfía,

      Descanso, el que habláre en vos,

      Quando yo veo que Dios

      Descansó el séptimo dia

      De aquella dulce armonía

      De elementos y de cielos,

      Á los humanos desvelos

      Doy el fin por bien mayor,

      Y más en quien tiene amor

      Y descansa de sus celos;

      ¿Qué filósofo no habló

      Del fin soberanamente?

      En fin, quien ama no siente

      Lo que amando padeció.

      Llego al fin.

      Mart.

      Y llamo yo;

      Pero ya te ha visto quien

      Es mi descanso tambien.

      Pad.

      Bien haya lo padecido,

      Que quien el mal no ha sufrido,

      Martin, no merece el bien.

      LEONOR, triste.

      Pad.

      Aurora del sol que adoro,

      Iris de hermosos colores,

      Mercurio de mis amores

      Y llave de mi tesoro,

      Luz, diamante, perlas, oro,

      De aquel cielo de belleza,

      ¿Cómo con tanta tristeza

      Abres puerta á mi alegría?

      ¿Son, por dicha, Leonor mia,

      Efectos de mi pobreza?

      Toma este anillo, que yo

      En su círculo quisiera

      Que todo el mundo estuviera.

      Leon.

      No son intereses, no;

      Á quien tu bien intentó

      No le mueve el interes.

      Pad.

      Pues, mi bien, dime lo que es,

      ¿Falta salud á mi esposa?

      Leon.

      Sí falta, aunque es otra cosa.

      Pad.

      Habla, y mátame despues.

      Leon.

      Tu esposa está desposada.

      Pad.

      No he dado á nadie poder.

      Leon.

      El poder lo pudo hacer.

      Pad.

      Conmigo está disculpada.

      Leon.

      De don Álvaro forzada,

      Le dió á don Juan de Aragon

      La mano.

      Pad.

      Si engaños son,

      Para templarnos el bien,

      Ofender suelen tambien

      El bien de la posesion.

      Leon.

      Cuando pediste que hablase

      Al Rey, para sí pidió

      Á Beatriz, y el Rey mandó

      Que con ella se casase.

      Pad.

      ¡Que aquesto en el mundo pase!

      Leon.

      Resistió, lloró, tomó

      Testigos que la forzó.

      Pad.

      ¿Gozóla? ¡Responde presto,

      Que sólo consiste en esto

      Que muera ó que viva yo!

      Mas no respondas, detente,

      Viva hasta verla no más,

      Que despues me matarás.

      Leon.

      ¿Que es gozar, ni que él lo intente?

      Ántes se fué brevemente,

      Viendo su mucha aspereza.

      Pad.

      ¡Alma, dejad la tristeza,

      Que áun hay tiempo de morir!

      Leon.

      Seguro puedes vivir,

      Padilla, de su firmeza:

      Á acompañar al Rey fué.

      Pad.

      Es verdad, que allá le vi.

      ¿Y podré verla?

      Leon.

      No y sí,

      Hasta que más sola esté;

      Que aunque es casamiento, en fe

      De que ha de ser tuya vienen

      Mil damas que la entretienen

      Con parabienes injustos,

      Porque nunca los disgustos

      Alegres visitas tienen.

      Ellas vienen de colores,

      Y ella, de negro vestida,

      Hace exequias á su vida

      En honra de tus amores.

      Mart.

      Señor, ¿qué haces? no llores;

      ¿Tú eres aquel gran Padilla

      Que puso asombro á Sevilla,

      Venciendo en Benamarin

      Tantos moros?

      Pad.

      ¡Ay Martin!

      ¿Verme ansí te maravilla?

      ¿Arrojo yo por ventura

      Sombrero, capa y espada,

      Estando el alma obligada

      Á tan forzosa locura?

      ¡Vive Dios!

      Mart.

      Señor, procura

      Componerte

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