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ausencia,

      Que los agrios que en palacio

      Á las cosas dulces echan,

      Es para templar el gusto.

      Pad.

      De ningun mal se me acuerda

      Como tenga punto fijo

      La esperanza que me queda.

      Mart.

      Dicha has tenido.

       Pad.

      Notable.

      Demos á Beatriz las nuevas

      Envueltas en la partida,

      Para que no se enloquezca;

      Pero entre aquestos cuidados,

      Martin, déjame que sienta

      El ver cuán mal puedo entrar

      En obligacion como ésta;

      Don Álvaro no ha de darme

      Dote, pues toda su hacienda

      Es de su hija.

      Mart.

      Es ansí,

      Pero tendrás casa y mesa.

      Pad.

      No está la dificultad

      En que casa y mesa tenga,

      Sino en la primera entrada,

      Las joyas y las libreas.

      ¡Ah, Dios, que un hombre tan noble

      Tal necesidad padezca

      Por ser tercero en su casa!

      Mart.

      No hay cosa, señor, más necia

      Que la fortuna.

      Pad.

      Bien dices;

      Por eso la pintan ciega.

      Mart.

      Señora parece en dar,

      Porque siempre se desvelan

      En dar á quien los engañe

      Ó á quien no se lo agradezca;

      Págase de la ignorancia,

      No sabe estimar la ciencia,

      De las lisonjas se agrada,

      Y las virtudes desprecia.

      ¿Serviste? no tienes premio,

      Pero en efeto le espera,

      Que el buen don Juan de Aragon

      Te ha puesto bien con su alteza.

      Pintó un sabio á la fortuna

      Sola la mano derecha,

      Y todos los desdichados

      Puestos á la mano izquierda,

      Como era manca, á ninguno

      Levantaba de la tierra,

      Porque sólo á los dichosos

      Les alargaba la diestra;

      Y ésta la pintó tan larga,

      Que alcanzaba en las escuelas

      Al estudiante, en la paz,

      Y al vil soldado, en la guerra.

      El brazo de la fortuna

      Don Juan de Aragon te enseña,

      Ya te quiere levantar.

      Pad.

      Yo te juro que él lo emplea

      En quien sabrá agradecerlo.

      ¿Mas qué harémos, cuando vuelva,

      De dineros para joyas,

      Mis galas, y las libreas

      De pajes y de lacayos?

      Mart.

      Don Juan de Aragon comienza

      Á hacer por tí, ya tú eres

      Su hechura.

       Pad.

      Así lo confiesa,

      Martin, mi agradecimiento.

      Mart.

      Dile tu mucha pobreza,

      Que no hará mucho si agora

      Dos mil ducados te presta;

      Que es rico y te los dará

      Á buen pagar, de la renta

      De don Álvaro, tu suegro.

      Pad.

      Bien me animas y aconsejas.

      Vamos, pondréme galan,

      Y con mis botas y espuelas

      Iré á decir á Beatriz

      Su casamiento y mi ausencia.

      Mart.

      ¿Y yo qué daré á Leonor

      Si esta boda se concierta?

      Pad.

      Vende mi caballo y compra

      Guarniciones á tu yegua.

      (Éntrense.)

      DOÑA ANA Y TELLO.

      Tello.

      Esto se dice, señora,

      En toda Valladolid.

      Ana.

      ¡Piadosos cielos! oid

      Á quien sin remedio llora.

      Tello.

      ¿Por qué no le has de tener

      Con presuncion de olvidar?

      Ana.

      Porque es mi mano amar,

      Y en el tiempo aborrecer.

      Pasion tan presto adquirida

      Como amor, despacio muere,

      Que en poco tiempo se quiere,

      Y en mucho tiempo se olvida.

      Amé á mi primo don Juan,

      Pensando que me queria;

      Tal esperanza tenía,

      Tales engaños me dan,

      Nunca de Beatriz hermosa

      Tuve celos; necia he sido,

      Que no le hubiera querido

      Con tanto estremo celosa.

      Tello.

      Nunca te quise decir,

      Por verte tan satisfecha,

      Que tuve alguna sospecha.

      Ana.

      Erraste en no me advertir,

      Que los que juegan no ven

      En el ajedrez de amor.

      Tello.

      Ello fué notable error.

      Ana.

      Y fué desdicha tambien;

      Pero aunque pierda la vida

      Y

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