Скачать книгу

es decir, combatir la desigualdad llamada «vertical». Responden más bien a desigualdades «horizontales», a grupos culturalmente diferenciados por la etnia, el género o la religión, materia que los partidos políticos tradicionales no han sabido asumir en sus propuestas. Pero la intensidad de estas percepciones trae consigo un peligro que hay que saber enfrentar. No se trata de un egoísmo ancestral sino de algo más grave, del olvido de la noción de «nosotros», los ciudadanos. Se trata de la preeminencia de un materialismo económico ultraliberal, en el que las elecciones que valen son solo aquellas vinculadas a derechos individuales, dejando de lado las necesidades naturales de las colectividades. La defensa de las minorías y de las diferentes culturas se vio pronto sobrepasada, y los portadores de esas políticas identitarias que falsamente se identificaban como liberales dieron lugar a actitudes xenófobas y discriminatorias que en varios casos encontraron refugio en grupos religiosos evangélicos caracterizados por su fanatismo. Se hicieron entonces ininteligibles preguntas como ¿qué puedo hacer por mi país? Y se pusieron por delante asuntos como preferencias de raza, sexo y género, utilizando la pregunta que suelen constantemente repetir: ¿qué me debe mi país en virtud de mi identidad?59 Un camino dirigido, sin duda, a cuestionar la existencia del concepto de ciudadanía.

      4. EL PATRIOTISMO CONSTITUCIONAL

      Esa superación de nuestras limitaciones podría tomar como ejemplo los esfuerzos del llamado «patriotismo constitucional» entroncado con la tradición política del republicanismo que requiere de una participación de la ciudadanía destinada a la promoción del bien común. Tiene un destacado componente universalista que se contrapone al nacionalismo de base étnico-cultural, pues busca una identidad colectiva compatible con el sistema democrático y los derechos humanos.

      5. LA NECESARIA IDENTIDAD POLÍTICA

      En síntesis, en nuestros días el ciudadano requiere que se le ofrezca y permita crear o tener una identidad política para que pueda situarse y comprender a cabalidad el complejo mundo en el que vive, identidad que debe contener estrategias compartidas para mejorarlo o cambiarlo. El ciudadano ya no puede ser solo un testigo, un receptor que no ha alcanzado el status de representado.

      47 Lilla, M. El regreso liberal. Barcelona: Debate, 2018, p. 131.

      48 Mires, F. Civilidad, op. cit., p. 114.

      49 Cortina, A. Ciudadanos del mundo. Madrid: Alianza Editorial, 1999, p. 42.

      50 Ortiz Leroux, S. En defensa de la república. México: Ediciones Coyoacán, 2014.

      51 Ortiz L. S., op. cit., p. 124.

      52 Las virtudes cívicas son, entre otras, la igualdad, la fraternidad, el patriotismo, la prudencia, la honestidad, el amor a la justicia, la austeridad, la solidaridad.

      53 Ortiz L. D., op. cit., p. 130.

      54 Viroli, M. Por amor a la patria. Barcelona: Planeta, 2019.

      55 Ibid., p. 16.

      56 Ibid., p. 199.

      57 Peña, J. «Nuevas perspectivas de la ciudadanía», en Fernando Quesada (Editor), Ciudad y ciudadanía. Madrid: Trotta, 2008.

      58 Ibid.,

Скачать книгу