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Como por arte de magia simpática o simpatética, de Los Sagrados Archivos, como los bautizara nuestro buen U, salieron para ser publicadas por EAFIT y lanzadas en la inminente Feria del Libro de Bogotá, la novela de Amílcar Osorio La ejecución de la estatua, las Memorias de un presidiario nadaísta, de Gonzalo y X se escribe con J, nuestra alada correspondencia. Yo quería irla publicando en los periódicos a medida que la íbamos escribiendo, pero Elmo me dijo que había que esperar a ponernos viejos para que la publicación tuviera sabor y sentido. Ya no es literatura epistolar sino historia patria. Te escribo, pues, para participarte de esta explosión editorial triple. La memoria del “cañazo” del Profeta en La Ladera la coleccionaste de la revista Contrapunto, de Jaime Soto, con cuyo producto nos invitaba a comer fríjoles en el restaurante Avenida, de la Jiménez con 4.ª. Donde nos contaba que casi lo pasan por las armas bajas los atorrantes cautivos. Casi 40 años después el alcalde Sergio Fajardo convirtió la pavorosa cárcel en un parque-biblioteca e invitó a todos los nadaístas vigentes a un gran homenaje de desagravio institucional al profeta por tan flagrante injusticia. Y La ejecución de la estatua fue el trofeo que pudo traer U de los Estados Unidos cuando lo pusieron de patitas en el avión de retorno. Quién sabe cuántos años la trabajó con dedicación enjundiosa, rodeado de poetas outsider y maestros zen. La dejó en tu poder, luego de haber sido finalista en el Premio de Novela Seix Barral en 1968. Tú me la cediste y por medio siglo ha pernoctado en la mesa de noche de todos mis enganches sentimentales y la he perdido por años y vuelto a recuperar, y la he entregado a editoriales que la devuelven, considerándola un hueso duro de roer, pues entre una novela de la violencia –que era lo que se esperaba en Colombia de los escritores de garra– y un Ulises, cosa que no espera nadie, nuestro hombre se fue por un Ulises de la violencia. Una violencia tal de salvaje que luego de la masacre en el pueblo de Saldeguaca se termina ejecutando la estatua de la Madre en la plaza, a la manera como tú lo recuerdas, en 1948 en Andes, cuando las turbas conservadoras degollaron la efigie del Indio Uribe. Me siento orgulloso de ser el contrapunto de X se escribe con J. Desde cuando me llamaste a Bogotá para empuñar el estoque publicitario en lo que persistí y terminé pensionado. “Conspiraba con mucho júbilo. Conspirando esperaba me pensionaran”. Siempre estuviste pendiente de mi supervivencia y además me entonaste varias cantatas y hoy te doy las gracias por ello. 33 años has dedicado a tu taller de poesía en la Biblioteca Piloto, impidiendo el desmayo de quienes abordaron la poesía asumiéndola como tableta de salvación. Hoy puedes estar ufano de haber hecho la labor que te propusiste. Eres el Poeta Mayor, pero ya lo eras desde que empezaste a dejarte poseer por la Poesía. Sé que tu médico, según el estado de tu salud, te ha pronosticado cien años. Nos quedan 14 de celebraciones, mientras seguimos hurgando en los Sagrados Archivos a ver qué más encontramos. Te embrazo,

       Jotamario

       CARTAS

       De Jaime a Jotamario en Bogotá

       Cali, septiembre 20 de 1962

      Querido Joyce:

      No te escribimos antes porque nos dijeron que estabas en Medellín, pero ahora sabemos que estás de nuevo en Bogotá. No lo supimos antes porque ahora no salimos de la casa, no vemos a los nadaístas, y no hablamos sino con Shakespeare.

      Hoy, a la una de la tarde y ocho minutos, pensamos que a ti te hace falta un sombrero de terciopelo para las noches de luna. Cómpralo. Te lo rogamos.

      Te hemos estado leyendo en Esquirla todos los domingos y te hemos consagrado nuestro recuerdo cotidiano, de modo que no tienes por qué quejarte, a no ser por falta de dinero.

      Como te habrán informado los otros amigos, aquí no sucede nada extraordinario fuera de nuestros poemas. Ahora estamos escribiendo mucho para los hijos de los astronautas. Nuestros contemporáneos no han nacido todavía. Somos unos milagrosos poetas. Nos reímos desbordadamente de nuestras fechorías literarias.

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      Cuando nos escribas danos informes (serios y verídicos) acerca tuyo, con todos sus detalles, y detalles sobre todo lo demás que tú creas conveniente. Así sobre los muchachos escritores del nadaísmo, como sobre los medios culturales de Bogotá.

      Y mientras tenemos el grato placer de recibir tus noticias te enviamos nuestro cordial saludo,

       X-504, X-505, X-506, X-507, X-508, X-509, X-510

       De Jaime a Jotamario en Bogotá

       Cali, 1962

      -2-

      na carta, sino apenas una boleta.

      El Monje vino anoche de Tumaco, cuenta muchas cosas, entre ellas la historia de un culicagado de 8 años a quien quedó de llevarle cuando vuelva unos purgantes y un cepillo de dientes… parece que se separó definitivamente de Emérita. Piensa quedarse aquí, pues dice que no le gusta Bogotá. Le he insinuado que le ayude a Alfredo en Esquirla, ya que a él le queda muy duro hacer solo todo el trabajo. Esquirla ha salido mal corregida, mal armada y mal seleccionado el material. Tienes que hacer algo para mejorarla o.

      Como tú quedaste con algunos libros de Diegoleón y él me los está reclamando, te pido el favor de enviarme una carta dirigida a tu casa para yo ir con ella por ellos y que me los entreguen. Tú sabes cuáles son para que los enumeres en la carta.

      Leandro (Velasco) está pintando cuadros bellísimos, por fin se resolvió a coger el color. Lo hace maravillosamente. Creo ver en él influencia de los insectos de Lucy Tejada, en cuanto al colorido, las pinceladas y espatulazos, la distribución del color, las puntas irisadas, los finos trazos multicromos, me regaló un cuadro fantástico. El 9 de este mes inaugura exposición en Medellín.

      José Antonio Moreno escribe para decir que está de subdirector del Diario del Caribe, que dirige Álvaro Cepeda Samudio (“Casagrande”), y pone a disposición del nadaísmo la página literaria. También dice que Ugo Barti espera tu colaboración para Guiones.1 Te sobra, pues, dónde escribir.

      De mí sólo te diré que continúo escribiendo como siempre. Creo que alguna cuerda se me ha roto por dentro y la poesía sale a chorros. Tengo la cabeza tan llena de versos que cuando la muevo para saludar suena como un cascabel.

      Con este calor imposible escribirte en forma. Por mis venas circula semen a cuarenta grados en las calles de la ciudad. Las tetas de las niñas no resisten más excitación y estallan como bombas caseras. Y uno no puede salir a las calles porque la exhibición sexual es tan alarmante que esto parece el fin del mundo. Las reses en el matadero piden permiso para echar el último polvito antes de recibir la puñalada. Y los novillos y los matarifes cohabitan unos con otros antes de las cuatro a. m. Después la sangre, vertida en grandes odres, lava todos los pecados.

      Los poemas de la envidia (48 poemas) fue enviado a Bogotá para su posible publicación. O, en todo caso,

       De Jaime a Jotamario en Cali

       Bogotá, octubre 22 de 1964

      Muy apreciado J:

      He decidido no guardar más rencor contigo. En realidad mi disgusto de hace dos años no se basaba en nada tan importante que hoy no pueda ser olvidado. Lo que me dolió entonces fue precisamente lo que consideré falta a nuestra

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