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(im weiten Sinne) befassen, die auch in literarischen Texten thematisiert werden, oder wenn sie zu einer neuen Sicht auf die kulturelle Praktik „Literatur“» führen (Köppe & Winko, 2008, p. 235).

      «Procederes de otras disciplinas […] al ocuparse estas con asuntos [en el amplio sentido de la palabra] que también aparecen en textos literarios o que llevan desde una nueva perspectiva a una práctica cultural “literatura”».

      La investigación transversal es un hecho constatable en la Filología Alemana desde los años setenta (Benthien & Velten, 2002, p. 16), de modo que esta apertura no fue algo aislado, sino que con relativa naturalidad se perdió la capacidad de reconocer preguntas transversales y de encontrar recursos para afrontar este tipo de textos (Böhme & Scherpe, 1996, p. 11). Este reconocimiento se compatibilizó sin renunciar a la propia esencia:

      «Interdisziplinarität geht nicht zwischen den Fächern oder den Disziplinen hin und her […], sie lebt vielmehr fachliche und disziplinäre Engführungen, wo diese der Problementwicklung und einem entsprechenden Forschungshandeln im Wege stehen, wieder auf: sie ist in Wahrheit Transdisziplinarität» (Mittelstraß, 2005, p. 3).

      «La interdisciplinariedad no oscila entre las especialidades o las disciplinas, […] renace más bien en el momento en que experiencias específicas se encuentran en el camino con el desarrollo de los problemas y cuestiones temáticas particulares: es, en verdad, transdisciplinariedad».

      En este sentido, con la Teoría de la Cultura, la Filología se sirve de una situación fructífera y de un escenario inmenso y heterogéneo (Köppe & Winko, 2008, p. 234). La complejidad de la postmodernidad ha demandado la ampliación de los campos de trabajo y la profundización en muchos de los contextos históricos y filosóficos (Benthien & Velten, 2002, p. 19), lo que es una notable ganancia:

      «Probleme typologischer Art, die Strukturen der Literatur gegenüber andern Formen des kulturellen Wissens abzugrenzen, lassen sich nicht auf dem Boden von Einzelphilologien lösen» (Böhme & Scherpe, 1996, p. 11).

      «En el marco de cada una de las Filologías no se pueden resolver algunos de los problemas de índole tipológica que delimitan las estructuras de la literatura frente a otras formas del saber cultural».

      Y la Germanística en concreto, a su vez, logra ser verdaderamente interdisciplinar, sin perder su esencia y su especialidad, especialmente en el momento en que se asume que Kulturwissenschaft no es una invitación para los germanistas al diletantismo:

      «Die Grenzen zwischen den Disziplinen werden durch «transdisziplinäre» Problemstellungen durchlässiger, indem Erkenntnisse der einzelnen Wissenschaften zueinander in Beziehung gesetzt werden und sich gegenseitig interpretieren. Hinter ihre Ausdifferenzierung und die dadurch bedingte Kompetenzverteilung führt kein Weg zurück» (Müller, 1999, p. 578).

      «Las fronteras entre las disciplinas se vuelven permeables con un planteamiento transdisciplinar de las problemáticas, ya que los conocimientos de las disciplinas por separado se aúnan y permiten una interpretación recíproca. No abren camino alguno las diferencias y el reparto de competencias resultante de estas».

      En este regreso a la esencia nos percatamos de cómo mucho de cuanto se promulga desde la Teoría de la Cultura para la expansión de la Teoría de la Literatura apenas difiere de lo que ha venido haciendo hasta ahora, por ejemplo, el Medievalismo, en el que la Teoría de la Literatura parecía en este sentido estar ya en esencia «culturalmente expandida» (Bollenbeck & Kaiser, 2011). Tal y como apunta Jan Dirk Müller, una visión similar de la Teoría de la Literatura podemos constatarla en el Medievalismo. Su argumento se centra principalmente en dos de las diversas contribuciones de la Teoría de la Cultura en lo que respecta al discurso literario frente a la noción de cultura y de literatura. El uso que se hace aquí del texto literario resulta, cuanto menos, sorprendente por su actualidad:

      «Die Mediävistik [arbeitet] seit langem mit einem weiten Literaturbegriff, der auch «pragmatische» Textsorten einschließt. […] Das Interesse an „Gebrauchsliteratur“ und ihrem „Gebrauchszusammenhang“ schließt zwangsläufig den kulturellen Kontext ein, in dem Texte „gebraucht“ werden» (Müller, 1999, p. 581).

      «El Medievalismo [trabaja] desde hace tiempo con un concepto amplio de literatura que comprende también tipos textuales “pragmáticos”. […] El interés por la «literatura en circulación» y su «marco de uso» cierra por necesidad un círculo en el que los textos “se utilizan”».

      La presencia de la Teoría de la Cultura repercute por tanto consecuentemente en una orientación que aporta a la disciplina rasgos que, en realidad, son intrínsecos a ella.

      Teoría de la Literatura cultural

      La ampliación prevista de la Teoría de la Cultura no obvia el discurso interno de cada disciplina, tampoco en la Filología o la Teoría de la Literatura. Según Fauser, la expansión cultural de la Teoría de la Literatura no es un paso más del interminable discurso metodológico; esta es más bien un intento de contar con conceptos transversales que permitan la reformulación de la comprensión de la literatura (Fauser, 2004, p. 7 y sig.). El impacto que ha dejado es de notable trascendencia; por ello, la situación de la Teoría de la Literatura Cultural se puede resumir como el conjunto de presupuestos teóricos de la literatura que se basan en cuestiones, procederes y teorías culturales (Köppe & Winko, 2008, p. 234). Con la reedición de Nünning (2008a) y del manual teórico (Jaeger, et al., 2011) quedan claramente expuestas las ventajas e inconvenientes de esta joven metadisciplina, así como sus posibilidades y recursos. En estos volúmenes tiene cabida la literatura, donde respectivamente las contribuciones de Voßkamp y Bollenbeck y Kaiser exponen a grandes rasgos la problemática de su estudio y su aplicación más directa (Bollenbeck & Kaiser, 2011).

      Las obras introductorias a la Teoría de la Literatura en lengua alemana exponen también esta extensión y la incorporan como movimiento unitario alternativo de investigación de la literatura. Así, por ejemplo, Köppe & Winko (2008) definen como una kulturwissenschaftlich orientierte Literaturwissenschaft la enrevesada situación de la crítica literaria tras el giro cultural, viendo en esta colaboración una de las «salidas» para el discurso académico actual. Importantes síntesis de la historia de la Teoría de la Cultura se recogen también en otras obras «específicas» de la Teoría de la Literatura Cultural (Schößler, 2006; Fauser, 2004). Y como todas las demás especialidades, la Teoría de la Literatura comparte también tras el giro cultural la predisposición nata a la crítica (Köppe & Winko, 2008, p. 236). Por todo ello, cuatro son las preguntas fundamentales que se formula una Teoría de la Literatura culturalmente expandida sobre (1) la vinculación existente entre textos y discursos, (2) la sociedad del conocimiento, (3) las mentalidades y las realidades socioculturales existentes y (4) las funciones que tiene la literatura (Nünning & Sommer, 2004, p. 20 y sig.). En estas cuatro preguntas revivimos cuestiones mencionadas anteriormente, como por ejemplo las preguntas vitales (Lebensfragen) de la Teoría de la Literatura (Jaeger, et al., 2011).

      La discusión acerca del sentido de una ampliación de la Teoría de la Literatura mediante la Teoría de la Cultura no es novedosa, y Oliver Jahraus, cuya discusión se engarza más bien con la obra de Hansen (Hansen, 1993) y las publicaciones derivadas de esta (réplicas, reseñas, etc.), afirma que se puede llegar incluso a fijar el nacimiento de la Teoría de la Cultura en el núcleo de la Teoría de la Literatura (Jahraus, 2004, p. 79). En este sentido, discutir y pensar las ventajas e inconvenientes de la expansión cultural de la Teoría de la Literatura significa hoy en día ya casi investigar y recopilar cuanto se discutió a este respecto. Pionero fue el artículo de Nünning (1995b), en un volumen que él mismo editó para arrojar luz en el asunto (Nünning, 1995a, p. 5). En esta línea trabajaron también publicaciones más recientes, tal y como se recoge en el manual de Jaeger (Bollenbeck & Kaiser, 2011).

      Bollenbeck y Kaiser (2011) esbozan un escenario en el que explican con acierto cómo la Teoría de la Literatura se muestra frecuentemente reacia a «cuerpos extraños», a pesar de que las novedades que trajo la Teoría de la Cultura fueran realmente escasas. Los motivos

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