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no encontró el apoyo en las investigaciones posteriores; sin embargo, resultó importante por su interés acerca de la técnica de composición del libro del Apocalipsis. Véase Ernest Bernard Allo, L´Apocalypse, París, J. Gabalda, 1921, pp. lxviii-lxxxiii.

      [71] Tratado…, p. xxi.

      [72] Ibid., p. xxi-xxii.

      [73] Domingo Muñoz León, “La estructura del Apocalipsis de Juan. Una aproximación a la luz de la composición del 4° de Esdras y del 2° de Baruc”, en Estudios bíblicos, 1985, vol. 43, pp. 126-127.

      [74] Nos referimos a la tesis de doctorado que la investigadora sustentó en el 1975. Véase Adela Yarbro Collins, “The Combat Myth in the Book of Revelation”, en Harvard Dissertations on Religion, núm. 9, Missoula, Montana, Scholars Press, 1976, pp. 8-9, 10-11, 16.

      [75] Los títulos que vienen entre corchetes y en cursivas no aparecen en el plan presentado en la p. 19. Aquí hemos tratado de combinar ese plan con otro, menos detallado, presentado en la p. 47.

      [76] Véase Adela Yarbro Collins, op. cit., p. 19.

      [77] Elisabeth Schlüssler Fiorenza, Book of Revelation: Justice and Judgment, Filadelfia, Fortress Press, 1985, pp. 170-180; Eadem, Revelation: Vision of a Just World, Filadelfia, Fortress Press, 1991, pp. 35-36.

      [78] Tratado…, p. 116-117.

      [79] Ibid., p. 118: “Había muchos siervos de Dios que tenían espíritu profético, como parece en Dionisio, obispo de Alejandría, que declaró ser Valeriano, por quien dixo san Juan que le fue dada boca de blasfemia”.

      [80] Ibid., pp. 119-120.

      [81] Se trata de aquellos que, según Gregorio López, que poseían el don profético durante las diversas etapas de la historia de la Iglesia, contando desde los primeros apóstoles.

      [82] Tratado…, pp. 118-119.

      [83] Felise Tavo, “The Structure of the Apocalypse. Re-Examining a Perennial Problem”, en Novum Testamentum, 2005, vol. 47, fasc. 1, pp. 47-68.

      [84] A eso refiere, por ejemplo, el fragmento Apoc. 1:3, en donde se dice: “μακάριος ὁ ἀναγινώσκων καὶ οἱ ἀκούοντες τοὺς λόγους τῆς προφητείας καὶ τηροῦντες τὰ ἐν αὐτῇ γεγραμμένα, ὁ γὰρ καιρὸς ἐγγύς”. Eso corresponde con la traducción según Reina-Valera: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca”. Cabe señalar que el verbo ἀναγι(γ)νώσκω significa no sólo “leer” sino “leer en voz alta” y se refiere al proceso de la lectura pública durante la sesión de una asamblea, véase Tavo, op. cit., p. 57.

      [85] Felise Tavo, op. cit., pp. 56-58.

      [86] Ibid., p. 59.

      [87] Tratado…, p. 283.

      [88] Adela Yarbro Collins, op. cit., pp. 17-19.

      [89] Felise Tavo, op. cit., p. 60.

      [90] “If he wanted his hearing audience to recognize seven visions in 12-14 and again in 19:11-20:15, he probably would have told them so as he has done elsewhere”. Ibid. Lamentablemente aquí no podemos dar explicaciones sobre el problema de las “transiciones” que pone Felise Tavo para subrayar ciertos puntos de su estructuración del Apocalipsis, porque eso ya no tiene paralelo con la estructuración de Gregorio López. Sin embargo, señalemos algunos momentos que podrían parecer interesantes para el lector. Al haber caracterizado todos los siete puntos de su plan, Felise Tavo pone el problema de unos fragmentos transitorios que marcan la vinculación con el fragmento anterior y al mismo tiempo sirve de introducción al fragmento posterior, indicando también el fragmento litúrgico en donde se dice sobre la litúrgica celestial que se celebra delante el Trono del Señor; Tavo enumera por lo menos seis fragmentos que dicen sobre tal liturgia. Véase Felise Tavo, op. cit., p. 62. Por ejemplo, en el fragmento 16:17-19:10 el primer verso (es decir, 16:17) cierra la serie de los cálices; las plagas descritas en 16:18-21 aparecen como consecuencias del derramamiento del séptimo cáliz y al mismo tiempo indican la caída de Babilonia, que a su vez nos remite (en los capítulos 17-18) a la caída de Satanás en la siguiente serie de las visiones. Según nuestro parecer, esa teoría de “transiciones” parece un poco forzada por la enorme longitud de aquellos fragmentos que deberían de haber servido como “fragmentos de transición”, aunque forman un sistema ordenado y bien estructurado de la composición del Apocalipsis.

      [91] Tratado…, pp. 239-246.

      [92] La equiparación “judíos” igual a “justos” está basada en una falsa etimología; de todos modos, tal razonamiento tenía su propia lógica para Gregorio López. Los “justos” (tzadikim) eran los judíos que formaban parte de la Iglesia veterotestamentaria; de igual manera los “justos” son aquellos judíos que luego han recibido a Jesucristo como Mesías; precisamente esos judíos aparecen como los 144 000 “elegidos” en la visión de la Jerusalén celeste, véase Ivan Kopylov, “¿Fue Gregorio López un criptojudío?: intento de precisar algunos puntos controvertidos de la biografía de un ermitaño novohispano”, en Silvia Hamui Sutton (coord.), Criptojudíos, siglos xvi-xviii, México, Centro de Documentación e Investigación Judía de México, 2019, pp. 104-111.

      [93] Tratado…, pp. xxii-xxiii.

      [94] Ibid., pp. xxiii-xxiv.

      [95] Tratado…, pp. xxv-xxvi.

      [96] Ibid., p. xxi.

      [97] Ibid., p. 35.

      [98] Podemos trazar un paralelo con la metodología de un investigador católico contemporáneo, Jan Lambrecht, según el cual los acontecimientos del Apocalipsis se desarrollan en orden cronológico directo, sin recapitulaciones ni reiteraciones quiásticas. Las reiteraciones más bien tienen valor retórico para atraer la atención de los oyentes; por eso la teoría de recapitulaciones formulada por Victorino de Petovio

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