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democracia enferma

       El elefante encadenado

       La isla de la fantasía

       Trumpismo sin Trump

       ¡Hijos míos!

       Patriotas

       Utensilios

       Derechos y humanos

       Elige matar

       El imperio del mall

       Aprendices de brujo

       Bananeros

       Hágase la luz

       Semana negra

       Nosotros

       El asilo contra la opresión

       La mala educación

       El sueldo de Chile

       Una gran hacienda

       Un pedestal vacío

       Justo antes del amanecer

       ¿Quién le teme a Izkia Siches?

       La catástrofe

       Giles

       El empleado del mes

       Mano de obra

       El Antiguo Régimen

       Un día luminoso

       El terremoto y el arcoíris

       Esa gente

       Los valores de la familia

       El fin y los medios

       Catarsis

       El robo de Gil

       Hay vacantes

       La señal y el ruido

       Hombrecitos o rebeldes

       ¿Y AHORA, QUÉ?

       Casapiedra, 2012

       Los oligarcas

       La defensa

       El conflicto: sobreproducción de élites

       La rebelión de los mayordomos

       La estrategia

       Un capitalismo inviable

       Cómo formar una ciudad

       Una polis

       Nota Final

       Notas

       Algunos títulos de la Colección Tal Cual Catalonia - Escuela de Periodismo UDP

      A Blanca, por las risas, las aventuras y las lágrimas, compartidas y por compartir.

      A Marina y Eloy, por hacer que cada día merezca ser vivido.

      A Rosmarie, mi mamá, por creer siempre en mí.

      A los científicos, médicos y personal de la salud, que han dado la batalla por todos nosotros.

      Y a todas las familias que hoy tienen un puesto vacío en sus mesas.

      Y sin embargo, la esperanza

      Durante los últimos dos años, los chilenos hemos vivido en una montaña rusa. Del estallido a la Convención Constitucional. De un lejano virus a las cuarentenas, el aislamiento y las muertes. De una sociedad de clase media al regreso de la pobreza dura, los campamentos y las ollas comunes. De la violencia urbana a los atropellos a los derechos humanos, de los toques de queda a los militares en la calle. Como nos advertía Nicanor Parra al invitarnos a su Montaña Rusa, “suban, si les parece / claro que yo no respondo si bajan / echando sangre por boca y narices”.

      Aunque a esta montaña nadie decidió subirse, los efectos sobre nuestra salud física, mental y social han sido devastadores.

      Y sin embargo, la esperanza.

      Estos dos años terribles, desgastantes, sufrientes, han estado marcados siempre por la esperanza. Había esperanza en esa explosión participativa de la marcha más grande de la historia, en un acuerdo histórico para escribir

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