Скачать книгу

valiente y protectora del grupo. Martín, innovador y competitivo. Federico, una enciclopedia sobre ruedas. Jacobo, el pelirrojo ocurrente. Por cierto, el único que está solo en su posición.

       Poner en equilibrio las cosas que importan

      Las personas no se definen solo por su solvencia profesional. Cada vez más se valoran otras aptitudes —gustos, aficiones, compromisos— en la capacitación de los trabajadores, no digamos en la de los amigos y familiares. Una persona con inquietudes tiende a desarrollar entendimiento y cultura. Y eso no le viene mal ni al analista ni al mecánico fresador. No solo eleva el nivel de solvencia personal, también el de bienestar, lo cual es bastante productivo para las empresas que nos contratan o para los proyectos que emprendemos. Todas las compañías adaptadas a los tiempos que corren asumen la importancia del universo personal y fomentarlo resulta estratégico si el objetivo es retener talento. Algunas sedes integran restaurantes temáticos, salas de juego, de lectura y, ¡atención!, áreas de siesta. Después de un sueñecito de diez minutos, resulta que el trabajador está más en forma que antes. No es una cuestión altruista, sino productiva. Si el entorno es sensible y humano, si nos sentimos valorados e integrados, funcionamos mejor. Ahora se habla de storytelling para casi todo. Cuéntame una historia, emocióname, demuéstrame que te importo. Muchos hoteles han optado por personalizar las plantas para que el cliente se sumerja en una experiencia diferente. Es lo que hace, por ejemplo, el hotel Silken Puerta de América, situado en la ciudad de Madrid. Cada una de sus doce plantas fue creada por un arquitecto o diseñador con la misión de despertar los sentidos de futuros huéspedes. Y ese cometido no se lo encargaron a cualquiera, por cierto. Zaha Hadid, Jean Nouvel, Norman Foster y hasta quince artistas más contribuyeron a que el hotel pueda decir en su promoción: «Cada una de las plantas propone un concepto distinto de habitación. Todas juegan con diversos materiales, colores y formas, donde la creatividad y la libertad en el desarrollo de cada uno de los espacios han marcado la obra. El Puerta América es un espacio ecléctico que no renuncia a la comodidad, sus habitaciones con todo lujo de detalles incitan al huésped a descubrirlas, interactuando con ellas mediante los sentidos, verlas, tocarlas e incluso olerlas. Alojarse en el Puerta América es vivir una experiencia de sensaciones únicas e inolvidables».

      La moderna señalética de los edificios tiende también a traspasar la tradicional frontera de los sistemas de direccionamiento y posición para proponer experiencias particulares. Un vistazo a las sedes de las nuevas tecnológicas nos lo deja claro. ¿Qué se consigue a cambio? En una época de desafección entre empleados y empresas, convertir el centro de trabajo en un lugar-espectáculo diríase que busca no solo impresionar al visitante, sino más bien estimular al trabajador y hacer que recupere el perdido orgullo de pertenencia a una firma, aunque sea mediante signos externos llamativos y hasta ostentosos. «Porque tú lo vales», parece ser el mantra del que nos quieren convencer para comprar nuestras voluntades y, de paso, hurgar en nuestros bolsillos.

      Eso lo saben todos menos algunos dinosaurios que sobreviven de manera inexplicable a su periodo de extinción. La naturaleza no es tan sabia como nos cuentan.

       Respuesta automática del correo de Juan José en una fecha especial:

      Hola,

      Actualmente me encuentro esperando la llegada de mi primer hijo, por lo que no podré contestar rápidamente a los correos. Para cualquier cuestión urgente relativa a MTZ Services, por favor, contacta con Mario Apellido ([email protected]) o Rafael Apellido ([email protected]).

      Saludos.

      Pues eso, poner en equilibrio las cosas que importan.

      1- Marçal Moliné. Malicia para vender con marca (14). Deusto.

Portadilla

      Es poco habitual que la persona se retire a pensar. Carecemos de disciplina para reflexionar sobre lo que nos rodea, las conductas, los movimientos… Como mucho, tenemos opinión. Y la opinión se forja en el debate, al que sí nos abonamos con soltura. Hablamos en voz alta, para afuera. Pero poco sin voz, hacia adentro. Se diría que necesitamos una excusa para pensar. A veces nos sentamos a escribir, ahora que las redes sociales lo demandan es más usual, y nos salen ideas que ni siquiera sospechábamos. Otras, es en una conversación donde descubrimos nuestra opinión y conocimientos. No es infrecuente que, en esas ocasiones, las personas que conviven con nosotros exclamen perplejos: «¡No te conozco!, no sabía que tenías esa idea de las cosas, de la política, de las relaciones». Hablar, escribir, pensar, es darle vueltas a la misma cosa. Y algunas actividades lo potencian. Resulta paradójico, pero algunos corredores —no los que llevan los cascos en la oreja, esos no— utilizan su tiempo de ejercicio para darle vueltas a la cabeza. Es una distracción que hace más llevadero el esfuerzo, a veces lo camufla. Se corre una hora, dos, sin apenas consciencia del espacio y tiempo, solo dándole vueltas a una idea. Al regresar, no es raro lanzarse sobre el papel o el teclado para reflejar ese pensamiento que hemos ejercitado a la vez que el cuerpo, no vaya a ser que se volatilice. ¿Cuántas ideas soñadas y no anotadas hemos rebuscado al día siguiente sin encontrar? Más vale que, si tienes la suerte de que algo se te ocurra, lo apuntes. Porque ese momento es probable que no vuelva y tu luminosa idea se pierda como lágrimas en la lluvia, que decía el replicante de Philip K. Dick.

       Por qué corres

      Juan Carlos es un médico internista vocacional cuya entrega es total, tanto a su profesión como a sus aficiones. Es también un veterano corredor, curtido en todo tipo de distancias. Corre y piensa, corre y repasa, corre y conversa. Recuerda, memoriza, ensaya. Por eso, cuando le preguntaron «¿Por qué corres?», la respuesta le salió del tirón:

      —El motivo original ni lo recuerdo. Para mantenerme en forma, que es como no decir nada. Por salud, para producir endorfinas, generar dopamina, fabricar antioxidantes. Los beneficios son científicos, físicos. Y porque me sienta bien, lo necesito, me gusta.

      —Corro porque es una liberación, una manera de aliviar tensiones. Correr me aleja del estrés y también de hábitos menos saludables. En momentos de máxima tensión, me pongo las zapatillas y me olvido.

      —Corro porque me cuesta trabajo, porque es un esfuerzo. Por la recompensa. Cuando acabas una carrera, la rememoras y disfrutas en función del sufrimiento superado.

      —Corro porque, si no lo hago, lo echo de menos. Porque veo a los demás correr y quiero estar ahí, porque me lo pide el cuerpo.

      —Corro porque me da muchas satisfacciones. Entre otras, moverme por sitios. Siempre que voy a algún nuevo lugar salgo a la calle a correr, a veces me pierdo, no sé volver, pero muchas, casi siempre, llego a rincones que no visitaría. Subo y bajo las montañas, me meto en los barrios, miro, observo, aprendo.

      —Y corro también porque me ayuda a pensar, ¡cuántas ideas han brotado mientras estaba en carrera!

      —Corro una hora, a veces dos, a veces más. Una entera hora pensando es un lujo, una maravilla. He memorizado conferencias, desarrollado estrategias, retenido letras de canciones. He resuelto problemas y abierto caminos.

      —He llegado a creer —concluyó Juan Carlos— que correr es una actividad más intelectual que física, así de sesgada es mi visión. Aunque quizá no tanto: siempre se ha dicho que se corre con la cabeza, y eso es una definición que comparto al cien por cien.

      De modo que todo lo que ayude a pensar, bienvenido sea. Dicen los que practican la meditación que determinados ejercicios mentales y de relajación consiguen bajar la presión de la sangre y disminuir la frecuencia de latidos. ¡Como el deporte! Que se alcanza un estado más equilibrado, más calmado. ¿Sabes cómo te deja una carrera de diez, veinte, cuarenta kilómetros? Decir calmado es poco. Te deja suave, liso. La voz fina, el cuerpo tendido, los brazos abiertos. Dicen que la meditación

Скачать книгу