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      PREFACIO

       Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.

       La tierra era un caos total,

       las tinieblas cubrían el abismo,

       y el Espíritu de Dios se movía

       sobre la superficie de las aguas.

       Génesis 1:1-2

      El objetivo de esta obra es estudiar la idea, el concepto y la naturaleza de Dios según se presenta en los diversos relatos narrativos y poéticos de la Biblia hebrea o el Antiguo Testamento cristiano. Particularmente identificaremos y explicaremos porciones bíblicas que presentan características divinas importantes. Evaluaremos y exploraremos porciones que pueden contribuir a subrayar, apreciar e interpretar los valores teológicos, éticos, morales, educativos, sociales y espirituales asociados al Dios que se revela en la literatura bíblica. Estudiaremos y analizaremos textos que pueden contribuir positivamente a la valoración adecuada y comprensión pertinente del Dios vivo (Sal. 42–43) que, en efecto, es el personaje más importante de la literatura bíblica.

      La primera gran sección se conoce como la «Torá», que en su sentido amplio se entiende como ley, aunque desde una perspectiva más estricta significa «instrucción». Incluye los primeros cinco libros de la Biblia, es decir, el Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.

      La segunda sección, a la cual nos referimos como «Profetas», comprende libros narrativos (desde Josué hasta 2 Reyes, conocidos como profetas anteriores) y también proféticos (Isaías, Jeremías, Ezequiel y los Doce, conocidos como profetas posteriores). Los llamados Doce, en las comunidades cristianas, se identifican como los doce profetas menores, que esencialmente son una especie de exégesis e interpretación histórica y teológica de la Torá.

      La redacción del Antiguo Testamento es el resultado de un proceso histórico y teológico extenso e intenso que tomó alrededor de mil años en completarse. Desde las primeras expresiones poéticas orales hasta la redacción de la literatura narrativa, profética y de sabiduría, el Antiguo Testamento recoge en sus páginas un largo proceso de formación espiritual, religiosa, social y política que tiene sus comienzos históricos en antiguas comunidades nómadas.

      La teología del Antiguo Testamento puede describirse como el resultado de un largo proceso de estudio riguroso y de presentación sistemática de las ideas y conceptos sobre Dios que se incluyen en la primera sección de las Biblias cristianas. Esas ideas y conceptos le dan cohesión y unidad a todo el Antiguo Testamento; además, sirven de base para la comprensión de la divinidad que manifiesta su nombre a Moisés y que luego en la historia es reconocido como «el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo».

      El estudio de los conceptos que se relacionan con Dios en la Biblia son de importancia capital para pastores y pastoras, estudiantes de teología en seminarios e institutos bíblicos y personas laicas interesadas en crecer espiritualmente y desarrollarse en la fe. En primer lugar, el presupuesto teológico y metodológico más importante para entender la Biblia, específicamente para comprender el Antiguo Testamento, es la existencia de Dios, que no se pone en duda en las narraciones bíblicas y que se presupone y presenta claramente desde los comienzos mismos del Libro de Génesis (Gn. 1:1). Es importante notar, además, que el protagonista indiscutible de las narraciones de liberación y de las acciones salvadoras hacia el pueblo de Israel es Dios. El personaje fundamental, que se reveló a los padres y a las madres de Israel, y que en momentos de crisis nacional intervino en la historia de manera redentora, no es otro sino Dios, el Señor creador de los cielos y de la tierra.

      En torno a ese Dios redentor y liberador se predican sermones y se presentan estudios

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