Скачать книгу

de su número de BPL (véase cuadro orientativo en la página 32).

       Para terminar

      Contar las brazadas es un comienzo, pero no es un remedio mágico. Le servirá para recoger información sobre su eficiencia vuelta tras vuelta, pero sólo incrementará esa eficiencia hasta cierto punto. El aumento regular de la eficiencia se debe principalmente a la reducción de la resistencia al avance y de la turbulencia. Para conseguir un mejor equilibrio, una postura más hidrodinámica, un perfil más estilizado y unas brazadas más suaves hay que hacer muchos ejercicios, nadar muy conscientemente y concentrarse en objetivos muy claros. Empecemos pues a aprender cómo puede practicar todo eso usted mismo.

       Elegir eficazmente el número de BPL

      Mantenga las siguientes observaciones en mente a la hora de tomar decisiones respecto al número de brazadas.

      Con su BPL más bajo debe ser capaz de nadar:

      a) Casi sin esfuerzo

      b) Con fluidez y tranquilidad

      c) Con una patada relajada

      No obstante, debe requerir concentración para mantenerlo durante más de un largo o dos.

      Nadar en la mitad baja de su franja de BPL; aunque se reduce la velocidad, ayuda a:

      a) Adquirir el hábito de nadar con brazadas más largas

      b) Mantener la eficacia a velocidades altas

      c) Mantener la eficacia en distancias largas

      Cuando decida aumentar su número de BPL para nadar más rápido, debe tratarse de:

      a) Algo que puede hacer manteniendo la fluidez y el control

      b) Una elección que le hace aumentar la velocidad con muy poco esfuerzo adicional

      c) Un ejercicio de coordinación, no de entrenar «más duro»

      CAPÍTULO 6

       La fluidez es mejor que la potencia

      El gran entrenador canadiense Howard Firby, durante una charla en un centro de entrenamiento en 1974, dijo que la mayoría de las personas conciben los estilos en dos partes, la parte de brazos, que se ocupa de tirar del cuerpo, y la parte de piernas, cuya misión es empujarlo. Como consecuencia, la enseñanza tradicional de la natación se ha centrado sobre todo en cómo tirar y en la patada, y los nadadores entrenan innumerables horas con tablas de natación pull-buoy y palas para fortalecer los brazos, y tablas para fortalecer las piernas. Yo creo que este enfoque limita el progreso del nadador en lugar de ayudarlo. Para recapitular: (1) la longitud de la brazada es el factor más importante para nadar bien, y (2) evitar la resistencia al avance es lo que más le ayudará a mejorar su LB. En este capítulo le enseñaremos cómo evitar en la medida de lo posible la resistencia del agua al avance.

      En septiembre de 1978 yo comencé a entrenar a nadadores en una piscina que tenía una ventana que me permitía verles debajo del agua. La primera vez que la empleé para observar cómo entrenaban mis nadadores me percaté de algo que no había visto desde la otra perspectiva. Cuando los nadadores hacían su salida desde la pared, los que mantenían una posición más hidrodinámica surcaban el agua como una flecha, como peces en un acuario... hasta que comenzaban a nadar. Tan pronto como empezaban a mover los brazos y las piernas, su velocidad se reducía drásticamente y parecían dedicar mucha más energía a crear turbulencia que a moverse hacia delante. Enseguida comprendí que todo lo que pudiera enseñarles para mantener una ejecución más hidrodinámica durante todo el largo les ayudaría a aumentar su velocidad más que cualquier cosa que pudiera enseñarles sobre la brazada, la patada o cualquier otro ejercicio de entrenamiento que pudiera concebir.

      La resistencia al avance es la razón por la que ningún ser humano ha sobrepasado la velocidad de 8 km/h en natación, a pesar de que los peces nadan diez veces más rápido empleando una potencia mucho menor. Los peces nadan bajo el agua y siempre son hidrodinámicos; por el contrario, los seres humanos tienen la desventaja de tener que nadar la mayoría del tiempo en la superficie y tener que mover las manos y los pies, lo que demasiadas veces acaba siendo una manera de agitar el agua. Por tanto, hasta los mejores nadadores —lo bastante eficientes como para nadar 25 metros de crol con sólo ocho o nueve brazadas— dedican más del 90% de su energía a vencer la resistencia al avance.

      En un medio tan denso como el agua, reducir la resistencia al avance produce unos beneficios enormes, incluso cuando se nada a una velocidad moderada. Además, puesto que la resistencia incrementa de forma exponencial con la velocidad, el ahorro de energía que se consigue evitando la resistencia al avance también aumenta exponencialmente a medida que el nadador aumenta la velocidad.

       El agua es un muro

      Como pude observar desde aquella ventana de la piscina, los seres humanos podemos llegar a parecer peces durante un momento, al impulsarnos para salir, pero en cuanto comenzamos a dar brazadas, nuestro perfil, siempre cambiante, es muy poco adecuado para moverse a través del agua. La diferencia más importante entre los nadadores veloces y los lentos es que los más veloces mantienen una forma más larga y estilizada durante la natación. Para reducir la resistencia al máximo, es útil entender que existen tres tipos distintos de resistencia al avance. Dos de ellos pueden reducirse al mínimo mediante cambios en la técnica, y el otro, cambiando de bañador.

      Resistencia debida a la forma. Es la causada por la forma del cuerpo. Al nadar, se empuja el agua delante del cuerpo, creando así un área de presión más alta. De la misma manera, se deja un área de presión más baja detrás del cuerpo, que lo arrastra hacia atrás con efectividad. Ésa es la razón por la que a los nadadores, cuando entrenan, les gusta seguir a otros nadadores (la zona de baja presión que deja el nadador arrastra al que le sigue hacia delante), como a los ciclistas del tour de Francia y los pilotos del Nascar. Este tipo de resistencia aumenta más que la velocidad: cuando se nada el doble de rápido, la resistencia es cuatro veces mayor.

      Dado que el tamaño y la forma del cuerpo del nadador determinan este tipo de resistencia, la mejor manera de reducirla al mínimo es deslizarse por el «orificio» más pequeño posible en el agua. Si está usted en una posición perfectamente hidrodinámica —como en la salida— cualquier movimiento de los brazos, piernas o cabeza aumentará este tipo de resistencia. Por lo tanto, dedicar una hora a concentrarse pacientemente en cómo permanecer más alargado y más estilizado al nadar y respirar puede reportar muchos más beneficios que cien horas de entrenamiento sin propósito.

image

      En espalda y crol, la resistencia debida a la forma del cuerpo es más baja cuando se mantiene el cuerpo alineado, completamente extendido y con uno de los hombros claramente fuera del agua; por lo tanto, debería intentar mantener esa posición un poco más de tiempo en cada brazada.

      En braza y mariposa, este tipo de resistencia es más baja cuando el cuerpo está extendido justo por debajo de la superficie. En braza, debería intentar mantener esa posición durante unos dos tercios de cada ciclo de brazada. En mariposa, debería mantener esa posición durante un momento entre las brazadas.

      Resistencia debida a las turbulencias. Ésta consume cantidades asombrosas de energía: cuanto más grande es la ola, más alto es el gasto de energía. Cuando doblas la velocidad, se consume ocho veces más energía produciendo olas o turbulencias. Ésta es la razón principal por la que los peces —y los seres humanos que mantienen una posición hidrodinámica debajo del agua— son mucho más rápidos: porque bajo el agua no se producen olas, de manera que este tipo de resistencia desaparece. Por tanto, los nadadores competitivos intentan mantenerse bajo el agua durante los quince primeros metros (el máximo permitido según las normas) después de cada giro. Es también por esto que los nadadores más bajitos suelen ser más competitivos en los estilos de braza y mariposa, que se nadan parcialmente bajo el agua. Como veremos después, ser alto —o nadar con el cuerpo

Скачать книгу